‘Ser maestro es la mayor de las satisfacciones’, asegura Marco Rodríguez
Enseña Canto Coral, Técnica Vocal y es director del Coro de Ópera de Sinaloa
Que sus alumnos se dediquen al canto, que lo hagan con amor, que de sus voces surjan los sonidos necesarios y la energía de los conciertos fluya, son las mayores satisfacciones que Marco Rodríguez Badillo tiene como maestro.
Desde hace 10 años da clases de Canto Coral y de Técnica Vocal en la Escuela Superior de Música y ser maestro es una gran responsabilidad.
“Una dura responsabilidad estar dándoles una guía y además apoyándolos y diciéndoles vete por este camino, tienes que continuar, si te despiertas tarde lo dejas atrás, es un trabajo constante que cuando uno está joven no lo entiende mucho y cuando pasa el tiempo dice uno ‘es cierto’”.
Pero al final la gran recompensa es “escuchar unos sonidos armónicos, escuchar el ensamble vocal, una buena interpretación, finalmente es música y está para gozarse”.
Los inicios
Marco Antonio Rodríguez Badillo nació en Aguascalientes, es hijo de Marcos Rodríguez Velázquez (qepd) y Amparo Badillo Medina y su historia con la música surgió desde que era pequeño.
“Para mí fue fácil, sencillo, saber a qué me quería dedicar, mi papá era músico y toda la vida estuve escuchando música, se dedicaba a cantar en los templos, mañana, tarde y noche escuchaba música. Así nació la cosquillita”, cuenta.
A los 7 años comenzó a cantar en un coro infantil en su ciudad natal, con un maestro que recuerda que se llamaba Melchor, amigo de su papá. Estuvo ahí hasta los 11 años, pues cuando tenía 12, su papá falleció y él empezó a estudiar en la Escuela de Música Sacra.
Luego conoció la ópera, lo contactaron con la maestra cubana Ninón Lima, que vivía en Zacatecas y cada semana iba a Aguascalientes.
“A los 16 ó 17 años comencé a estudiar en serio la voz, me formé con Ninón Lima vocalmente, y musicalmente en la Escuela de Música Sacra y seguí en la Facultad de Música, en la Universidad de Zacatecas, bajo su tutela”
Estando en el Coro de ópera de Aguascalientes, le llegaron varias oportunidades de cantar en papeles pequeños en diversas óperas, pero su primera gran oportunidad le llegó a los 19 años y fue la de sustituir al barítono Eduardo del Campo en la ópera Rigoletto, que se había enfermado justo el día de la presentación.
“La persona encargada de la producción me dijo que si les echaba la mano para cantar en la función, lo hice. Eduardo del Campo estaba actuando en la parte del escenario y yo en la fosa, con el director”.
Y aunque su maestra lo “regañó”, porque era muy joven para interpretarlo pues Rigoletto, era un papel bastante difícil, destinado a barítonos vocalmente más maduros.
“Fue mucha adrenalina, era la primera oportunidad en un escenario con una ópera grande, antes estuve en varias óperas, en partes pequeñas, pero de esa envergadura fue la primera vez y fueron muchas emociones”, asegura.
“La adrenalina que se siente al estar arriba con un personaje de esa grandeza como Rigoletto. El que me echó porras para hacerlo fue el tenor Jorge López Yánez, muy reconocido en Aguascalientes”.
Era una época en que se hacía ópera en Aguascalientes de manera continua y en una ocasión fue un director Italiano y como tenía la inquietud de irse a estudiar al extranjero, gracias a que ayudó al instituto de cultura a salvar esa función, ellos me ayudaron un poco para que se fuera a estudiar al extranjero.
Y eligió Italia, la ciudad de Torino, donde estuvo un año, enfocado totalmente en la ópera, con la maestra Franca Matteucci.
Luego volvió a Aguascalientes con la idea de regresar a Italia, pero ya no se di y se quedó a trabajar en el Coro de Ópera.
Fue cuando le llamó el maestro Gordon Campbell para invitarlo a fortalecer el Coro que se había formado en Culiacán.
Y aunque al inicio pensó en Sinaloa con mucho miedo por todo lo que se decía, eligió venir y descubrió que no todo era cierto.
“Nos invitaron a Sergio Martínez, a Consuelo Vázquez y a mí a Culiacán, para reforzar el coro, hacerlo más grande. Y a partir de 2003 estuvimos a cargo, luego se sumó Fernando Martínez, otro barítono y se hizo un coro en forma”.
En Sinaloa se dio cuenta de que había voces que no se encuentran en ninguna otra parte, asegura.
“Su calidad vocal, la fuerza con la que hablan los sinaloenses les ayuda a hacer un canto con más energía, esa forma de ser tan desinhibida, con mucha fuerza y energía”.
Los mejores consejos
En 2012 comenzó a dar clases en la Escuela Superior de Música, con materias de Canto Coral en la licenciatura y de Técnica Vocal en la carrera de nivel técnico.
Trasladar a las palabras todo lo que siente arriba del escenario y explicarlas a los alumnos ha sido una tarea compleja, confiesa, pero ver los resultados que tienen los alumnos, lo llenan de emoción.
“Lo único que les digo a mis alumnos es que amen lo que están haciendo y de esa manera podrán hacer de este arte su forma de vida”.
Así han transcurrido 10 años dando clases y ha visto generaciones de alumnos que se dedican al canto, que están en coros o en otras ciudades.
“Siempre les digo ‘prepárense mucho en todo momento’”.
Los mejores consejos los ha recibido de Ninón Lima, de quien aprendió todas las bases, después Franca Matteucci, Carlos Serrano y David Ramírez.
“Carlos Serranos daba consejos muy buenos, decía ‘si quieres hacer buena música dedícate a hacer solamente lo que está en la partitura que el compositor la hizo pensando para que todo fuera fabuloso’”, comparte.
“Ninón decía ‘tú prepárate porque no sabes cuándo llegará tu oportunidad’”.
Desde hace 10 años está al frente del en el Coro de Ópera de Sinaloa y sigue con las ganas, el ímpetu, la energía de hacer música y dar a conocer lo que ha aprendido en estos años.
Canto, docencia y actuación
A casi 20 años de haber llegado a Culiacán, esta ciudad se ha convertido en su tierra. Aquí conoció a Liliana Salazar, en el coro, con quien se casó y ahora tienen dos pequeños que son cuates y tienen 7 años.
Como él en su infancia, sus niños han hecho la música parte de su vida, pues todo el día la escuchan.
Además, de maestro y director de coro, ha incursionado últimamente en el teatro. Y como tiene mucho trabajo escénico, celebrará el Día del Maestro trabajando.
“Estoy bastante ocupado, he estado activamente actuando, trabajando con Lázaro Fernando en las puestas en escena, acabamos de hacer funciones de ‘Los locos del camino’, de Óscar Liera, recientemente montamos un Stabat Mater con el Coro de Ópera y estamos preparando un monólogo con Alberto Solián”.
El proyecto más próximo será montar “Elixir de amor” que se presentará con la Orquesta Sinfónica Sinaloa de las Artes y el Taller de Ópera de Sinaloa, los primeros días de junio.