México, tercero en América que más come sopas instantáneas
En el continente americano, México se ubica en tercer lugar de la estadística, por detrás de EU, con 5 mil 050 millones de porciones al año, y de Brasil, con dos mil 70 millones de porciones al año
CIUDAD DE MÉXICO._ Con un incremento del 43 por ciento en sólo cuatro años, México es el segundo país en América del Norte en consumir sopas instantáneas, reveló Alejandra Contreras, coordinadora alimentaria de El Poder del Consumidor (EPC), en el programa de Café y Noticias, de SinEmbargo Al Aire, conducido por Daniela Barragán y Romina Gándara.
De acuerdo con la Asociación Mundial de Fideos Instantáneos (WINA, por sus siglas en inglés), México se encuentra en el último puesto de los 15 países a nivel global que más consumen este tipo de productos con un total de mil 160 millones de porciones anuales.
En el continente americano, México se ubica en tercer lugar de la estadística, por detrás de Estados Unidos, con 5 mil 050 millones de porciones al año, y de Brasil, con dos mil 70 millones de porciones al año.
La especialista recalcó en el programa matutino de Internet que no se retiró la totalidad de productos analizados (300 productos de 33 marcas) para este estudio especial, publicado en la edición de octubre 2021 de la Revista del Consumidor, sino que sólo se sacaron del mercado un total de 129 mil 937 unidades de sopas instantáneas, correspondientes a 12 productos de sólo nueve diferentes marcas.
El por qué de la decisión de la Procuraduría tiene que ver con publicidad engañosa, por no reportar correctamente en el empaque los ingredientes que contiene, por incluir las instrucciones sólo en idiomas extranjeros y no en español y por no registrar la información nutrimental sobre el producto.
Contreras dijo a las conductoras de Café y Noticias que el incremento en el consumo de estas sopas es altamente preocupante, ya que en su mayoría son consumidas por población juvenil debido a su fácil proceso de preparación, pero su consumo frecuente puede terminar por perjudicar la salud de los consumidores ya que no sólo cuentan con exceso de sodio, sino que algunas tienen azúcares añadidos y potenciadores de sabor como el glutamato monosódico, causante de sofocación, dolor de cabeza, adormecimiento de la boca, dolor de pecho y dificultad para respirar.
Sin embargo, la coordinadora de El Poder del Consumidor advierte que los productores de este tipo de sopas podrían terminar recurriendo a “trampas” para que las sopas que fueron retiradas vuelvan al mercado.
“La mala noticia sería que pues los productores modifiquen nada más el empaque, que corrija en esta información nutrimental y si en algunos casos es un poco más complejo -donde tienen que modificar la composición de la sopa- o de otra forma modificar la publicidad para que no va a parezca que tenga que tiene verdura cuando en realidad no contiene y bueno pues entonces las sopas podrían regresar”, indicó Alejandra Contreras.
Pese a que refirió que no existen datos concretos hasta ahora sobre el consumo de este tipo de sopas en México, sí destacó que el 30 por ciento de las calorías que provienen de la dieta del mexicano son de los productos ultra procesados.
Tal como lo dijo la especialista en la entrevista con Daniela Barragán y Romina Gándara, las sopas instantáneas tienen hasta 36 ingredientes de los que la mayor parte de ellos son aditivos.
“Podemos encontrar que las sopas tienen hasta 300 calorías en 100 gramos de producto, que una sopita que está cubriendo la mitad de lo que se recomienda que comas de sodio en un día para un adulto. Si lo pasamos a un niño, que su requerimiento de sodio es más bajo, pues el niño estaría rebasando fácilmente la cantidad de sodio que se permite en un día y esto pues no es para nada saludable”, manifestó.
En ese sentido, expuso que El Poder del Consumidor está impulsando que se retiren este tipo de productos del mercado, ya que además de añadirles muchas cantidades de azúcar, grasa y sodio, le añaden aditivos que les dan el saborizante, conservadores, colorantes, texturizantes.
De hecho, no sólo es un problema aislado en las sopas instantáneas y de fácil preparación. Actualmente, en todos los lugares es fácil encontrar productos que contengan dos o más sellos de advertencia nutricional.
Alejandra Contreras mencionó el pan dulce empaquetado, quesos imitación, y leches saborizadas. En este último caso, la coordinadora de EPC, refirió que dichos productos son dirigidos a infantes y puede llegar a ser considerado “bueno” cuando no tiene ningún sello de etiquetado frontal, pero tienen el aditivo lactosa, el cual sirve para hacer que los productos deslactosados tengan mayor sabor dulce pese a la reducción de azúcares.
“Estas lechitas que son dirigidas a niños vemos que a pesar de que no tienen ningún sello del etiquetado frontal y que si tienen personajes en sus empaques pues contienen este aditivo que es la lactasa para deslactosar la leche, pero el objetivo que con lo que le está haciendo la industria alimentaria es para que el producto sepa más dulce con menos cantidad de azúcar porque la lactasa ‘desdobla’ la lactosa, que el carbohidrato de la leche, en dos componentes la glucosa y la galactosa, entonces al sabor ese producto es más dulce sin necesidad de añadirle tanta azúcar. Es decir, le bajan el 50 por ciento de azúcar le añaden lactasa, tienen un producto dulce y le pueden poner el personaje”, instó en el programa de la mañana de SinEmbargo Al Aire.
Finalmente, Alejandra Contreras explicó que la manera más sencilla ahora de reconocer un producto ultra procesado es por medio de la NOM-151, es decir, los sellos octagonales que se ponen en la parte frontal de éstos para advertir sobre excesos (de sodio, de azúcares y demás), y recalcó: “si no sabemos qué es eso que están poniendo ahí, que tiene un nombre raro, entonces muy probablemente ese producto es un ultra procesado y no se recomienda que ni que se le den a los niños ni que sea un alimento que forma parte de nuestro nuestra dieta habitual”.
Recomendó que se considere revisar todas las partes de los productos para verificar que no tenga sellos, ya que en algunos casos las empresas manejan “doble frente” para que el consumidor no vea los sellos a primera vista.
“Sobre cómo leer el etiquetado pues es primordial que nosotros revisemos en la parte frontal del empaque, lo principal es revisar cuáles son los etiquetados, elegir el que tenga menos y siempre, siempre, comparar dentro del mismo grupo de alimentos cuáles son los sellos que tienen y de esta forma elegir el que tiene menos de éstos”, manifestó la funcionaria de El Poder del Consumidor.