Dionisio, ‘El Exiguo’
Dios entra en la historia, un tiempo y un lugar centran la atención en afán de búsqueda del escurridizo punto anunciado desde una inmemorial distancia, tratándolo de ubicar en la precisión del tiempo y del espacio.
Uniéndose ciencia y fe escudriñan el lugar y el momento en donde se encuentra la respuesta a la búsqueda humana, tratando de encontrar las tangibles huellas que marcan el paso del Dios en este mundo.
Momento y lugar ilustrarán lo que la fe ya ha aceptado, en la certeza de una verdad revelada, una verdad que no podrá ser alterada por la precisión del dato buscado, pero que será favorable en el conocimiento de la divina presencia en este mundo.
La encarnación de la Palabra Creadora, momento culminante anunciado desde los mismos orígenes de la presencia del hombre como ser dotado de razón y con la alternativa de dar buen uso al inapreciable don de la libertad, asumiendo las consecuencias en ello implicadas. El cumplimiento de este hecho anunciado seria señalado como la llegada de la plenitud de los tiempos.
Escrita la historia, comúnmente, en tiempos posteriores a lo ocurrido y dada la naturaleza de quien escribe, dejando el sello de su personalidad en cada narración, el correr del tiempo tiene la tendencia de perder la precisión de la exactitud, a pesar de los esfuerzos de quienes pretenden hacerlo con una minuciosa recopilación de los datos.
En un lugar de Península de Los Balcanes, el año 460 de la era cristiana, vio la primera luz quien recibiría el nombre de Dionisio, del cual poco se conoce en su vida personal, no así de su obra, la cual nos llega narrada por Casiodoro, un asesor del rey Teodorico, Monarca de los ostrogodos, quien sentía admiración por él y era su amigo personal.
Originario de Escitia Menor, ubicada entre Bulgaria y Rumania, Dionisio ingreso a la vida monástica con los monjes escitas, donde se dedicó al estudio y la observación, elaborando importantes aportaciones, una de ellas fue la creación del Año del Señor, que dio paso al establecimiento de la era cristiana, sustituyendo así la era juliana, fundada por Julio César, hasta entonces utilizada por el emperador Diocleciano.
Armado con los limitados conocimientos de su época, habiendo ya pasado medio milenio del nacimiento de Jesús, Dionisio elaboro cálculos con la intención de establecer el tiempo de la pascua en base al año solar, sustituyendo el año lunar judío.
Finalmente, basándose en los datos encontrados ubico el año del nacimiento de Jesús, aunque al parecer con un error, dando así origen a la Era Cristiana, la cual rige a la mayoría de los pueblos de la actualidad.
Aunque existe la argumentación del error mencionado consistente entre 4 y 7 años, en cuanto al mandato del rey Herodes el Grande, el cual posteriormente se comprobó, sin embargo, su obra fue notable y trascendente para el régimen del mundo occidental
En descargo de ello se puede decir que Dionisio realizo esta labor en una época en la cual no se contemplaba el uso del cero, aunque su ingenio pudo suplir esta carencia, logrando una hazaña después del tiempo ya transcurrido.
Dionicio, a quien llamaban El Exiguo, es decir, el pequeño, tal vez por una expresión de su vida monástica, nos deja el legado que nos permite celebrar la distante fecha del nacimiento del Salvador, contando así la cronología del tiempo trascurrido del paso del Señor por este mundo.
¡Feliz Navidad para todos!