Mayapolis: la gentrificación en la Riviera Maya
Mayapolis nos plantea el impacto que ha tenido esta nueva forma de turismo en la península del sur de México tanto por el aspecto ambiental como por el social
Texto: Andi Sarmiento
CIUDAD DE MÉXICO._ Con las modificaciones al artículo 27 constitucional, primero con Carlos Salinas de Gortari y luego con las reformas estructurales de Enrique Peña Nieto, se dio el poder a grandes empresas de comprar el territorio y manipularlo a su conveniencia. Como resultado, se han derrumbado hogares y talado miles de árboles, pero se ha disfrazado bajo el discurso de que se generan más empleos y que se hace por el progreso cuando la realidad es que solo están despojando a la gente y los animales de la vida que les pertenece.
Llegan, destruyen tu casa, se roban tus recursos para construir un proyecto gigante y se lavan las manos ofreciéndote trabajo ahí. Esto sucede con empresas privadas de la misma forma que con megaproyectos impulsados por el gobierno.
Mayapolis es un pequeño documental realizado por Renaud Lariagon en el cual se analiza la situación de gentrificación y urbanización que se ha ido desarrollando en la península de Yucatán a lo largo de las décadas así como la forma de turismo que ha modificado los estilos de vida de la población de la región.
Con el incremento de la industria hotelera el turismo se ha transformado en algo más intrusivo para el entorno; ya no es únicamente viajar para conocer y apreciar un sitio nuevo, también es viajar para ser servido. Con tantos hoteles y tours se paga por las comodidades más que por lo que ofrece el lugar en sí, es decir, puedes explorar la zona de la misma manera en que puedes quedarte en una alberca todo el día o ir a algún club nocturno. Si bien esto siempre ha sido así, es un hecho que ha ido en aumento conforme la industria hotelera se ha expandido.
Dicha expansión ha provocado que mucha gente deba trasladarse a otro sitio formando una notoria diferencia entre las zonas hoteleras y las menos visitadas, como sucede por ejemplo en Cancún, donde esta desigualdad es muy notoria.
Por otro lado, está también el auge de los Airbnb, que sumado a la pandemia y los trabajos en línea, han impulsado lo que llaman turismo residencial. Esto implica no solo ir de vacaciones de la manera tradicional sino ya vivir en el lugar durante un tiempo.
El filme nos plantea el impacto que ha tenido esta nueva forma de turismo en la península del sur de México tanto por el aspecto ambiental como por el social.
Por un lado, esta mega expansión implica la destrucción de miles de hectáreas principalmente en la costa, alterando los ecosistemas de la zona. Por otra parte, rompe con la organización social al obligar al pueblo a desplazarse, pues la llegada de los extranjeros no solo viene con un aumento en los precios, igual las autoridades se encargan de mover a todo lo que no es llamativo, como lo puede ser un vendedor ambulante. Al mismo tiempo buscan que haya cierto estilo predeterminado en las calles y fachadas, dejando a todo lo que pueda arruinar la imagen fuera en las periferias y quitándole a un sector su vida cotidiana.
De ahí surge el furor de los Pueblos Mágicos, regiones que se dejaron de ver como espacio de vivienda para convertirlas en negocio.
Y esto pasa igual con el lugar físico como con la cultura en general. Lo que atrae en el sur, además de la biodiversidad, es el concepto de lo indígena, utilizado comúnmente como herramienta de venta.
Al ponerle la palabra maya a un producto automáticamente se convierte en atracción turística y por ende, su valor aumenta. Pero los pueblos indígenas son los últimos beneficiados con todo esto.
Se realiza comercio en su nombre cuando la mayoría de las veces no se les consulta ni se les dan las ganancias que merecen. Simplemente se les trata como estrategia de mercadotecnia en lugar que como las personas que son.
Los indígenas son volteados a ver cuando hay algún interés de por medio, cuando se trata de su verdadera vida diaria, las costumbres y las resistencias son oprimidas e ignoradas. Se habla de las artesanías pero no de la discriminación, se inauguran proyectos turísticos que dicen maya en el nombre pero los beneficiados son personas que probablemente no puedan elaborar una oración en esta lengua.
El problema de la gentrificación en México está siendo cada vez más sonado, pues poco a poco se ha vuelto más visible en distintas regiones del país y una buena parte de la población se ha visto desplazada por la masiva cantidad de turistas que vienen para quedarse un buen rato. Es por ello que cuando hablamos de defensa de la tierra, hablamos también de defender la cultura, la vida y la dignidad.
Mayapolis se encuentra disponible en el siguiente enlace: