Los científicos piden solucionar las crisis del clima y de la biodiversidad a la vez

Mongabay
07 agosto 2021

Un nuevo informe del Panel Intergubernamental del Cambio Climático de las Naciones Unidas (IPCC) y la Plataforma Intergubernamental Científico-Normativa sobre Diversidad Biológica y Servicios de los Ecosistemas (IPBES) destaca la importancia de enfrentarse al cambio climático y la pérdida de biodiversidad a la vez

John C. Cannon

El esfuerzo para detener el cambio climático suele ignorar la pérdida de biodiversidad como tema interconectado, según un informe de un panel de científicos de las Naciones Unidas.

“Lo que queremos enfatizar aquí es lo relevante que es la conservación de la biodiversidad para la mitigación del cambio climático”, dijo Anne Larigauderie, secretaria ejecutiva de la Plataforma Intergubernamental Científico-normativa sobre Diversidad Biológica y Servicios de los Ecosistemas (IPBES), en una conferencia de prensa en la que se presentó el informe del 10 de junio.

En la primera colaboración entre ellos, científicos del Panel Intergubernamental del Cambio Climático de las Naciones Unidas (IPCC) y la IPBES se unieron para analizar las investigaciones que estudian la convergencia de las crisis de la biodiversidad y el clima, cómo afectan a toda la vida, incluida la humana, en la Tierra y qué se está haciendo para frenarlas.

“Estamos viendo múltiples impactos del cambio climático en todos los continentes y todas las regiones oceánicas”, dijo Hans-Otto Pörtner, copresidente del Grupo de Trabajo II del IPCC, en una rueda de prensa. “Estos cada vez suman más a la enorme presión humana sobre la biodiversidad, lo cual causa su pérdida progresiva”.

“Cualquier pequeña cantidad de calentamiento importa”, añade Pörtner. “Toda especie perdida y ecosistema degradado importa”.

La publicación llegó en medio de la cumbre de las principales naciones industriales del mundo, conocida como G-7. Los líderes de los países del G-7 reconocen que las soluciones destinadas a resolver estos problemas típicamente se han afrontado de forma independiente, y eso tiene que cambiar, según dijeron en una declaración.

Existen acuerdos internacionales de gran alcance, como el Acuerdo de París de 2015, para mantener las temperaturas por debajo de un aumento de 2º Celsius sobre los niveles preindustriales, o las metas de Aichi de 2010 que tenían la intención de conservar las especies de plantas y animales amenazadas del mundo. Pero las emisiones de carbono siguen hoy en día a un ritmo alarmante, y la pérdida de biodiversidad ha llegado a un nivel preocupante (al menos desde que los humanos estamos aquí), con un millón de especies más cerca de la extinción según un informe de 2019 de IPBES.

“Las metas de Aichi probablemente se hayan frenado porque [...] el mundo veía la biodiversidad y el clima como temas diferentes”, dijo en la rueda de prensa David Ogura, el director y fundador de la organización no lucrativa de investigación CORDIO East Africa del este.

El informe destaca los esfuerzos prometedores y las dificultades, y defiende un enfoque concertado que tenga en cuenta el cambio climático y la pérdida sin precedentes de biodiversidad que está teniendo lugar en todo el mundo.

Las soluciones basadas en la naturaleza se ven como una vía importante para absorber carbono de la atmósfera a la vez que se proporciona un hábitat crítico para las especies amenazadas. Paul Leadley, profesor de ecología en la Université Paris-Saclay, dijo que la definición acordada de soluciones basadas en la naturaleza significa que “son buenas para la naturaleza, ayudan a solucionar la crisis climática y también son buenas para la gente”.

Pero “algunas de las cosas que se venden como soluciones basadas en las naturaleza” no alcanzan ese estándar, dijo Leadley.

Por ejemplo, los esfuerzos de restauración que tienen que ver con plantar una única especie de árbol que no es nativo de un área podrían aumentar (o no) el secuestro del carbono de la atmósfera. Pero esos esfuerzos probablemente no hagan mucho para ayudar a las especies en peligro y podrían incluso ser un obstáculo para su recuperación.

El informe también señala que los segmentos más vulnerables de la sociedad serán quienes tendrán que soportar el impacto de la pérdida de biodiversidad y el cambio climático. Además, esas comunidades también se verán afectadas de forma desproporcionada por los intentos de mitigar el cambio climático y la pérdida de biodiversidad.

“Cualquier intervención con políticas para solucionar la crisis, esta crisis ambiental combinada, tendrá ganadores y perdedores”, dijo Unai Pascual, profesor investigador del Basque Centre for Climate Change. El informe pide una aplicación equitativa y justa de las medidas de mitigación.

Una gran pieza del rompecabezas será volver a pensar en cómo, como sociedad, producimos comida para una población de 7.67 mil millones de personas, según los autores. Ahora mismo, alrededor de un tercio de la superficie terrestre alberga cultivos para obtener alimento. Eso aumenta la presión en el hábitat para la biodiversidad —que ya es escaso—, requiere la mayoría del agua dulce disponible y representa el 30 % de las emisiones de gases de efecto invernadero que contribuyen al cambio climático. Tal como están las cosas, esas cargas aumentarán a la vez que la población.

Cuando se suma la presión extra requerida para cultivos los bioenergéticos, que necesitarían “millones de hectáreas” en algunos casos, los resultados podrían ser “catastróficos para la biodiversidad”, dijo Almut Arenth, profesor del Instituto Karlsruhe de Tecnología en Alemania.

“Eso es un ejemplo que demuestra que deberíamos descarbonizar las sociedades y reducir las emisiones”, dijo Arenth.

Deshacerse de las emisiones de carbono y escapar de los factores que contribuyen constantemente a enviar carbono a la atmósfera, como un sistema de energía que sigue dependiendo sobre todo de los combustibles fósiles, requerirá cambios generalizados en la forma en que la sociedad funciona. Lo que hace falta es reducir todas las fuentes de gases de efecto invernadero que causan el cambio climático.

“Tenemos una gran oportunidad”, dijo Yunne-Jai Shin, director sénior de investigación en el Instituto de Investigación Nacional de Francia (IRD) en Montpellier. “Al movilizar nuestras energías y economía, nuestras decisiones individuales, al transformar nuestros sistemas, podemos matar dos pájaros de un tiro”.

Para muchos de los autores, además de científicos y conservacionistas en general, un aspecto de ese cambio necesario es reservar el 30-50 % de la masa continental para la conservación. Una evaluación reciente de la ONU descubrió que el 17 % de todo el territorio está protegido, lo cual cumple parte de la Meta Aichi 11. Ahora, el énfasis debería estar en aumentar la calidad y la conectividad de esos territorios protegidos, junto con aumentar el porcentaje al completo. Parte de eso conllevará que haya más reconocimiento de las áreas gestionadas por grupos comunitarios e indígenas. En muchos casos, esa gestión de gente que vive en la primera línea de los impactos del cambio climático y la pérdida de la biodiversidad protege la degradación de los ecosistemas igual de bien o mejor que las medidas convencionales de conservación como los parques y las reservas.

“La causa de nuestra crisis global es nuestro abuso al sistema de sustento de la vida, nuestra creciente destrucción y contaminación del mundo natural para beneficio del crecimiento económico sin restricciones”, dijo Enric Sala, ecólogo y explorador residente de National Geographic, en una declaración de la Campaña para la Naturaleza. “No podemos pensar en el cambio climático y la pérdida de la naturaleza como crisis diferentes. Son la misma cosa”.