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Las tres hermanas Félix Ríos que vuelven a nacer con el pan artesanal

Istar Meza
12 abril 2018

"Apenas con dos años, Tlakati se posiciona ya como una panadería familiar liderada por María Isabel, Miriam Patricia y Ana Bertha"

En el centro de Culiacán, por la calle Jesús Andrade, entre Ángel Flores y Antonio Rosales, se ubica una panadería artesanal que se está convirtiendo en un referente de buen sabor.

Su nombre es Tlakati, porque significa nacer en dialecto náhuatl y es el sentido que estas tres hermanas que lo dirigen buscan dar a este lugar.

Tlakati surgió con el fin de privilegiar lo natural, lo que no se procesa, como el pan completamente sin conservadores, ningún aditamento, por lo que en la búsqueda se enteraron de que el significado de la palabra es nacer, en náhuatl, y por eso se decidió nombrar así a la panadería artesanal.

El negocio tiene apenas dos años funcionando, un año antes, la venta solo era a través de distribución, pero a los ocho meses se rentó el espacio, se acondicionó y se puso a funcionar como panadería y cafetería, hoy por hoy cuentan hasta con venta de desayunos muy particulares.

Tlakati es un lugar de ambiente cálido, de aspecto rústico y de buen sabor, es dirigido por tres hermanas: María Isabel, de 56 años; Miriam Patricia, de 47 años, y Ana Bertha Félix Ríos, de 52 años, originarias de La Labor, San Ignacio, un pueblo en el que sólo había como máximo educación primaria, por lo que se tuvieron que venir a Culiacán a los once años para seguir con sus estudios.

Miriam recuerda que su papá les inculcó el estudio, su mamá siempre les apoyó para que buscaran más y la vida les enseñó otras cosas, que en conjunto les permitieron, a su edad, establecer un negocio.

 

 

“Mi papá siempre nos decía, ‘tienen que estudiar y dos veces más que los hombres, porque son mujeres’”, cuenta María Isabel.

Hace tres años comenzaron a preparar pan para distribuir, la panadería cumplirá dos años establecida, el primer año solo fue darse a conocer, luego han estado yendo a ferias como ExpoAgro y Sinaloa Encanta.

 

Inician con el proyecto

El proyecto empezó de cero, sin un peso, una hermana les prestó dinero y Miriam metió un proyecto de Inadem para bajar recursos.

“Cuando quieres bajar recursos, básicamente uno piensa que va a ir y le van a dar el dinero rapidito, que no va a hacer nada, yo me encuentro mucha gente que empezó los cursos conmigo y se quedó en el intento, que se desespera, yo me acerqué con Sinaloa Emprende, ellos me explicaron, el primer proyecto era cafetería, luego se transformó en panadería cuando vimos lo que costaban las cosas”, explica.

María Isabel dice que comenzaron comprando cosas básicas, poco a poco, cuando menos pensaron, ya necesitaban más cosas.

Primero abrieron una parte del local y cuando pudieron conseguir más recursos abrieron la otra parte y comenzaron a hacer compras como la amasadora, un horno nuevo, pues el que tenían antes era básico.

En la entrada hay unas canastas tejidas que contienen los panes, al lado izquierdo está una ventana, ahí hay una mesa para dos, a un lado, a la derecha, pegado a un muro está otra mesa para dos personas, de frente está la vitrina con algunas bebidas y despachador.

Hay un pasillo que da al cuarto del fondo, donde se cocinan los panes, al lado derecho está un espacio de mesas, varias, una que es muy particular porque la base es un tronco de madera, grande y grueso.

“Nosotros tuvimos mucha suerte, la gente nos compraba el pan, pero cuando tuvimos el horno nuevo vimos la diferencia, no es el mejor horno, porque un buen horno para panadería rústica cuesta muy caro, se necesita un horno de piedra, que genere una gran cantidad de vapor”, explica María.

 

 

Hermanas y equipo de trabajo

Las hermanas Félix Ríos son un buen equipo, María es la que sabe la parte creativa, la que investiga, la que revisa recetas, hace pruebas, saca a degustar, le enseña a Miriam y ella trabaja haciendo la mayoría del pan, Ana Bertha es la que atiende, la que despacha el negocio, así es como se han organizado muy bien.

“Mi hermana la que está en el mostrador les pregunta por esto, por aquello, ya sabe a qué hora ensayan los músicos (de la Orquesta), si tienen descanso, si el maestro salió a un congreso, todo sabe; esta parte es la que nos ayuda a encontrarnos con más personas”, señala María.

La empresa es familiar, todos aportan, María es la Gerente General, Miriam es la panadera principal y Ana Bertha es la que despacha el negocio, la parte acogedora, la que hace sentir a la gente bienvenida al lugar y con ganas de volver, no solo por el sabor sino por la satisfacción de estar de nuevo en ese lugar.

“Todas estamos en el proyecto, eso hace la diferencia, tal vez porque tenemos dos empleadas, somos seis hermanas, aquí trabajamos tres, pero todas participan, de alguna manera u otro, una que vive en Guadalajara cosas que no conseguimos aquí nos lo manda, otra nos ayuda con la contabilidad y todas estamos involucradas”, dice Miriam.

 

Siempre hay oportunidad de emprender

María Isabel refiere que siempre están buscando ser lo mejor, utilizando los mejores ingredientes que han encontrado, ya que siempre han buscado cosas sanas, sencillas, que no tengan tanto, por ejemplo, los tés que son completamente naturales, de hoja, no tienen nada agregado.

A sus 56 años cuenta que en la vida se terminan haciendo cosas que se cree nunca se harían, pues cuando estaba jovencita estudio para enfermera y trabajó de enfermera, luego renunció al trabajo y cuidó a sus hijos, en ese inter siempre dice que estuvo haciendo “cositas”, nunca estuvo sin hacer nada, luego estudió sicología, salió de la carrera a los 48 años y consiguió trabajo.

“Esta parte de darme cuenta de que a esta edad puedo emprender cosas, aprender cosas y abrir un negocio que parece que va caminando es una satisfacción; y esta parte que con nuestros actos enseñas a los demás, a nuestros hijos, independientemente del esfuerzo, la edad yo pienso, que nos ha costado esfuerzo, dedicación y darnos cuenta de que podemos ir creciendo”, señala.

 

La calidad cuesta

Su principal reto ha sido crear en sus consumidores la consciencia de que sus productos valen lo que cuestan, porque los materiales son costosos, porque son productos especiales, artesanales y de calidad.

“Busco que las personas que vienen a la tienda y buscan cosas saludables se lleven eso, no utilizamos nada de mejorantes ni conservadores, no sustituimos cosas por otras por no tenerlas o que salgan más baratas, es tratar de mantener la calidad siempre o mejorarla”, advierte María.

Miriam cuenta que Ana Bertha no se involucra en el proceso de producción, pero se encarga de informar a la gente que asiste al lugar de lo que lleva cada cosa y que la gente acepte el producto, con la conciencia del trabajo que requiere hacerlo.

La idea de las hermanas Félix Ríos es que Tlakati se posicione, quieren mantener la calidad del lugar, que la gente acepte los desayunos diferentes, que acepte el pan y café, comenzaron con unas galletas de avena coco y ahora venden diversos tipos de pan, dulce, salado, venden sazonadores naturales, mermelada y quieren seguir creando nuevos productos.