Tony Meléndez ofrece un mensaje de esperanza
"Vivace Producciones comparte el último concierto de su primera temporada en línea"
El último concierto de la primera temporada en línea que ofreció Vivace Producciones se retransmitió el pasado jueves, con el cantante y guitarrista Tony Meléndez, quien en noviembre de 2019 se presentó en el parque Ciudades Hermanas, de Mazatlán, donde lanzó un mensaje de esperanza.
El músico contagió de energía positiva a los que se conectaron en línea compartiendo su experiencia, en la que la voluntad de vivir plenamente su vida lo llevó a superar las vicisitudes que significa haber nacido sin brazos.
La madre del Tony, de origen nicaragüense, fue una de las víctimas de la Talidomina, un medicamento que fue recetado en los años 60 a las mujeres embarazadas para evitar los malestares provocados por su estado.
Durante el concierto, el cantante compartió que él nació en 1962 sin brazos y siendo muy pequeño su familia se trasladó a Estados Unidos para que mediante una intervención quirúrgica le rehabilitaron uno de sus pies para que pudiera caminar, y desde entonces vive en dicho país.
Sus padres fueron quienes lo alentaron y formaron para que fuera autosuficiente, le enseñaron a tocar guitarra y hacer todo con sus extremidades inferiores.
Se entregó a la fe católica y encontró en Dios la fuerza y la voluntad para salir adelante. Tony compartió que no acepta decir “no puedo” o “no quiero”, siempre intenta resolver los retos que se le ponen enfrente y que para él es un milagro ver a las personas abrir sus manos y tomar las cosas.
Tony Meléndez compartió escenario con el tenor Juan Manuel Chu.
En un video que se proyectó durante la presentación se vio su encuentro con el Papa Juan Pablo II, que lo distinguió de entre cientos de personas y le ofreció su bendición.
Acompañado de guitarra, teclado y batería, Tony Meléndez inició su canto con la canción Dejemos huella, y al mismo tiempo que canta entre frase y frase ofrece sus palabras de aliento para no darse por vencidos y sus buenos deseos.
Continuó con Cantemos con alegría, motivando a tener una actitud positiva ante la realidad para tener energía para salir adelante.
Como despedida lanzó un mensaje de resignación ante lo que se va y abordó la clásica de The Beatles, Let it be, para compartir unos versos que alientan a la libertad.
También en inglés interpretó Don’t worry, be happy, una canción terapéutica en momentos de angustia; y una más que sugiere una entrega a Dios: No dudes más.
Su homenaje al Papa estuvo presente con Juan Pablo el Grande y una de las canciones que se convirtieron en símbolo del orgullo de la comunidad hispana en Estados Unidos por ser uno de los primeros éxitos musicales del paisano Ritchie Valens, La Bamba.
El esperanzador concierto cerró con la actuación del tenor navolatense José Manuel Chu, que interpretó Una madre no se cansa de esperar y Hasta el final, que también sirvieron para cargar de energía a los que se acercaron a escuchar el concierto.