‘El ahorro y las dificultades del mexicano promedio para ahorrar’

Luis Raúl Billy Irigoyen Carrillo
27 noviembre 2024

Existen creencias arraigadas que fomentan la idea de que ahorrar es inútil o que no se tienen los recursos para hacerlo. Frases como “el dinero no alcanza para ahorrar” o “prefiero disfrutar el presente porque no sé qué pasará mañana” reflejan una actitud pesimista hacia el futuro.

Ahorrar, en teoría, es un hábito sencillo: destinar una parte de los ingresos mensuales para el futuro. Sin embargo, en la práctica, para el mexicano promedio se convierte en una tarea desafiante, casi inalcanzable. Esta situación, que afecta a millones de familias en el país, es el resultado de una combinación de factores económicos, culturales y psicológicos que, entrelazados, dificultan la construcción de una cultura sólida de ahorro.

Uno de los factores más evidentes es la economía familiar. México es un país donde el salario mínimo apenas alcanza para cubrir lo básico. Según datos recientes, una gran parte de la población vive con un ingreso inferior al costo de la canasta básica. En este contexto, para muchas familias, pensar en ahorrar parece un lujo cuando cada peso se destina a necesidades inmediatas como alimentación, vivienda y educación. Las fluctuaciones en la economía, la inflación constante y el aumento de precios agudizan aún más la situación. Esto deja a millones de mexicanos atrapados en un ciclo de supervivencia, donde lo urgente siempre desplaza lo importante.

Otro obstáculo importante es la falta de educación financiera. Durante décadas, el sistema educativo ha dejado de lado la enseñanza de habilidades clave para la vida adulta, entre ellas, la administración del dinero. Para muchos, ahorrar significa simplemente “guardar lo que sobra”, sin considerar que el ahorro debe ser una prioridad dentro de su presupuesto mensual. Esta falta de conciencia sobre el manejo responsable del dinero lleva a que muchas personas vivan al día, sin planificar ni pensar en el futuro. El consumo impulsivo, motivado por ofertas, promociones y facilidades de crédito, se convierte en un enemigo silencioso del ahorro.

El aspecto cultural también juega un papel crucial en las dificultades del mexicano para ahorrar. La frase “mañana lo haré” se convierte en un reflejo de la mentalidad cortoplacista que muchos adoptan frente al ahorro. La cultura del “aquí y ahora”, donde se prioriza el disfrute inmediato sobre la planificación a largo plazo, es una trampa que aleja a las personas del hábito de guardar. En las familias mexicanas, es común observar que, en cuanto se recibe un ingreso extra, como el aguinaldo o una bonificación, se busca gastarlo rápidamente en vez de destinarlo al ahorro. La tentación de aprovechar el dinero en placeres inmediatos es difícil de resistir.

Por otro lado, el mexicano promedio también enfrenta barreras psicológicas que dificultan el ahorro. Existen creencias arraigadas que fomentan la idea de que ahorrar es inútil o que no se tienen los recursos para hacerlo. Frases como “el dinero no alcanza para ahorrar” o “prefiero disfrutar el presente porque no sé qué pasará mañana” reflejan una actitud pesimista hacia el futuro. Además, el miedo a perder poder adquisitivo ante las devaluaciones o la incertidumbre económica hace que, en vez de ahorrar, muchas personas prefieran gastar para evitar la sensación de que su dinero “se pierde”.

Para cambiar esta realidad, es necesario un esfuerzo conjunto. La educación financiera debe comenzar desde la infancia, enseñando a los niños no solo la importancia del ahorro, sino también cómo hacerlo de manera efectiva. Las instituciones financieras también pueden desempeñar un papel clave, ofreciendo productos accesibles y comprensibles que fomenten la cultura del ahorro entre las clases medias y bajas. De igual forma, es crucial que las políticas económicas del país se enfoquen en aumentar el poder adquisitivo de las familias, facilitando que el ahorro se convierta en una opción real, y no en un ideal inalcanzable.

El ahorro no es solo una herramienta financiera, es una forma de protección y empoderamiento personal. Es lo que permite a las familias enfrentar emergencias, invertir en educación o asegurar un retiro digno. Aunque las dificultades para ahorrar en México son reales y profundas, con el cambio adecuado en educación, mentalidad y oportunidades económicas, es posible que el ahorro deje de ser un lujo para convertirse en un hábito accesible y necesario para todos. El desafío es grande, pero el futuro de millones de mexicanos depende de nuestra capacidad para enfrentarlo.

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