Revela ‘Hombruna’ el drama del machismo, la corrupción y la muerte
Un recorrido metafórico de los altibajos emocionales de Juana Barraza Samperio, conocida como ‘La mataviejitas’, presentó la compañía Kraken Teatro, a través de la magistral actuación de Valentina Garibay, dentro del Festival Escena Mazatlán
El telón se abre lentamente. Revela una figura ensombrecida que lleva por cabeza un globo gigante del cual no se puede desprender. El cuerpo batalla por respirar dentro del globo. Luchan. Pero es una lucha lenta. Una lucha libre por aire. El cuerpo pide el aire del globo para vivir; el globo pide el aire del cuerpo para crecer más. Pum. El globo revienta. Y se revela el rostro de ese cuerpo asfixiado que batalla constantemente por mantener la respiración: es Juana Barraza Samperio, mejor conocida como “La mataviejitas”.
Así inicia “Hombruna” de la compañía Kraken Teatro, dirigida por Richard Viqueira, e interpretada por Valentina Garibay; presentada en el teatro Ángela Peralta durante el segundo día de funciones del festival internacional de teatro Escena Mazatlán. El público se reunió en convivio para atender un espectáculo de teatro diferente marcado por imágenes plásticas cargadas de metáfora; la voz de Valentina desgarrada en escena; y un trabajo corporal alucinante hilvanado a través de la historia de Juana Barraza, famosa asesina serial sentenciada a 759 años de prisión por el asesinato de 16 mujeres de la tercera edad.
“La mataviejitas” cuenta su vida por episodios. Desde su paso por la lucha libre hasta su logro de salir en televisión por razones distintas a la que ella hubiese querido. A la historia narrada se suma el paisaje del México de los dos mil: mujeres colgadas. machismo y gobiernos corruptos. Sobre esta dramaturgia oral se dibuja otra historia que se cuenta a través del cuerpo y los globos. Es la historia de la relación de Barraza Samperio con el aire.
Samperio es una mujer-hombre obsesionada con el aire a raíz de ser víctima de asfixia por su abuela. Desde ahí quedó marcada y el aire la persiguió. Durante el resto de su vida adquirió la fijación de observar el poder de este para quitar o dar vida. Para hacer ruido o crear música.
Esta relación se aprecia mediante el recurso de globos que se inflan y desinflan a través de distintos recursos. Tanque de helio, máquinas de aire o pulmones. Los globos cambian de forma. Se hacen enormes. Se hacen pequeñitos. Se vuelven contrincantes de lucha libre, víctimas de homicidio o peras de boxeo. Se les introduce líquido y se convierten en el estómago chelero de un violador. Se revientan y estiran para convertirse en caguama o el instrumento de cuerda que marca el ritmo de la barbarie.
La mataviejitas desea que se le vea masculina para sentirse machín. Pide que se le tache de hombruna. Y esto llega al absurdo cuando asesina a su primera víctima anciana, como su abuela, pues los medios la bautizaron como “el” mataviejitas. Porque, ¿cómo una mujer sería capaz de cometer tal acto?
Las máscaras que el personaje usa para hacer sentido de su dolor por la violencia ejercida y recibida son muchas. Desde la “Dama del Silencio” hasta la de trabajadora social. Éstas máscaras, literales y metafóricas, conectan a nivel psicológico con la construcción de la identidad del personaje y a nivel práctico con su carrera de luchadora.
La actuación de Valentina Garibay es un tour de force actoral. La demanda psicofísica del monólogo es altísima y la actriz no deja de sorprender por el manejo de su energía, la construcción variada de personajes, el hábil manejo del objeto en escena y el empleo preciso de partituras corporales que presentan un mural vasto de los momentos más significativos en la vida del personaje que representa. Lo único que el público podría recriminarle es la falta de claridad de voz por momentos, a causa de la demanda física que el mismo montaje requiere.
Los trabajos de dirección de Richard Viqueira, según comentó la actriz, parten de laboratorios. En el caso de “Hombruna”, este se llevó a cabo durante siete meses. En los que el equipo explora las posibilidades escénicas de los recursos que utilizarán. Mismo tiempo que le sirve a la actriz para adquirir habilidades como silbar, manipular globos, e investigar la psique del personaje.
“Tuve que acercarme a lugares que yo no quería de mí misma. Confrontarme ahora como una mujer madura para preguntarme quién soy, qué he hecho, qué no he hecho. Que sueños ya no tengo. Qué sueños quisiera haber alcanzado y cuáles no”, mencionó la actriz; que para comprender el arco dramático de Juana Barraza, desde su anhelo por ser una mujer reconocida dentro de la lucha libre, hasta su encierro y la pérdida de su hijo, tuvo que enfrentar aspectos no tan gratos de sí misma.
Si vio Hombruna el pasado miércoles 28 de septiembre y no está acostumbrado a ir al teatro, quizá se cuestione si lo que vio es teatro. Pues no son comunes este tipo de montajes en el puerto. Y en todo caso, ¿cuál es la relación entre el cúmulo de acciones representadas en escena, y la historia que la actriz contó?
Así como en la pintura, los movimientos y posibilidades escénicas dentro del teatro son múltiples. Y son obras como ésta las que ayudan a jugar con el teatro mismo para expandirlo y ofrecer otras posibilidades. Es parte del objetivo de Escena Mazatlán mostrar diferentes paradigmas y modos de hacer dentro del teatro, para ofrecerle al público un abanico amplio de la diversidad del teatro contemporáneo. De esta manera se espera que usted, el espectador, pueda discernir y escoger lo que le gusta y lo que no. Como cuando escoge degustar una merienda en vez de otra.
Y para que escoja degustar un poco más del teatro dentro de Escena Mazatlán, se comparten las 4 obras restantes a continuación:
Programa
29 de septiembre
Un acto de Comunión, de Compañía Antón Araiza.
30 de septiembre
De Sazón, de la compañía Nacional de Teatro. Con las primeras actrices Julieta Egurrola, Gabriela Núñez y Luisa Huertas.
1 de octubre
Caneros, una colaboración de Iguana Roja y Compañía Nacional de Teatro.
2 de octubre
Las Ocho Joyas de Igu, por Espejo escénico