El pasado racista de Disney que trata de limpiar en su nueva plataforma, pero ¿es necesario borrarlo?
"El gigante de entretenimiento ha decidido que en su plataforma de streaming va a eliminar partes u obviar películas racistas como Canción del sur"
Madrid/Ciudad de México (SinEmbargo).– Canción del sur (1946) es una película de Disney basada en las historias folclóricas del tío Remus, un viejo negro que trabajaba en una plantación de algodón de Estados Unidos. Y lo hacía feliz, acompañado de niños y animales animados en un mundo multicolor. Una realidad que afectó a millones de esclavos, que provocó torturas, matanzas y un racismo que todavía hoy se sigue heredando, quedaba “blanqueada” en una cinta con sabor a nube de algodón.
No es la única. Desde Blancanieves y los siete enanitos (1937) es extraño no encontrar un clásico de la compañía de Mickey que no esté manchado con tintes machistas, racistas o incluso homófobos. Por ello, ahora, con el lanzamiento de la plataforma de streaming llamada Disney + que llegará en noviembre a EU, era inevitable no hacerse una gran pregunta: ¿qué ocurrirá con este tipo de contenido?
El gigante del entretenimiento ya ha dado pistas de cómo lo tratará. De momento, se sabe que el largometraje Canción del sur no podrá verse y que una escena concreta de Dumbo será eliminada. Se trata de aquella en la que aparece un cuervo llamado Jim que, en realidad, hace referencia a las denominadas leyes Jim Crow que permitieron la segregación racial en EU hasta 1965. Pero la decisión no parece tanto un acto de corrección como uno de ajustarse a las nuevas demandas del mercado. Así se puede leer en las declaraciones que The Hollywood Reporter recoge de Bob Iger, director ejecutivo de Disney, el cual después de ver Dumbo sintió que algunas partes “no sentarían bien a ciertas personas hoy día” y que de traerlas de vuelta “afectaría al interés” de sus accionistas.
A pesar de ello, es significativo que la Disney de la última década esté intentando dar la vuelta a su pasado con productos como las nuevas entregas de Star Wars, marcadas por un plantel de actores multiculturales, o Coco, una oda a México en tiempos de Trump. “Convierten un supuesto ‘antirracismo’ en un producto a consumir. Es una doble jugada, limpian su imagen y hacen dinero con ello”, explican desde Es Racismo, una plataforma de denuncia del racismo social e institucional, a eldiario.es.
Aun así, valoran positivamente “toda decisión que busque erradicar aquellos elementos que contribuyan a reforzar un imaginario racista”, aunque, en todo caso, lo que señalan es “la lentitud con la que llega esta decisión”. Ha pasado más de medio siglo desde que se estrenó Dumbo y, desde entonces, esa escena ha permanecido impoluta en ediciones como la que sacaron 2011 con motivo de su 70 aniversario.
En la misma línea del colectivo se sitúa el director de cine Santiago Zannou, que en 2017 fue el primer afrodescendiente en presentar un premio Goya tras haber ganado el de mejor director novel por El truco del manco (2008). “Muchos de nosotros hemos sufrido estas pequeñas discriminaciones que nos han acompañado desde la infancia”. Reitera que la medida de Disney es positiva porque “toda propuesta para quitar cosas que puedan llegar a ser racistas es necesaria, aunque se ha tardado muchísimo en hacer”, apunta.
Gran parte de las creaciones de la compañía forman parte de mediados del siglo pasado y, aunque el factor temporal tampoco lo justifica, sirve para comprender a qué clase de espectadores estaban destinadas. “No parecían estar dirigidas para que lo consumieran todos los públicos, sino uno occidental y blanco. Es evidente que este mundo está cambiando y, si Disney quiere participar con sus productos, pues tiene que aceptar unas pequeñas reglas entre las que se encuentran las de intentar ser lo menos machista o racista posible”, añade el cineasta.
¿HAY QUE ELIMINAR TODO PASADO RACISTA?
La guionista de cine y televisión Ellen E. Jones escribió un artículo en The Guardian hablando de por qué hay que evitar que los más pequeños se enfrenten a un contenido como el de Canción del sur o la escena de Jim Crow. Porque, aunque es difícil que comprendan el contexto de las leyes esclavistas, sí que “absorberán sus mensajes”. “Proteger las mentes jóvenes del sexo y la violencia en la pantalla no es controvertido, ¿por qué el racismo debería considerarse menos obsceno?”, denuncia la experta.
Pero entonces, ¿se debería reeditar todo aquello que en algún momento fue racista? “Una producción cultural racista que no haga una crítica profunda a la discriminación racial contribuye a normalizar el mismo. Pero pensamos que es importante también contemplar la posibilidad de mantener estas producciones porque es necesario no reescribir y que no desaparezcan las manifestaciones históricas del racismo”, consideran desde Es Racismo.
En cambio, Zannou no cree que “porque cambiemos las películas vayamos a olvidar el pasado racista que tenemos los occidentales”. Continúa diciendo que la solución tampoco es “ponerlas en el olvido”, pero sí se deben “señalar para dejar claro su mensaje” y así evitar la naturalización del mismo. Es lo que, por ejemplo, ocurre con producciones como El nacimiento de una nación (1915) de D.W. Griffith, la cual defiende abiertamente el supremacismo blanco y muestra a los integrantes del Ku Klux Klan como héroes. “Es una película que he tenido que estudiar muchísimas veces y es tan buena como racista. Tenemos que acercarnos a ver todas las obras, pero a un determinado tipo de ellas hay que hacerlo con un ojo muy crítico”, matiza el cineasta.
Lo que debe cambiar entonces no es solo la predisposición de Disney a ofrecer un contenido para que las nuevas generaciones se cimienten sobre otros pilares culturales, sino también la perspectiva de quienes se enfrentan a este contenido. “Si una producción tiene como fin propagar el racismo o simplemente contribuir a normalizar la existencia de este, lo que hay que hacer es una crítica pública y un señalamiento a sus productores y creadores”, opinan desde la plataforma de denuncia.
Este tipo de contenido no solo llega desde Disney ni desde el cine. Ocurre con programas, anuncios de televisión o incluso con la literatura. “Igual que tenemos el anuncio racista de los conguitos, con una repercusión muy amplia que llega hasta nuestros días, tenemos libros académicos que nos muestran a la población musulmana como el enemigo”, subraya el portavoz de Es Racismo.
Otra polémica reciente al respecto estuvo relacionada con la iniciativa de la escuela pública Tàber de Barcelona de retirar cuentos como Caperucita Roja y La bella durmiente porque, según ellos, fomentan valores sexistas y discriminatorios. La medida llegó a ser criticada incluso por el presidente de Vox, Santiago Abascal, para quien “estos progres izquierdistas están contra el sentido común, contra las cosas normales”.
No obstante, lo clásico no siempre es eterno ni inmutable, porque, de lo contrario, nunca se abandonaría la faceta machista, LGTBfóbica ni racista. Solo si se combate con otros prismas desde los que ver la realidad, como explican desde Es Racismo, “conseguiremos concienciar desde muy jóvenes para pensar de forma conjunta cómo conseguir una sociedad en la que términos como igualdad no sean papel mojado”.