¿Quién sacude el jarrón?
La gente enfrascada en sus problemas, sobreviviendo de la violencia, de la economía, distraída, no ve quien sacude el jarrón.
La violencia más importante
Esta semana vimos una luna enorme y brillante, la de octubre la más bonita y esplendorosos atardeceres con nubes coloridas bendiciéndonos; debajo de ellas donde no pueden verse, los humanos viven sus vidas a como la entienden, unos amando, otros destruyéndose, otros como si nada de esto sucediese, sumergidos en su mundo.
Sin embargo, la violencia más importante que la de las calles y caminos sucede donde menos lo esperas... en las mentes de los ciudadanos y en sus valores.
Los enemigos de la mente son la ignorancia, la percepción errónea, el adormecimiento de la razón y del sentido crítico, la apatía, los paradigmas que impiden nuevas soluciones, las costumbres arraigadas que retrasan el cambio, la estupidez y la desconexión con el corazón.
Es un tipo de violencia de la que nunca se habla, pero violentar la verdad, violentar la razón cuesta mucho, más si la sociedad cae en una estupidez colectiva que se cultiva... adrede para manipularla por unos cuantos a través de los medios y controlando las publicaciones.
A continuación, resumimos 4 formas eficaces de manipular: 1. La desinformación, 2. La distracción de lo importante, 3. Inculcar el miedo social y 4. Agitar la violencia.
1. La desinformación.
Pretende engañar al sentido crítico individual y al sentido común colectivo, se oculta la verdad, se cuentan mentiras y medias verdades, se resaltan otras para afectar la percepción colectiva, esto facilita dividir las opiniones por los sesgos que produce, además con la repetición continua la gente termina creyendo una mentira o realidad sesgada dividiéndolos. Y lo estamos más de lo que parece. Unos creen verdades opuestas a las evidencias creando un fanatismo imbatible.
2. La distracción.
Es secretamente peligrosa, la gente ocupada en trivialidades permite sin darse cuenta de que el gobierno instale nuevos cambios que le afectan y le dañan individual y socialmente creando adicción como una serie de TV. Así los medios vendan más y el gobierno distrae para no tener resistencia social al instalar sistemas impensables.
Sorprende como el juicio de García Luna distrae de algo mucho más relevante: la desaparición del Poder Judicial Federal desacatando la ley cuando urge respetarla.
Al sortear a los jueces con una tómbola el revanchismo y el resentimiento se apodera de la columna vertebral del país que se está quebrando... ¡y la gente no protesta!
Apenas en Guerrero un muchacho de secundaria beneficiado por la beca hirió de muerte brutalmente a una compañera en clases “la reforma judicial va inche perra derechaira”. A ese grado de fanatismo hemos llegado.
Formas de distraer:
-Crear pobreza es otra forma de distraer y de crear dependencia. La gente ocupa todas sus energías para sobrevivir, pero no tiene cabeza ni tiempo para ver ni entender lo que debería interesarle, además crea una dependencia al papá gobierno hacia las dádivas.
-Las mañaneras. Son un instrumento para desinformar, sesgar, adoctrinar y dividir a la gente. Pero el formato ya está muy desgastado por el abuso de mentiras diarias y los evidentes sesgos, insoportables para un público con sentido crítico; busca el culto a la persona para ganar popularidad, al punto que la gente la disocia con las realidades dolorosas y lo más curioso: lo aplaude.
La gente soporta menos que le mientan en su cara y le doren la píldora, como a los CEO americanos que vinieron averiguar al palacio el ambiente de inversiones, pero se mantienen cautos. Han hecho del cinismo un modo detestable de hacer política.
-La violencia. Agobia, distrae y se manipula prometiendo soluciones que no lo son, disfrazadas con el aumento del ejército y de la Guardia Nacional, en Celaya una de las ciudades más violentas les llama “Los Paseadores”, pero la violencia se encrudece, aunque patrullen. Con los pactos con el narco no se distinguen quienes son los políticos.
En Culiacán la vida nocturna desapareció, los hoteles casi solos. Les comento, hace unos años festejaba en un poblado a gente que aprecio mucho, de pronto como a unos 50 m. una ráfaga de AK 47 me hizo saltar de la silla: un vecino loco al otro lado festejaba. Es aterrador el sonido.
El pasado jueves en la noche en el poblado “El 10” un enfrentamiento entre bandas duró más de la hora, las personas aterrorizadas se metieron debajo de la cama con los niños, las balas pueden atravesar los ladrillos, afuera ardían algunos vehículos. El ejército, los helicópteros y los artillados que presumen no sirven para nada y aparecieron 40 minutos después.
La estrategia del ejército obedece la orden presidencial: “no combatiremos a los narcos”, aunque aterroricen a ciudades enteras. Con la violencia el estado se instala dominando la mayoría de las esferas que les competen a los ciudadanos como un pulpo que no puede ni sabe gobernar.
Agitar el jarrón
Unos investigadores pusieron un ciento de hormigas negras y otro de rojas en un jarrón de vidrio, las hormigas convivían, pero al agitar el jarrón las hormigas se atacaron: empezaron a verse como enemigas. Tal sucede con la sociedad.
De pronto los “chairos” se vuelven enemigos de los “conservadores”, empieza la guerra de los sexos, la división por el aborto, los pleitos entre amigos, el país vecino como enemigo, así el problema se vuelve el otro, pero quien provoca todo es quien agita el jarrón. Luchando entre sí no ven a su enemigo real.
“El que tenga ojos que vea”.