Cautivan Yuri y Carlos Rivera a los mazatlecos
"Iluminan la coronación de Libia II, dos profesionales de la música, que son aplaudidos por los asistentes al Estadio Teodoro Mariscal"
Dos artistas profesionales iluminaron el escenario de la coronación de Libia I, Reina del Carnaval de Mazatlán 2020. Yuri y Carlos Rivera son buenos bailarines, tienen dos de las mejores voces del espectáculo de la música en México, su imagen, sus bailarines, coreografías y multimedia conquistan la mirada por la calidad con que están diseñadas.
Yuri cambió de vestuario seis veces, mostró un cuerpo bien entrenado para el baile y para conseguir el tono muscular que a sus 56 años de edad solo se logra con mucha disciplina en la dieta y el ejercicio. Carlos Rivera tiene ese nivel de compromiso con su público, su imagen es impecable, contemporánea y además es compositor.
En Mazatlán presentaron un show que involucra al público, Yuri lo hizo hablando desde el escenario con la Reina, que fue trasladada de su trono a las sillas del público por requerimientos del show, le pidió prestado su vestido para uno de sus shows, lo hizo con la gracia, el salero y el humor que la caracterizan.
Llamó a las reinitas del 2019 y 2020 a que se tomaran fotos con ellas y les dio una clase de cómo saludar en los carros alegóricos, “corto, corto, largo, largo”, con eso se echó a la bolsa a todo el público mazatleco que le gusta que le den su lugar a sus reinas, no ven bien que los artistas que comparten el escenario con ellas, las ignoren.
Por su parte, Carlos Rivera tiene un grupo de dinámicas para interactuar con las mujeres jóvenes que lo admiran y que logran prender al público, una de sus fans subió al escenario y cantó junto con él Regrésame mi corazón, la jovencita se sabía cada minuto de la coreografía que el artista baila cuando interpreta la canción.
En una de sus canciones románticas que hablan de un amor de verdad, comprometido, sincero y fiel, sus camarógrafos toman parejas que al darse cuenta que están en la pantalla del escenario se besan tiernamente, ese tipo de convivencia con el público consiguen que el espectáculo sea ligero y sumamente divertido.
Yuri,espectacular
Yuri cuida cada detalle de su imagen, exuberantes extensiones hacen que Medusa se opaque ante la cabellera que la jarocha consigue con esa técnica, su vestuario por sí solo puede armar un espectáculo por los diseños atrevidos y actuales que presenta y por el número de veces que lo renueva con texturas, colores y accesorios.
La primera parte del show lo hace con pistas, esto se puede saber a través de la aplicación shazam, que detecta pistas de canciones en donde está el aparato de telefonía móvil, en realidad no es importante porque en esta parte la artista ofrece un espectacular show visual, interpretando intrépidos bailes, integrados por brillantes coreógrafos.
La canción Hola abrió su catálogo de éxitos, siguió con Este amor no se toca, Te quiero, Amiga mía, cantó a dueto con la española Natalia Jiménez, que estuvo presente a través de un video, también en este bloque cantó Aire.
Su voz natural se explayó con El espejo, que cimbró al estadio con frases como “Hoy que no quieres saber más de mí, hoy que te voy a perder”, que fue coronada por miles de gargantas la noche del sábado.
En las pantallas apareció una sofisticada Yuri, vestida de primavera, rodeada de flores, con esa imagen interpretó su más grande éxito, una canción que es himno, que representa tres generaciones de mexicanos, La maldita primavera, intermitentemente la cantante dejaba que el público tomara la batuta de la primera voz, para ella hacer remates en los momentos clímax de la canción, creando momentos emocionantes en el espectáculo.
Carlos Rivera abrió su actuación con Soy aquel, Sería más fácil, Sólo tú, Cómo pagarte, Me muero, todas aderezadas con coreografías que evidencian el talento que tiene el cantante para bailar, ofreciendo un espectáculo redondo, su voz intensa y fuerte, que logra endulzarse en los momentos románticos, convence y consigue matices con los que crea atmósferas con las que abraza al enorme público que pobló la butaquería del Estadio Teodoro Mariscal.
El público no le permitió irse al cantante hasta las 23:00 horas con 30 minutos, pocos se movieron de sus lugares, ni la promesa del espectáculo del Combate Naval en Olas Altas pudieron hacer que la gente decidiera retirarse.