Rebecca Jones posa sin peluca y narra su lucha contra el cáncer de ovario
"La actriz de 64 años de edad dice haber superado los peores momentos y sentirse más fuerte"
Rebecca Jones insiste en que no es una portavoz ni una guerrera sino una sobreviviente del cáncer.
En su casa, platica afable y con una energía inusitada una mujer que hace casi un año fue diagnosticada con cáncer de ovario.
“La enfermedad estaba en etapa tres, muy avanzada, pero los médicos me dijeron que afortunadamente soy muy sana; llegó a un cuerpo fuerte sin diabetes ni hipertensión”, dice.
Y vaya que es fuerte tanto en su físico como en un carácter que, como actriz, ha mostrado en 35 años de carrera, publica la revista Quién.
La decisión de posar sin peluca surgió natural. Se sintió en confianza, sobre todo para dar un mensaje poderoso a las personas enfermas de cáncer:
“Es importante que las mujeres sepan que el pelo, eso de lo que nos cuesta mucho trabajo desprendernos, que es como nuestra ropa de la cabeza o nuestra personalidad en muchos casos, no hay que verlo así. Hay que abrazar la vida antes que cualquier pedazo de cabello”, expresó la actriz de 64 años.
Rebecca dice que no se gustaba cuando se veía en el espejo sin pelo, después de las quimioterapias a las que empezó a someterse. “No me gustaba lo que veía, sobre todo cuando te ves sin cejas, ya deja tú el cabello, las cejas son terriblemente importantes para la cara, son una presencia muy fuerte, para mí eso fue la prueba más fuerte de antivanidad que he pasado en la vida y lo hago para que las chavas sepan que no es lo peor de todo”.
Ella dice dice que si tienes la oportunidad de curarte de un padecimiento “tan espantoso como el cáncer o tan terrible o tan serio”, no hay que preocuparse porque el cabello, las pestañas y las cejas vuelven a crecer o te lo ponen.
“Eso no importa y cuando aprecias poder levantarte y que tus piernas te funcionen todavía, que tu voz, que tus sentidos funcionen, te juro que el pelo pasa a último término, ¡entonces estoy muy contenta de estrenarme de semicalva en Quién!".
La introspección que tuvo durante los casi ocho meses de tratamiento la ayudaron a reflexionar:
“En realidad somos almas y cuando se te olvida la materia, que somos un cascarón nomás y lo más importante es nuestra alma, te sientes en paz. Qué horrible estar súper guapa por fuera y tener pelazo y todo pero no tener un alma limpia, bonita, tranquila, que te dé paz, creo que la felicidad es la paz. Y así estoy ahorita”, añadió.
Rebecca dice que ya puede hablar del tema desde su trinchera, y es con un pensamiento optimista:
"Hubo cosas muy positivas que me ayudaron y que pienso que no nos eximen de que nos acerquemos a tener cáncer algún día, pero que definitivamente te hacen entender más sus mecanismos"
Para ella, entender esto fue como un rayo de luz...
“Y tienes que aprovecharlo porque si te vas al dramatismo y dices por qué me pasó esto a mí que llevaba una vida perfecta, no te ayudas. Al sentirte víctima en cualquier enfermedad te vas para abajo. Yo me sentía guerrera, aunque no me guste la palabra. Me despertaba a medianoche con los malestares y los vómitos y estaba sola, a veces con una enfermera, otras sola. Es una prueba, es un temple, una prueba al temple o te hundes para siempre”.
Otro punto importante que Rebecca quiere comunicar a la gente es no dejarse llevar por algunas palabras que dicen los médicos, tanto por su trabajo o por su manera de plantearle las cosas a alguien con una enfermedad grave: “Yo sé de casos que con una palabra fuera de lugar que te dé el doctor, puede matar a alguien, un diagnóstico mal dado, una palabra sin aliento, es muy delicado”, aseguró.
Rebecca está muy preocupada por difundir aspectos que ella considera básicos para que las personas que toman quimioterapia no se dejen vencer por los inconvenientes, como perder el apetito o vomitar los alimentos. Insiste en que siempre hay que comer algo. “Hay que luchar contra esas cosas en las etapas de quimioterapias y es cuando hay que nutrirse. Hay gente que se muere de anorexia, por no estar nutrida”.
En medio de las ocho quimioterapias que recibió, Rebecca fue sometida a una extirpación de ovarios y de apéndice porque tenían que limpiar toda la circunferencia donde estaba localizado el cáncer.
“Después de la operación, en la quinta quimioterapia quería tirar la toalla, me pregunté por qué seguir con eso. Pero el cuerpo es mágico, a mí ya se me olvidó lo mucho que sufrí”.
A Rebecca la declararon en inmunoterapia hace unas semanas, es decir, estará en tratamiento un año más para evitar que el cáncer regrese:
“Estoy muy feliz de estar sintiéndome tan bien. Así de rápido como vino así se fue, impresionante”, concluye esta mujer que demostró el temple más allá de los escenarios, lo hizo en su propia vida.