Arlés, la ciudad de Van Gogh
La imagen llega llena de quietud y sencilla cotidianidad, plasmada en los lienzos del artista originario Zundert, en los Países Bajos, Vincent Van Gogh, en otros momentos, es la interpretación nocturna de un cielo, en la profundidad de su visión.
Arlés, ancestral ciudad en la extensión de la región de Provenza, los Alpes y la Costa azul del territorio francés, cuyos rojos tejados, vistos desde la altura, son una invitación a descender para transitar por sus intrincadas calles, palpando una historia parlante, donde emergen los espíritus de quienes la habitaron en el distante pasado.
Fundada en prehistóricos tiempos, aparece ya en el Siglo VI a. C. como colonia de los griegos, con habitantes celtas y con la disolución del imperio griego fue conquistada por los romanos a principios del segundo siglo antes de Cristo.
Los romanos mostraron interés por este lugar, convirtiendo a Arlés en una importante ciudad dependiente de Marsella, contando con el apoyo de Julio Cesar, pero al decidir Marsella en dar su apoyo a Pompeyo, con la victoria de Julio César, este traslado su apoyo a Arlés, estableciéndola como una colonia de legionarios veteranos y transformándola en un importante centro urbano.
Una rica historia continuaría en Arlés a través de la Edad Media, en el imperio de Carlomagno, multiplicando, con el paso del tiempo una variedad de monumentos, dejando un legado elocuente de las diferentes manifestaciones de quienes alguna vez estuvieron asentados en ese lugar.
Algunos de esas obras monumentales, aun actualmente son utilizados con una adaptación para nuestros días, como es ejemplo el anfiteatro, convertido en arena para las corridas de toros o el Teatro Antiguo en cuyos restos actualmente se realizan interpretaciones de cultura musical.
La variedad de los monumentos catalogados como patrimonio de la humanidad invitan a admirar la estructura, con el debido respeto a la historia ahí guardada.
En ese mundo encerrado en Arlés se revela como expresión del tiempo, despertando el sentimiento de vivencia con pasadas generaciones, quienes impregnan en el ambiente su paso cultural alguna vez ahí vivida y que aún sigue estando viva en ese lugar.
Vincent Van Gogh, el artista del impresionismo, desde su enigmático mundo interno ha dejado su huella que lo identifica y lo hace vivir en ese lugar, dejándola impresa en la vasta obra pictórica que proyecta una visión de un mundo con su cautivadora visión.