Alzan las voces de paz contra la guerra en Viacrucis en Coliseo Romano
Las meditaciones son testimonios dados al Papa por hombres y mujeres de diversas regiones del mundo que viven la violencia, la pobreza y la injusticia
Proceden de tierras heridas por bombas, disparos, misiles u odios fratricidas. Son hombres y mujeres, jóvenes y ancianos, padres o consagrados.
Sus testimonios de dolor y sufrimiento, llegados a manos del Papa Francisco desde distintos continentes, han inspirado las meditaciones de las 14 Estaciones del Viacrucis, camino de la cruz, que se desarrolla este 7 de abril en el Coliseo de Roma.
Y es que el Santo Padre quiso que el hilo conductor de la oración de este año fuera “Voces de paz en tiempos de guerra”.
En el caso de Europa se mencionan dos pueblos, el ucraniano y el ruso, porque la guerra que estalló el año pasado es un conflicto que está constantemente en el centro de la atención del Pontífice.
UNA ‘DECISIÓN’ POR LA PAZ EN TIERRA SANTA
El camino de la Cruz serpentea desde Tierra Santa, donde “la violencia parece ser nuestro único lenguaje”.
En este contexto “lleno de odio y rencor”, la llamada es a tomar una “decisión” de paz. A continuación se pronuncia la siguiente oración: “Cuando condenamos a nuestros hermanos sin apelación” y “cuando cerramos los ojos ante la injusticia: ¡Ilumínanos, Señor Jesús!”.
EL VIACRUCIS DE UN EMIGRANTE DE ÁFRICA OCCIDENTAL
El testimonio de un emigrante de África Occidental es conmovedor al relatar su “viacrucis” marcado por el encarcelamiento y la tortura en Libia y las travesías marítimas, como la realizada en una lancha neumática con 100 personas.
“Cada noche le preguntaba a Dios por qué: ¿por qué hombres como nosotros nos consideran enemigos? “Líbranos, Señor Jesús”, es la oración, de “juicios precipitados”, de “charlas destructivas”.
LAS ‘CAÍDAS’ DE LOS JÓVENES DE CENTROAMÉRICA
La meditación de la tercera estación, aquella en la que Jesús cae por primera vez, es de jóvenes de Centroamérica. Estos jóvenes también hablan de caídas: “pereza”, “miedo”, “desánimo” y “promesas vacías de una vida fácil pero sucia de codicia y corrupción”.
“Demasiadas familias”, escriben, “siguen llorando la pérdida de sus hijos”. Y, rezan, de nuestra “pereza”, “tristeza”, “abatimiento” y también de “pensar que ayudar a los demás no es cosa nuestra” “¡Levántanos, Señor Jesús!”.
EN SUDAMÉRICA LA MADRE QUE AYUDA A PREVENIR ACCIDENTES EN LAS MINAS
De nuevo desde América, esta vez del Sur, la voz de una madre víctima de un bombardeo guerrillero en 2012. Lo que la aterrorizó fue ver a su hija de 7 meses con trozos de vidrio clavados en su carita.
“¡Lo que debió ser para María ver el rostro de Jesús hinchado y ensangrentado!”. “En el rostro desfigurado de los que sufren: ¡Concédenos reconocerte, Señor Jesús!” es la invocación.
VÍCTIMAS DEL ODIO EN ÁFRICA, ASIA MERIDIONAL Y ORIENTE PRÓXIMO
Tres emigrantes de África, Asia Meridional y Oriente Próximo entrelazan sus historias: son diferentes, pero están unidos por ser víctimas del odio.
Lo que “una vez vivido, no se olvida...”. De ahí la petición de perdón a Dios porque “te hemos despreciado en los desgraciados” y “te hemos ignorado en los necesitados”.
EL SACERDOTE TORTURADO DURANTE LA GUERRA DE LOS BALCANES
Un sacerdote da voz a la península balcánica: párroco en plena guerra, fue deportado a un campo sin comida ni agua: “Me amenazaron con arrancarme las uñas, con desollarme vivo”.
Una vez suplicó a un guardia que lo matara, pero una mujer musulmana le llevó comida y ayuda: ‘Ella fue para mí como la Verónica para Jesús’. Danos tu mirada, Señor Jesús”, es la súplica, “para cuidar a los que sufren violencia” y “acoger a los que se arrepienten del mal”.
LA ESPERANZA DE DOS ADOLESCENTES NORTEAFRICANOS
Dos adolescentes del norte de África, Joseph (16) y Johnson (14), que viven en campos de desplazados, dicen que quieren estudiar y jugar, pero no tienen ni espacio ni oportunidad:
“La paz es buena, la guerra es mala. Me gustaría decírselo a los líderes del mundo”. “En la lucha por construir puentes de fraternidad - es su oración - ¡Haznos fuertes, Señor Jesús!”.
LOS PUEBLOS DEL SUDESTE ASIÁTICO QUE AMAN LA PAZ
Los fieles del Sudeste Asiático también hablan al mundo: “Somos un pueblo que ama la paz, pero estamos aplastados por la cruz del conflicto...”.
Las mujeres dan fuerza, como la monja que “se arrodilló ante el poder desplegado de las armas”. Del comercio de armas sin escrúpulos: ¡Conviértenos, Señor Jesús!”, rezan.
LA MONJA QUE ENSEÑA VALORES A LOS NIÑOS DE ÁFRICA CENTRAL
Es una monja también la voz de África Central que relata la terrible mañana del 5 de diciembre de 2013, cuando los rebeldes asaltaron su aldea:
“Mi hermana desapareció y nunca volvió. Ella gritaba: “¿Por qué?”. Pero de Dios sacó la fuerza para amar: “Todo pasa menos Dios”. “Restáuranos”, pide a Dios, del miedo a ser “incomprendida” y “olvidada”.
EL TESTIMONIO DE UN JOVEN UCRANIANO Y OTRO RUSO
En la décima estación, las meditaciones corren a cargo de un joven ucraniano y un joven ruso. El primero relata su huida de Mariupol a Italia, con su padre varado en la frontera, y su regreso a Ucrania.
“Hay guerra en todos los bandos, la ciudad está destruida”.
El segundo recuerda a su hermano mayor muerto y a su padre y abuelo desaparecidos:
“Todos nos decían que teníamos que estar orgullosos, pero en casa sólo había sufrimiento y tristeza”. Piden al Señor la purificación del “resentimiento”, del “rencor”, de las “palabras y reacciones violentas”.
EL ‘CALVARIO’ DE UN JOVEN DE ORIENTE PRÓXIMO
El sufrimiento también lo comparte un joven de Medio Oriente que desde 2012 vive una guerra “cada día más horrenda”. Huyó con sus padres:
“Otro calvario...”. “Sánanos, Señor Jesús” de la “cerrazón”, el “aislamiento”, la “desconfianza y la sospecha”.
LA MADRE DE ASIA OCCIDENTAL QUE PERDIÓ A SU HIJO PERO NO PIERDE LA ESPERANZA
Palabras de esperanza de una mujer de Asia Occidental que vio morir a su hijo pequeño bajo una granada de mortero junto a su primo y vecino:
“La fe me ayuda a esperar, porque me recuerda que los muertos están en los brazos de Jesús”. Pide a Cristo: “Enséñanos” a “perdonar, como tú nos has perdonado”.
EL RECUERDO DE LA HERMANA ASESINADA EN ÁFRICA ORIENTAL
Una monja de África Oriental revive la muerte de su hermana a manos de terroristas el día en que su país celebra el Acuerdo de Independencia.
“El día de la victoria se convirtió en derrota”. Es Cristo, sin embargo, asegura, “nuestra verdadera victoria”. “Tú que muriendo destruiste la muerte: ¡ten piedad de nosotros, Señor Jesús!”.
LAS NIÑAS SUDAFRICANAS QUE PERDONAN A LOS REBELDES
Por último, las historias de las niñas del Sur de África, secuestradas y maltratadas por los rebeldes: ‘Despojadas de ropa y dignidad, vivíamos desnudas para no escapar’.
Después de haber escapado, ahora escriben: ‘En el nombre de Jesús les perdonamos por todo lo que nos han hecho’. “Guárdanos, Señor Jesús” en el “perdón que renueva el corazón”.
14 ‘GRACIAS’
El Viacrucis concluye con una oración de “14 gracias” al Señor: “Gracias por la luz que has encendido en nuestras noches y reconciliando toda división nos has hecho a todos hermanos”.