El valor oculto en las empresas familiares: Potenciando lo intangible
El valor intangible de la reputación es un tesoro para las empresas familiares, pero también es difícil de medir y, en ocasiones, de proteger. Cuanto más se invierte en preservar este activo, más complejo se vuelve cuantificar su impacto real en el éxito de la empresa.
El goodwill o fondo de comercio, representa el valor intangible de una empresa, como su reputación, la lealtad de sus clientes y su posición en el mercado.
En las empresas familiares, este recurso puede ser más difícil de cuantificar, pero es esencial para su continuidad y prosperidad.
A lo largo de este artículo, analizaremos cómo se construye, protege y replica este valioso activo intangible.
El goodwill se manifiesta de dos formas principales:
Goodwill formado: Surge con el tiempo a medida que la empresa construye su reputación y confianza en el mercado, a menudo ligada a su historia, valores familiares y compromiso con la comunidad.
Goodwill adquirido: Ocurre cuando una empresa compra otra, asumiendo no solo sus activos tangibles, sino también su reputación y relaciones establecidas.
Para las empresas familiares, el goodwill formado es a menudo más valioso, ya que está profundamente arraigado en los valores y la identidad familiar.
Sin embargo, medir este activo puede ser complicado, ya que las normas contables internacionales solo permiten el reconocimiento de intangibles cuando cumplen ciertos criterios, algo que el goodwill formado rara vez alcanza.
El goodwill que surge de adquisiciones es más fácil de medir, ya que hay una transacción financiera de por medio. Pero, para las empresas familiares, donde el valor de la reputación puede ser tan importante como cualquier otro activo, cuidar y mantener este capital intangible es esencial.
Algunas estrategias para proteger y aumentar el valor de la reputación incluyen:
Fomentar una cultura organizacional sólida: Los valores familiares deben estar presentes en todos los niveles de la empresa, promoviendo la confianza entre empleados, clientes y proveedores.
Invertir en relaciones: Las conexiones con la comunidad, clientes y otros actores clave deben ser duraderas, fortaleciendo la percepción positiva de la empresa.
Documentación y seguimiento: Mantener un registro de las acciones que contribuyen a la buena reputación permite identificar patrones y mejorar la gestión de la misma.
El valor de la reputación, una vez alcanzado, requiere esfuerzo constante para mantenerse y crecer.
Las empresas familiares deben adoptar una estrategia proactiva para garantizar que su goodwill siga siendo una fuente de fortaleza. Algunas recomendaciones incluyen:
Capacitación continua: Invertir en el desarrollo de los miembros de la familia y del equipo es clave para asegurar que todos estén alineados con los valores y estándares de la empresa.
Innovación constante: Mantenerse relevante en un mercado competitivo requiere adaptarse a nuevas tendencias sin perder la esencia que hizo exitoso al negocio.
Referencias y testimonios: Aprovechar la satisfacción de los clientes existentes a través de recomendaciones y casos de éxito puede atraer nuevos negocios y fortalecer aún más la reputación.
El valor intangible de la reputación es un tesoro para las empresas familiares, pero también es difícil de medir y, en ocasiones, de proteger. Cuanto más se invierte en preservar este activo, más complejo se vuelve cuantificar su impacto real en el éxito de la empresa.
La paradoja radica en que el valor del goodwill aumenta a medida que la empresa se esfuerza por protegerlo, pero su efecto directo en los resultados financieros es difícil de ver de inmediato.
En un entorno cada vez más competitivo, las empresas familiares deben entender que su mayor fortaleza no siempre reside en los activos tangibles, sino en su reputación y legado.
Cuidar estos aspectos, invisibles pero poderosos, puede marcar la diferencia entre el éxito y el estancamiento. Como se dice: “Cuida tu reputación; será el mayor activo que jamás aparecerá en tus estados financieros”.
El valor de una empresa no solo se mide en números, sino en la confianza que ha sabido generar a lo largo del tiempo.
“La reputación es un legado que no se compra ni se vende; se construye y se protege con cada decisión que se toma.”