El cine mexicano como una ventana hacia la realidad violenta y dolorosa del país

SinEmbargo.MX
19 octubre 2022

El género documental no es el único interesado en querer mostrar esos escenarios, la ficción ha tomado fuerza y también busca contar esas historias.

En la edición 64 de los Ariel, los premios de la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas (AMACC), los filmes Noche de fuego, de Tatiana Huezo, y Una película de policías, de Alonso Ruizpalacios, fueron las grandes ganadoras del evento.

Dos cintas que son una ventana a la realidad violenta y dolorosa de nuestro país, y la muestra de que el cine tiene una necesidad profunda por retratarla.

Noche de fuego, coronada a Mejor Película y basada en la novela Prayers for the Stolen de Jennifer Clement, sigue a tres niñas que crecen rodeadas de violencia inclemente causada por el narcotráfico y que parece introducirse en muchos de los aspectos de su vida a lo largo de años.

La cinta representó el debut de Tatiana Huezo a la ficción después de la salida de sus largometrajes documentales El lugar más pequeño (2011) y Tempestad (2016), ambos siendo testigos de las consecuencias de la violencia. Para la directora, Noche de fuego significa el cierre de una trilogía que tiene que ver con “la herida, con el trauma y con la ausencia”.

“Vengo del mundo documental, estoy anclada en la vida, en la realidad que nos sucede a los mexicanos, que está ahí, está latente y pienso que cualquier creador, cualquier contador de historias, cualquier cineasta inevitablemente a su trabajo lo permea el mundo que habita, el tiempo que le toca vivir. Mi trabajo está permeado por lo que pasa en México inevitablemente, y Noche de Fuego representa la oportunidad enorme de contar nuestra realidad desde otros lados que no había explorado, que es ver el mundo desde los ojos de una pequeña, de una niña, desde una mirada mas plural y más pura”, expresó Tatiana.

Este filme fue reconocido desde que inició su camino por festivales de cine. En Cannes recibió una Mención Especial que la directora agradeció dedicando a todas las mujeres latinoamericanas dicho reconocimiento además de desear frente al público que su hija “pueda caminar sin miedo en la calle en el futuro”.

“Pienso que es una película que llega en un momento importantísimo, llega un momento en donde la exigencia de justicia para frenar la violencia contra las mujeres es un momento crítico que estamos viviendo ahorita, entonces en ese sentido, si la película logra provocar reflexiones, si la película logra acercar a otro a una realidad que no conocía, si la película logra que un espectador empatice con estas niñas hermosas y las quiera y después se le tuerza el estómago con la posibilidad de que una de ellas esté rota y desaparezca, pues pienso que la película acompaña de alguna manera el momento que estamos viviendo. No es que yo haya dicho voy a hablar de esto, pero inevitable la vida se cuela a nuestras películas”.

Una película de policías, ganadora a Mejor Dirección, Documental, Guión Orinal, Actor y Actriz, entre sus preseas más importantes, es un híbrido que viaja entre la ficción y la no ficción para presentarnos la historia de Teresa y Montoya, dos policías que se han vuelto parte de la crisis sistema policial del centro de México.

El filme buscó ir más allá que sólo el entretenimiento y nació tras el sexenio de Enrique Peña Nieto, pues su director quería mostrar cómo es que la corrupción y la impunidad van de la mano, tal y como sucedió durante el Gobierno del priista.

La actriz Mónica del Carmen, protagonista de este filme y ahora ganadora del Ariel, habla de la responsabilidad que recae sobre ella como actriz al interpretar papeles basados en historias reales, como sucede en Una película de policías.

“Soy una actriz a la que le interesa mucho entender la violencia, que procura entender por qué este país siendo tan bello y tan poderoso con una gente tan valiosa, sigue sumido en un clima de violencia, de desapariciones forzadas, de feminicidios, de ecocidios, de pérdida del territorio y siento que mi vocación, más que hacer una actriz que atiende al glamour o ha decir ‘es que soy una artista’, atiende a una necesidad de comprender, por qué esos contrastes tan terribles en nuestro país, porque me gusta este país, me gusta vivir en este país, quisiera que este país disfrute de todo lo que tiene, pero sobre todo más que sea disfrutarlo por personas extranjeras, sea disfrutable por nosotras, nosotros, y es mi tarea, y es mi vocación y es mi posibilidad, ahora que estoy aquí desde mi trinchera luchar por vivir en un país mejor”.

La tercera cinta con mayor número de Arieles, con tres, fue Los minutos negros de Mario Muñoz Espinosa, una historia que está ubicada en los años 70 en el zona del Golfo de México, un territorio asediado por narcotraficantes y policías corruptos, en donde reina la impunidad, y los que están en busca de la verdad y la justicia son los menos.

Leonardo Ortizgris, protagonista de la cinta y quien estuvo nominado por esa actuación a Mejor Actor, platicó para este diario sobre el temor que le dio desarrollar a su personaje ante una realidad tan violenta como la de México.

“A mí me daba miedo lo que estábamos haciendo porque hablar de la injusticia en nuestro país y que estemos tan a flor de piel y tan endebles ante un acontecimiento que de pronto puede acabar con tu libertad o con tu vida, me parece un punto que hay que tener presente todo el tiempo y tratar de transformarlo, creo que el cine tiene esa responsabilidad”.

El cine, ventana de la realidad

Durante la ceremonia del Ariel se celebró la diversidad del cine, sus colores y matices de los que está compuesto a través de su infinidad de historias, pero sin duda una línea que siempre está presente es la de presentar narrativas que hablan sobre los problemas que aquejan al país.

“Hemos visto crecer la exigencia de una verdadera paridad y equidad de género, en todos los ámbitos y en particular en el cine y en el audiovisual, pero en donde más que nunca nos preocupa la violencia y la impunidad en una sociedad profundamente lastimada que nuestro cine refleja con toda crudeza y claridad”, pronunció Leticia Huijara, presidenta de la Academia durante su discurso en esta entrega.

Mónica Lozano, productora de filmes como Amores Perros y ex titular de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas, no duda al describir al cine mexicano como un “retrato de una sociedad y de sus diversas problemáticas en momentos y circunstancias”.

Coincide con Tatiana Huezo en que la realidad que nos rodea termina por permearnos, un aspecto que, indica no es algo actual y que se ha visto expresado a lo largo de la cinematografía mexicana.

“Como artista como ciudadano hay cosas que te cimbran y que por un afán de reflexión, de denuncia, de transformación del problema, lo pones en la pantalla y si vamos haciendo un recorrido de los más de cien años de hacer cine en México vamos a ver que esto se reitera a los largo de las épocas porque eso es lo que habla de una sociedad viva que quiere cambios y transformaciones, qué bueno que pase y que no nos vayamos por cine complaciente y superficial”.

El género documental es el preferido para contar y retratar las distintas realidades de un país, pero ahora la ficción parece retomar con una mayor fuerza estas historias para desarrollar estos escenarios como en Noche de fuego, Una película de policías y su toque de ficción, y claro, también Los minutos negros.

Y en años pasados lo vimos con Sin señas particulares (Fernanda Valadez) al ver a una madre salir a buscar su hijo, Mano de Obra (Davis Zonana) y la pobreza en un México desigual como también en Las niñas bien (Alejandra Márquez Abella), Roma (Alfonso Cuarón) y Un país clasista y racista, y la lista sigue.

Lozano reconoce que debe haber el cine que sólo entretiene, pero es también necesaria la existencia del que nos haga ver reflejados y nos incomode.

“Me parece bien que haya un cine que entretenga y que ayude a evadirte, pero también me interesa que haya el otro cine donde se pretende que transformas nuestras realidades y nos haga conscientes”.

“Creo que es fundamental seguir haciéndolo, no es una moda, es una necesidad creativa, son temas que sin duda te están taladrando la cabeza te están estrujando la visera porque hay que hablar de eso”, destaca Leonardo Ortiz gris, quien también ha actuado para filmes como Tengo miedo torero (2020) o Güeros (2014).

Un canal que sensibiliza

Y entonces, frente a esta realidad de un sin fin de posibilidades y escenarios, ¿Qué lugar toma el cine?

“El cine nos permite compartir, nos permite llevar historias a los espectadores y acercarlos a otras realidades, el cine de alguna manera provoca emociones, acerca a los personajes a otros seres humanos, te permite conocer cosas que nos pasan, cosas difíciles de la realidad, desde los rostros, desde la voz de los personajes, desde ellos como seres humanos y no como cifras o una noticia del periódico, te permite vivir en la piel del personaje y pienso que eso genera empatía y pienso que la empatía es algo poderoso, el poder tener reflexiones y el voltear a mirar cosas que nos están pasando en México, una de las realidades más dolorosas de México, el cine nos acerca”, destaca Tatiana Huezo.