Mi Banda El Mexicano está de regreso y Casimiro Zamudio explica cómo

Héctor Guardado
02 marzo 2018

"La agrupación, ahora llamada Su Majestad, se revitaliza como un fenómeno en los conciertos de rock; está invitada al Machaca Fest, en Monterrey"

MAZATLÁN._ Casimiro Zamudio es un hombre feliz, un ícono de la música grupera que dice que nunca se fue, que siempre estuvo y ha estado haciendo música y cantando, durante 15 años, con menos trabajo, pero desde el 2015 en que se presentó en uno de los foros de rock más importantes de Guadalajara (el C3 Stage), la agenda de El Mexicano está llena con conciertos en lugares en donde se toca rock y con un público que oscila entre los 18 y los 30 años.

“Yo siempre seguí estando donde mismo. Nunca me preocupo por el pasado y vivo el presente, siempre he estado consciente de que mi música es muy buena, que a la gente le gusta y tarde que temprano se van a dar cuenta. Y mira, ya se dieron cuenta otra vez”, compartió.

“Yo no regresé a los foros porque nunca me fui, ganando más o ganando menos, siempre sentí que estaba en donde he pertenecido, en los escenarios. Nunca me deprimí por no tener tanto trabajo como en los 90, siempre he seguido trabajando”.

Casimiro se considera un soñador que pone sus ojos en el futuro, no en el pasado.

“Soy un soñador, un Quijote, un Sancho Panza, yo sé que lo que hago está bien hecho y a la hora de salir a un escenario se los demuestro. Soy un payaso del escenario, por eso la gente me quiere, y eso no se hace, se nace, creo que eso lo herede de mi mamá. Yo soy el bueno, el malo y el feo, las tres cosas al mismo tiempo, y como a las mujeres les gustan los feos me convirtieron en el sex simbol de los 90”, aseguró riendo.

 

El Mexicano, parte de la historia musical de Sinaloa

Su Majestad Mi Banda El Mexicano llegó al clímax de su carrera en 1990 con “No bailes de caballito”, una canción grupera que se inclinaba por lo electrónico y que cautivó al público con el beat repetitivo que era el corazón de su propuesta musical enriquecida con un teclado, batería y bajo eléctrico.

Ahora le agregaron los colores y la energía que le da la guitarra eléctrica, que es el instrumento que toca Casimiro Zamudio, que es el detalle que ha gustado a las nuevas generaciones que lo reciben en los escenarios del rock en México.

“Yo era roquero cuando empecé a interesarme por la música, me gusta mucho Led Zeppelin, Queen, Santana, él es mi guitarrista favorito, pero en la época en que formamos El Mexicano no te quedaba de otra más que tocar los éxitos de Estados Unidos, porque en la radio se tocaban prácticamente sólo canciones en inglés, solamente estaba La Rancherita, en la que tocaban música en español, pero regional mexicano”, dijo.

“El grupo nació en 1974, éramos músicos que andábamos en el cotorreo y nos juntamos para tocar covers. Desde el principio se llamó El Mexicano , se nos ocurrió para ser diferentes porque, en esa época, todos los grupos musicales en Mazatlán tenían nombre en ingles: The Sunset, The Love Factory…

En ese tiempo salió una película con Jorge Rivero que se llamó ‘El Mexicano’, que era sobre un peleador callejero, nos gustó y le pusimos así. Poníamos mucho ambiente en las fiestas, nosotros nacimos antes del movimiento de rock en español”.

 

Su éxito los llevó al naufragio

El Mexicano empezó tocando los éxitos de Led Zeppelin, Carlos Santana, Los Beatles. En los 80 cambiaron a canciones de Camilo Sesto y Juan Gabriel.

“Siempre marcamos la pauta entre los grupos versátiles del sur de Sinaloa, nosotros decíamos que los temas que tocábamos estaban a un grado de la patente, la gente le gustaba -decían- que se oían como en los discos. Éramos grupos fusileros porque tocábamos puros covers, pero eso era lo que la gente quería”, expresó.

“A finales de los 80 empezaron las estaciones a tocar música en español, siempre revisamos las listas de éxitos en la República y en Estados Unidos y nos adelantábamos a las peticiones de la gente, en ese tiempo nuestra área en la que trabajábamos abarcaba de Culiacán hasta Ixtlán del Río”.

Entre 1974 y hasta mediados de los 80 tuvieron mucho trabajo como grupo versátil, 12 fechas al mes y 31 en diciembre, grababan discos pero sin tener impacto de masas porque tocaban sólo covers, se los pedían constantemente porque tocaban con fidelidad a los originales. Eso los estancó.

“En esa búsqueda, a finales de los 80 nos inclinamos por la música ranchera, nos comenzó a ir mal porque se puso de moda la onda de las tecnobandas con grupos como La Nueva Estrella, Banda Camino, Vaquero Musical, Banda Móvil , nosotros éramos cuatro elementos y el sonido de esos grupos dependía de las trompetas y los instrumentos de viento. No encajábamos porque nosotros no teníamos eso elementos, sólo éramos cuatro músicos, nos quedamos fuera de la jugada y se acabaron las contrataciones. Eso nos puso en el naufragio, estábamos desesperados y siempre de las crisis surgen cosas muy buenas”, recordó.

 

Un nuevo estilo, sin saber

En su desesperación por crear propuestas que les regresaran el trabajo que estaban perdiendo, incluyeron un aparato que con un beat repetitivo marca el ritmo y envuelve a las canciones

“Le gustó a mucha gente, pero no nos programaban en radio, nos tocaban los sonideros. La gente apagó la radio y ponían sus casettes en sus carros, fue un fenómeno muy curioso porque nuestra música se escuchaba mucho, pero no nos contrataban”, comentó.

“La compañía disquera nos propuso grabar los 12 temas más escuchados en ese momento. Cuando llegamos a la K Buena con ‘No bailes de caballito’, ni caso nos hicieron, estaban embelesados con Bronco. Ese primer disco se llamó ‘Ya llegó’ y tenía temas como ‘La parabólica’, ‘Pelotero a la bola’ y ‘Ya llego’, entre otras. Después salió el disco que trae ‘Pa’que la bailes’. Con el que logramos el mayor éxito fue el tercer disco que se llamó ‘A bailar de caballlito’ que fue en donde empezamos a meter temas míos, ‘No bailes de caballito’, ‘Ma, me, mi, mo, mu’, ‘Ya llegó’, ‘Bailando de caballlito’, ‘No me dijiste adiós’”

Ni siquiera estábamos conscientes de que era un estilo nuevo, no recibíamos dinero, pero en todas partes nos escuchaban. Luego nos vestimos con trajes de piel y un día llegamos con el saco de piel, pero sin camisa, a la televisión. Eso no se usaba y como no teníamos panza se nos veía bien”, bromeó.

“No bailes de caballito” vendió 15 millones de copias, el éxito de la banda duró 10 años. Como pasa con muchas agrupaciones que están en el clímax, el éxito les hace daño y se separan. El Mexicano no fue la excepción, sus integrantes Casimiro, Germán, Jorge y Pancho se separaron y se convirtió en Su Majestad Mi Banda el Mexicano de Casimiro Zamudio.

 

El grupero regresa a ser roquero

“En el 2015 decidí retomar la guitarra porque en las presentaciones la gente me la pedía. Empecé a tocar y ese año los empresarios se arriesgaron a llevarme al C3 Stage, un lugar en donde se programan sólo grupos de rock. Como a mí me ha gustado lo roquero de toda la vida, me sentí en mi medio”, dijo.

“Así se creó el crossover entre la música grupera y el rock , los jóvenes se sienten familiarizados con el sonido de la guitarra eléctrica que es parte del alma del sonido del rock, con ella se creó la magia. No llegamos con la música de los 90 a esos foros, sí era esa música, pero enriquecida con el sonido de la guitarra eléctrica que provoca euforia entre los que la escuchan”.

Los jóvenes buscan a Banda El Mexicano y hacen que los empresarios los lleven a foros roqueros por excelencia, como el Guadalupe Valley Fest de Ensenada y el Machaca Fest de Monterrey.

Recientemente se presentaron en el Auditorio Benito Juárez en las Fiestas de Octubre en Guadalajara y se llenó. A los seis días repitieron en Guadalajara, en el Estadio Omnilife, a donde entraron 15 mil gentes.

“Creo que tengo un sexto sentido para sentir qué es lo que puede funcionar. En la música me pasa mucho. Estamos tocando el mismo repertorio pero le sumamos la guitarra. Acabo de grabar duetos con Centavrvs, La Calor que toca cumbia electrónica, Los Reyes de la Tecnobanda, Jonas de Plastilina Mosh y con Tierra Sagrada”.

 

‘Quiero que mi legado quede con mi hijo’

Casimiro Zamudio anuncia que su hijo Allan será el heredero de su legado musical.

“En las redes sociales siempre me preguntan si va a ir Allan a la tocada, ya va a estar presente en todas las presentaciones que vamos a tener. A la gente le gusta mucho, nos parecemos. Siempre le ha gustado la música, al mismo tiempo que estudiaba para chef estudió piano”.

Allan Zamudio nació y creció viendo a su papá en los foros y viendo a su papá ensayar en sus casa todos los días de su vida.

“Crecí escuchando a mi papá tocar y cantar en la casa, porque siempre está cantando, ya me sé todo el repertorio y estoy feliz de ser parte de este proyecto”, comentó Allan Zamudio.

“El 29 de noviembre en Aguascalientes hice mi debut, fue difícil enfrentarme a un público de más de 10 mil personas, en realidad soló fui a tomar videos y fotos de los shows para subir a las redes, y mi papá me dijo que ya era hora y que lo hiciera de una vez y me presentó como su hijo. La primera canción que cante fue ‘Ya llegó’”.

 

¿Romance con Talina Fernández?

En los 90 se murmuró que Casimiro Zamudio tenía una relación con Talina Fernández, el líder de El Mexicano, después de más de 20 años, aclara lo que sucedió.

“Talina Fernández nos apoyó mucho, ella era una mujer hermosísima y muy preparada, tenía un programa muy exitoso en Televisa, fuimos varias veces a su programa, la primera vez tocamos ‘La Negra Catalina’, ella se llama así (Catalina), le gustó el estilo de la banda y nos apoyó desinteresadamente”, señaló.

“La invitamos a Mazatlán a un Carnaval, nos llevamos muy bien con ella y se le ocurrió un ardid publicitario, nos dijo que cuando anduviéramos en el Malecón o en Olas Altas la abrazáramos y nos portáramos muy querendones con ella. En esa época yo no estaba tan jodido, nos dimos besos y andábamos abrazados, pero fue un ardid publicitario porque ella venía con su pareja que era Víctor Gordoa. Todos dicen que fue mi vieja y todavía la gente me dice que yo anduve con la Talina, pero no es cierto, lo hizo solo para ayudarnos”, aclaró.