¿Participas o sólo te quejas?
Las buenas acciones se difunden solas, te invitamos a que hagas algo extra y busques y te sumes a grupos que mejoren a México.
¿Quieres cambiar?
Estimado lector estoy seguro que deseas un país pacífico, un gobierno eficaz y honesto, oportunidades para prosperar, sentirte seguro, educar y sacar adelante a tu familia, un país para disfrutar y presumir las cosas maravillosas que tenemos.
Para que México mejore tienen que suceder cambios en los ciudadanos, enfatizaremos dos de ellos: 1. Verificar que tan cierta es tu percepción de la realidad mexicana yendo más allá de tus circunstancias personales y sociales y 2. Empezar a hacer cosas que nunca antes habías hecho.
Este viejo problema se nos ha hecho una mala costumbre y obedece primeramente a 2 cosas entre otras:
1. Que esos cambios se los exigimos a otros, a los gobernantes, y nos excluimos, vemos al país como espectadores críticos o apáticos pero rara vez tomamos acción, solo cuando nos afecta, ni siquiera protestamos por los baches de las calles ni hacemos algo para corregirlo por ejemplo. ‘Por eso votamos por ellos’ podrías decir pero triste realidad, este enfoque no funciona: basta ver las calles. Los políticos ya fueron rebasados.
2. Estamos acostumbrados a esto, lo disfuncional se nos ha hecho normal afectando nuestra percepción que choca al visitar un país desarrollado o ellos se sorprenden de nuestro atraso al venir.
El político populista se enfoca en afectar tu percepción haciéndote creer que es bueno y que se preocupa por ti, para eso usa todos los medios posibles y gasta mucho dinero para conseguirlo, su trabajo público se basa en hacerte creer que su imagen cuenta más que los resultados. En lo oscurito tejen redes de complicidades para robar y mantenerse en el poder.
El escenario es tu mente no los resultados, distrayéndote, desinformándote o mintiendo hasta con cinismo. Esta esquizofrenia ha sucedido por décadas, no es nuevo, pero ahora se agudizó contagiando a quienes se dejan seducir y engañar. Una locura colectiva que líderes astutos usan a su favor incluyendo a Trump, Chávez, los Kichner, Fernández, por eso prosperan un tiempo, hasta que el teatro se desploma con mucho dolor pero ya demasiado tarde.
La percepción cuenta
La percepción personal y social son las llaves para lograr cambios.
En lo personal. Si no cambia realmente tu percepción no cambia nada. Podrás matizarla, agregar o quitarle información, incluso ver con más amplitud o profundidad, pero si en el fondo permanece igual los cambios difícilmente vendrán. En esto podemos engañarnos fácilmente sin darnos cuenta. El problema de la percepción revela un problema más gordo y frecuente: que solemos ajustar nuestra percepción a nuestras expectativas, a nuestros intereses, a las creencias, pero no siempre a la realidad.
Ajustarnos a la verdad requiere someter nuestra subjetividad y esto requiere disciplina mental, una rara disciplina de la que muy poco se habla. Esto significa amplitud de criterio, verificar los hechos, no creernos lo que endulza los oídos, estar atentos y vigilantes.
No seamos ingenuos, basta leer los encabezados en otras fuentes para verificar si lo que se dice es cierto, la verdad no tiene dueño, no te enredes con las redes: manipulan, observa el lenguaje corporal del que habla en las mañanas, revela otras cosas, repite los mismos gestos al mentir, hasta las adolescentes saben quién quiere engatusarlas.
En lo social. Estamos a final del sexenio y tradicionalmente va saltando la corrupción imposible de ocultar y se evidencian las promesas incumplidas, ya es muy tarde para culpar a los anteriores, más bien pregúntate “¿Dónde estabas cuando no te atendieron por el Covid o no te dan las medicinas requeridas, o cuando quitaron los incentivos al campo o a tu empresa?” Por ejemplo.
Tomar acción
Antier sucedió algo iluminador, venía de una reunión donde buscábamos soluciones para que la ciudadanía tenga más conciencia y participe cuando me encontré a un querido amigo, al preguntarle me respondió “no creerás de dónde vengo. -ni idea le respondí, vengo de repartir 100 tortas a los indigentes en la plazuela”, al irse añadió “hay que quedar bien con el Señor”, en efecto mostrar caridad es la mejor manera de mostrar la religión. La Madre Teresa conquistó a la India empezando a barrer las banquetas de sus vecinas y luego atendiendo a los moribundos abandonados en las calles. Eso conmovió los corazones del mundo.
Mi amigo no se enreda en entender mejor al país, cosa muy difícil, hace lo que su corazón le dicta para mejorar las cosas. Un pequeño gesto puede salvar la vida de alguien.
Su ejemplo nos invita a participar en que México sea mejor y dejemos de dividirnos e impidamos que colapse, la amenaza es real si no la ves cambia de óptica.
Ahora bien ¿Qué extra vas a hacer tú ahora para salvar a México?