Vértigo

Ernesto Diezmartínez Guzmán
06 noviembre 2015

"'Los Inquebrantables' (**): vale la pena"

Durante las décadas de los 80/90, la queja repetida ante cada nuevo filme de Woody Allen es que ya no hacía películas tan sencillas y ligeras como antes. Después, ya en el nuevo siglo, el reclamo fue que su cine era... demasiado sencillo y ligero.
Y ahora, ya que nos acercamos a la parte final de esta década, podemos proponer un nuevo motivo para la decepción: después de La Provocación (2005) -la más seria y la mejor cinta de Woody en una década-, podemos afirmar que Los Inquebrantables (Cassandra's Dream, EU-GB, 2007), su más reciente largometraje, no es tan profundo como su cine de los 80/90.
Eso es lo malo de haber dirigido casi 40 filmes en cuatro décadas. Ante cada nueva obra alleniana, no falta el que dice: "Ah, pero X película que hizo hace 10/20/30 años es más chistosa/lograda/seria/ingeniosa..."
Y puede que se tenga razón, porque si algo abunda en la prolífica filmografía de Allen son, precisamente obras mayores, bien distribuidas a lo largo de 40 años entre un puñado de obras menores.
A esta última categoría pertenece Los Inquebrantables, que abreva de las preocupaciones de clase que le han interesado a Allen en su estancia europea ?La provocación y, en menor medida, Amor y muerte (2006) tratan de eso- con las meditaciones morales/existenciales que son el corazón de su obra maestra Crímenes y pecados (1989).
El nuevo ingrediente es que ahora la trama está ubicada en las clases medias-bajas londinenses, de donde quieren salir los indolentes hermanos Ian y Terry Blaine (Ewan McGregor y Colin Farrell), quienes aceptan asesinar a un socio de su misterioso tío Howard (Tom Wilkinson) para que éste les dé el dinero que ellos necesitan, Ian para irse a vivir a California con su ambiciosa novia actriz (Hayley Atwell), Terry para pagar 90 mil libras que perdió jugando a las cartas.
Otro elemento a notar es la insólita partitura clasicista compuesta por -nada menos- Philip Glass para este filme, y un apresurado desenlace que se coloca en las antípodas morales de Crímenes y Pecados. Es cierto, vista de forma aislada, El Sueño de Casandra no es nada del otro mundo; pero colocada en su debido sitio, junto a los otros 35 largometrajes allenianos, se trata de una interesante pieza menor del más consistente director estadounidense de su generación.
Un último detalle: después de una fructífera estancia en Europa, en donde dirigió cuatro filmes ?Los Inquebrantables es el tercero después de La provocación y Amor y muerte (2006) y antes de la filmada en España Vicky Cristina Barcelona (2008), presentada fuera de concurso en Cannes 2008-, Allen regresará a Nueva York a dirigir una cinta en donde, aparentemente, él actuará al lado de su alter-ego paranoico/neurástenico: Larry David, de la teleserie Curb your enthusiasm.

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Lo que no es entusiasmante: el comportamiento de tanto rústico culichi que es incapaz de apagar su teléfono celular antes de entrar al cine.
Comentarios: cinevertigo.blogspot.com.