Educar en tres dimensiones
Cuando una persona no profesa una religión de verdad, lo hace por costumbre o tradición familiar o por no desentonar en su ambiente, no le está sirviendo de nada y se nota y lo notan los hijos, es hipocresía y se nota.
Muchísimos niños ya no tienen esa presencia de Dios ni en las escuelas, algunas escuelas particulares seguirán, pero aunque ayuda, no es suficiente si en casa no se refuerza.
Muchos padres se preocupan por mandar a sus hijos al catecismo y que hagan la primera comunión y resulta que es lo único con lo que se quedan los niños; llegan a adultos con los conocimientos de quinto de primaria y es toda la religión que conocerán, además de que es su casa no sean muy practicantes. Ha, pero es que la fiesta era lo importante, gastar lo que no se tiene, pero tiene que ser en grande.
Es daño para los adultos y sus hijos, estamos formando personas con una cabezota muy llena de conocimientos, si bien les va; además, un cuerpo increíble, bien cuidado, con ejercicios, pero con un corazón como canica, chiquito y duro, deformes, no debemos olvidar que somos tridimensionales, si se descuida una de las partes todo se descompensa.
Ya sabemos que alguien con una inteligencia brillantísima, si no tiene bien formada el alma, la conciencia, el corazón, es alguien peligroso.
El cerebro se encarga de buscar el bien y la verdad hay que alimentarlo con ideas y conocimientos buenos, antes que le lleguen por otro lado los malos y no se los podamos quitar y el alma se encarga de lanzarse hacia ese bien de querer tenerlo y serlo.
La religión es como los palos rojos que marcan el camino en los lugares donde cae mucha nieve y ya no se ve el camino, entonces quien necesite transitar por ahí, sigue los palos rojos y llega sin perderse, nos da las reglas morales seguras, que no cambian con la moda, ni se acomodan a gustos, para vivir sin dañarnos nosotros mismos y a los demás.
No olvidemos que lo que estamos tratando de lograr son buenas personas, si además tienen doctorado y un cuerpazo magnífico, sino con que sean buenas personas saldrán adelante y seremos exitosos padres.
Como educamos aprovechando situaciones que se van presentando, ahora es la próxima fiesta de Navidad y fin de año, hay que reforzar la religión, ya que es una fiesta religiosa, quienes no tienen religión festejarán el equinoccio o lo que les dé la gana, pero estarán desbalanceados, la religión es parte de nuestra naturaleza y quien va contra natura sale perdiendo siempre.
No es la fiesta de Santa Clos ni tiene que ver con renos y monos de nieve, aquí ni nieve tenemos, menos en Brasil, no tiene que ver con banquetes y muchos regalos, a quien festejamos es al Dios hecho niño, quien para salvarnos llegó al mundo, sin nada, y los regalos que recibiría serían quizá leche de esos borregos que estaban cuidando los pastores o queso, pan, qué otra cosa podrían hacer y los reyes oro, incienso y mirra, que serían aprovechados para la travesía a Egipto y los comienzos en la nueva tierra, seguro que no fue por quedar bien, ¿porque nosotros tenemos que quedar bien con otros en lugar de con Dios?
Hay que aprovechar el momento y acercarnos este año a las fiestas desde el lado religioso, aprendamos el significado de todas esas cosas, desde las piñatas, las posadas, la corona de Adviento, el árbol y, sobre todo, no dejar de poner un nacimiento y hacer oración frente a Él, reflexionando lo que sucede ahí, en lugar de regalar para quedar bien, demos a quien no puede corresponder, con generosidad, no lo que nos sobra, la cena, por ejemplo, a una familia sin recursos y juguetes a sus hijos.
Que nuestros hijos sean parte de este dar para que valoren lo que tienen y aprendan a ser generosos.
Necesitamos tener un equilibrio razonable en toda nuestra vida, casi en cualquier campo podemos exagerar y sucede todos los días, el problema de nuestro tiempo es no que hayamos exagerado nuestra fe religiosa, muy lejos estamos de eso, más bien la dejamos por ser incómoda, que sería una demostración de que está en la verdad.
Dice el dicho popular que la verdad incomoda, y claro que sí cuando la vida que se lleva claramente es contraria a la moral, porque la moral siempre va por el bien, el bien es bien siempre en todas partes, ni a los chinos ni a los africanos ni a los canadienses les gusta que les maten, les roben o les mientan, puede adaptarse, pero no en lo esencial, lo importante es saber reconocer el bien que hoy está muy borroso, hoy todo depende de cada quien como lo interprete, interpretar sin criterios de verdad y claros es ir al precipicio.
Les invito a que vivan la experiencia de la religión, que trae mucha paz, quita el miedo, la angustia, el dolor tiene sentido y la vida también.
Y yo me despido hasta el año que viene, si Dios me lo permite, ya llegan las familias de lejos y no habrá ni lugar ni tiempo para hacer esto, que tengan muy feliz Navidad cerquita de la Sagrada Familia, que les enseñe mucho y el año que viene llegue con salud, trabajo y amor. Cuídense no anden buscando al virus.