Las siete iglesias de Apocalipsis
La doctrina del evangelio predicado por el maestro Jesús, florecía, formando núcleos comunitarios, en donde sus palabras se hacían vida bajo la enseñanza de los apóstoles, para ser continuadas por nuevos discípulos seguidores de ellos.
En diversos lugares la presencia de aquellos 12 primeros seguidores de Jesús empezó a dejar su huella, en medio de vicisitudes propias del diario vivir y la luz de una vida divina era iluminada con el testimonio de una fe hecha vida, pero habría sombras por esclarecer.
La curtida voz de los discípulos, convertidos en maestros, quienes son llamados ancianos, presbíteros en el idioma griego, son quienes guían a los seguidores de aquel divino maestro que nos dejó para que estableciéramos un nuevo reino, no bajo la visión y valoración de lo puramente humano, sino un reino en la imagen del establecido en los orígenes, en donde reinara la justicia y la paz, haciendo una realidad la utopía del amor.
En lo que hoy se conoce como Turquía, un lugar de entrada para un fantástico mundo oriental, con una esencia contemplativa de lo trascendente, que tanto atrae al mundo occidental, un lugar del encuentro con las milenarias culturas, en donde el mito y la fantasía cobran vida en la búsqueda de aquel edén perdido, que alguna vez estuvo entre nosotros.
El apóstol san Juan, el joven que se hizo longevo, apremiado por las circunstancias, cuando las ansias libertarias del Pueblo Elegido, brutal y humillantemente fueron aplastadas por la voracidad de dominio del Imperio Romano, quedando, tras una masacre, destruida su ciudad capital Jerusalén.
Refugiado en Éfeso, según nos revela la tradición acompañado de María, la madre de Jesús, se establece en este lugar, en donde predominaba el gusto por el conocimiento desde remotos tiempos, dándose ahí a la tarea de difundir las enseñanzas de su Divino Pastor.
En torno a Éfeso, antiguos asentamientos empezaron un recorrido en la vivencia de la nueva, pero siempre antigua fe, que otros preclaros discípulos de él continuarían y que serían conocidos como Los Santos Padres.
Aunque estas iglesias no pueden ser consideradas como las mayores y las más importantes de su tiempo, sin embargo, para el ánimo del apóstol Juan, cuando escribe el libro del Apocalipsis son importantes para hacer una advertencia de como la vida cristiana tiene altibajos, atravesando por diferentes circunstancias, motivadas por la naturaleza humana, pero siempre bajo la mirada de Jesús.
Las cartas dirigidas a estas iglesias, conocidas como; Éfeso, Esmirna, Pergamo, Tiratira, Sardes, Filadelfia y Laodicea, según varios estudiosos fueron reales, enviadas por el mismo apóstol, en busca de hacer señalamientos para corregir desviaciones y mostrar el buen camino cuando este se daba.
En definitiva, podemos tener en claro el estilo de este apóstol en sus escritos quien en todo veía las señales de la acción divina entre nosotros.