Sax murió por una negligencia médica, acusa bajista de Santa Sabia
El músico Alfonso Poncho Figueroa, de Santa Sabina, declaró que el médico que lo atendía no le estuvo dando medicamentos para la diálisis y que no estaba intubado
La muerte de Eulalio Cervantes Galarza “Sax”, integrante de La Maldita Vecindad, habría sido por negligencia médica y no por Covid-19.
Si bien se manejó que su muerte se debió por complicaciones de la enfermedad causada por el coronavirus SARS-CoV-2, el bajista Alfonso Poncho Figueroa, de Santa Sabina, declaró lo siguiente desde Malinalco, donde el cantautor reside.
“Parece que hubo negligencia médica. Acabo de hablar con su esposa Jéssica y me comentó que ella le insistía al médico que lo atendía en donde estaba Sax hospitalizado que le diera sus medicamentos para la diálisis y no lo hizo. No estaba intubado, así que no fue por ahí del Covid-19 por lo que murió, pues tenía buena capacidad respiratoria, con una alta oxigenación de 90 por ciento, según me dijo ella.
“Creo que si se trata de negligencia médica, algo legal habrá que hacerse... A mí me duele mucho que haya muerto así, pues tocamos en muchas ocasiones juntos y de hecho hay un video en YouTube donde sale Maldita Vecindad sin Aldo, su bajista, en la televisión, porque estaba enfermo y yo lo tuve que suplir.”
A su vez, José Luis Pacho Paredes, baterista de la banda original Maldita Vecindad y director del Museo Universitario del Chopo de la UNAM, declaró, de acuerdo con publicación de vanguardia.com.mx.
“No sabría qué decirte... Ya descansó y es una pérdida tremenda. Son tiempos terribles en general y especial también para el rock. Estoy pasmado. Yo me llevaba muy bien con él, antes de la pandemia nos veíamos y ya cuando comenzó nos hablábamos por teléfono. Cuando supe que enfermó le ofrecí apoyo a su querida Jéssica, pero ya no le pregunté detalles ni nada acerca de su muerte. ¿Qué más puedo decir? Es una noticia demasiado triste.”
“Me agarró desprevenido saber esta mala onda. Eulalio siempre fue una persona que se llevó muy bien con todo mundo, todos lo apreciábamos; era algo introvertido, pero bastante profesional y muy concentrado en su labor de músico. Yo creo que era una persona muy justa, callado y reservado a veces, pero no aguantaba que la gente diera rienda suelta a sus egos”, dijo Eduardo Barajas, gerente del bar rocquero La Última Carcajada de la Cumbancha (LUCC) y al frente de la Escuela de Arte Obrera (ArO), ubicada en la colonia capitalina del mismo nombre.
“Tenía su carácter y su forma de protestar contra las cosas que él consideraba estaban mal o contra las injusticias. No era una personalidad protagónica, pero sí fuerte a pesar de su humor tranquilo. Ya llevaba un tiempo luchando por su salud y desgraciadamente ya descansa en paz.
“En el LUCC, la Maldita Vecindad llegó a tener tanto éxito que los programábamos los fines de semana, haciendo que otras bandas les abrieran. Fuimos a varios festivales juntos, como el Festival de la Raza y en verdad, lamento mucho su partida”.