NEGOCIOS El Bistro Miró busca ser el lugar donde se comparta y se disfrute la vida
"Desde hace 15 años este lugar se ha convertido en un punto de referencia para Culiacán"
En Culiacán hay un café restaurante que desde hace 15 años busca ser el lugar donde se comparta y se disfrute la vida, es Bistro Miró, se ubica por la calle Rafael Buelna.
El establecimiento se encuentra en una de las viejas casonas de la ciudad, de las primeras que se desarrollaron en el sector Centro.
Rafael Jiménez Wong, director general dice que se han hecho modificaciones pero respetando la arquitectura, por eso se les consideró para un libro de arquitectura Sinaloense.
Bistro Miró ha pasado por varios cambios en el diseño interior, algo característico es que siempre ha funcionado como galería de arte, procurando apoyar a los artistas locales para exponer sus obras por un lapso estimado de dos meses.
En la primera sala, acondicionada, hay mesas cuadradas de madera, las obras cuelgan de las paredes, de frente está una pared de cristal que separa de una siguiente sala al exterior, con mesas en otro tono de madera, más oscuras, el estilo es tipo jardín.
Hay un pasillo, por el lateral izquierdo, la puerta para pasar es grande, como tipo fierro, con un diseño antiguo. Al lado izquierdo, pasando la puerta, hay dos salas medianas, contiguas, son privados que se pueden hacer un solo salón grande, del lado izquierdo está la entrada a la segunda sala, jardín.
“Vamos haciendo pequeños cambios, van y vienen, hemos movido aquí...ahorita estamos reacomodando todo, no hay una decisión estratégica, vamos cambiando a como nos van solicitando las necesidades del cliente, así se crearon los salones privados”, explicó.
Recordó cuando el patio tenía una fuente en diagonal, que en muchas ocasiones se tuvo que vaciar para colocar en ese espacio a músicos o clientes, por lo que con el tiempo se tomó la decisión de remodelar el patio, de una forma más versátil.
El concepto nació de una idea de ser un restaurante de alta calidad, pero sin mesas puestas con cubierto en tela, con manteles, sino un ambiente casual, de diario, estilo mediterráneo adaptado a Sinaloa.
“Nuestro menú ha tenido muchas variaciones, pero se ha mantenido con raíces en la parte mediterránea pero también estamos un tanto mezclados con la parte mexicana, hemos incorporado un toque regional porque el cliente así lo procura y tratamos de hacer una fusión de estas dos corrientes”, señaló.
Hace 5 años se hizo una especialización en el café, ya que siempre se les ha ubicado como un lugar de buen café, decidieron ser la primera barra de café de especialidad. Se trabaja directamente con caficultores de Chiapas y tienen un aliado, que es su tostador, se derivan de la barra Tanto Gusto y se tiene la idea de lanzar el modelo de negocio en línea.
Jiménez Wong cuenta que están buscando incursionar en la comida saludable, pues es lo que se les está solicitando ahora, lo primero con lo que se está trabajando contó, son unos hot cakes sin harina, sin gluten.
Bistro busca ser el lugar
Hay muchos lugares que se etiquetan de manera social o cultural, por lo que los clientes que asisten son de un gusto o estilo específico, en el caso de Bistro Miró es diferente, aunque van muchas personas a las que les gusta el arte, dice Rafael, es quizá por las galerías rotativas, depende de la hora es la gente que se encuentra.
“A cada hora es un Bistro diferente, si vienes tempranito encuentras mucha gente de negocios, gente leyendo, gente desayunando por reuniones de trabajo; si vienes a media mañana, cambia un poco, es más social, señoras; si vienes a medio día, hay jóvenes estudiando, otras personas trabajando; hemos sabido amalgamar muy diversos públicos, poco a poco los hemos ido conociendo a todos”, cuenta.
El director general dice que conocer a los clientes es cuestión de tiempo, se han alineado mucho con eventos culturales, conferencias de prensa, talleres; las paredes son galería y se han expuesto incluso obras internacionales.
Recuerda que fue muy difícil conseguir la aceptación, pues el mercado es muy apático, acostumbrado al sushi, hamburguesas, tacos y mariscos, por lo que Bistro ha intentado proponer cosas diferentes, que en muchas ocasiones no han sido aceptadas.
“Es uno de los retos, cómo salir de lo común para ofrecer algo diferenciado pero manteniendo la rentabilidad, el gusto por el cliente y la satisfacción”, destacó.
El lugar tiene un filtro natural, considera Rafael, por eso se tiene ese lema, que Bistro es el lugar para compartir y disfrutar la vida, porque así lo creen, hay clientes muy arraigados como lo fue Javier Valdez, que son incluso muy cercanos al personal, que se consideran amigos más que clientes.
“Es una satisfacción y un compromiso al mismo tiempo, implica que hay que trabajar y mantenerse en la vanguardia, nuevas técnicas de servicio, mantener alimentos, instalaciones, lo que nos pone un reto...trabajamos precisamente para eso, estoy convencido que este negocio trae más valor agregado que negocio, para mí es una carta de presentación”, señaló.
Dice que cuando comenta, es el propietario de Bistro, siente satisfacción de ser un lugar reconocido, “icónico”, que le gusta y le apasiona, lo cuál es parte del porqué sigue al frente.
Los retos
Los desvelos pensando y trabajando, cuando en un principio faltaba alguien y tenía que entrar como mesero, recuerda que era desayunar, comer y cenar en Bistro, incluso casi dormir allí.
Recuerda que en las primeras veces, cuando era inexperto, sonó la alarma de madrugada y llegó de prisa, se ríe y cuenta, a pesar que no podía hacer nada ante cualquier incidencia estaba ahí afuera.
“Como si yo fuera a hacer algo, o sea, que tal si estaban adentro todavía, al principio era mucho impulso, ahorita ya no, pero hace 15 años era más joven y sí me costó en su tiempo”, señala.
Le costó sacrificios personales, cancelar salidas a fiestas porque tenía que trabajar, ya que estar al frente de un restaurante es bonito, pero muy demandante, con problemas de una fábrica: proveedores, líneas de producción, inventarios y almacenes; además de los problemas de servicio, atención de clientes, personal de servicio.
El Ingeniero Industrial, casado con una Chef que le ayuda mucho, dice que el negocio de la gastronomía es de los más complejos que hay y se ha dado cuenta con el tiempo, con los gritos de los clientes en el momento o las satisfacciones que tienen, pues se atiende 10 veces bien, pero por una mala atención ya no vuelven.
“Es un negocio muy muy demandante, pero al mismo tiempo muy bonito cuando logras dar la vuelta, que funcione y sea satisfactorio para todos”, señaló.
Sorpresas
Rafael Jimenez considera que ha hecho bien las cosas en el negocio, pues los mismos clientes les hacen publicidad cuando se sienten bien, invitan a sus amistades y conocidos para que asistan al lugar.
Dice que un caso claro es el de Javier Valdez, que para él fue sorpresa, luego de su asesinato, al no llegar a la mesa 9, las personas que lo veían ahí siempre, a los que él en su momento había invitado a ese lugar, fueron a recordarlo allí.
“A nosotros no nos pasó por la cabeza eso, pero llegaron a pedirnos que no usáramos esa mesa, que quedara como altar, ese día se hizo, como un reconocimiento nuestro, pero fue como un desfile, vinieron muchas personas a preguntar”, recuerda.
Dice que así como este caso han sido varios que han generado un arraigo, lo que significa “dos caras de una moneda” una sensación de extrañeza, pero a la vez una satisfacción al verse inmersos en esa dinámica, ha sido “bonito” participar en reconocer clientes icónicos.
“Un halago es que me digan que somos un lugar icónico, muy sutil, porque no es por algo especifico pero engloba más; que un cliente venga todos los días, me regala su tiempo, su aportación económica, su confianza, pequeños halagos que no son escritos o dichos de forma directa, pero cuentan”, destaca.