‘Necesitamos volver a nuestro interior’, asegura Rodolfo Díaz Fonseca
Al presentar sus libros ‘Éthos, cernir el alma’ y ‘Éthos, discernir con calma’, el escritor y periodista destaca la necesidad de reflexionar sobre lo importante
En un mundo globalizado, lleno de redes y de ansias por conocer el espacio exterior, aseguró Rodolfo Díaz Fonseca, el hombre requiere volver a su interior, valorar lo que verdaderamente es importante, requiere cernir el alma y discernir con calma.
La idea al escribir Éthos, cernir el alma y Ethos, discernir con calma, compartió, es expresar con sencillez e introspección la necesidad de volver a nuestro interior.
“Es cierto que la tecnología nos ayuda muchísimo, nos abre espacios, pero de qué nos sirve que el ser humano llegue al espacio exterior cuando no es capaz de buscar en su interior”, dijo durante la presentación llevada a cabo en el Centro Sinaloa de las Artes Centenario, donde estuvo acompañado por Elizabeth Moreno Rojas y Samuel Octavio Ojeda Gastélum, como comentaristas.
“Estos libros buscan reflexionar sobre lo que es importante, trascendental. Hoy tenemos muchas redes sociales, mucho conocimiento, muchos datos, pero estamos demasiado enredados en ellos, son redes necesarias, pero no debe ser lo único ni lo más trascendental, somos nosotros quienes debemos darle valor y no ellas a nosotros”.
Las preguntas del ser son por qué estoy aquí, de dónde vengo, a dónde voy, qué me corresponde hacer, dijo.
El hombre, añadió, es un ser de esperanza y es lo que nos debe alentar, porque aunque el mundo está revuelto, es hermoso.
“Hay que purificar lo necesario para disfrutar más esta vida”, aseguró.
Moreno Rojas destacó que los libros recogen breves textos que se publicaron en la prensa entre 2015 y 2019 y que antes el autor había entregado otros libros de estructura semejante.
Aseguró que en los libros se aprecia la disciplina, algo que caracteriza al autor, pero lo que más le llamó la atención fue encontrar su disciplina para la lectura.
“El lector encontrará intercalados en los escritos citas a numerosos autores, referencias de distintos ámbitos y disciplinas, como Jorge Luis Borges, Octavio Paz, Emerson, Amado Nervo, Baltasar Gracian, Efraín Bartolomé, TS Elliot, filósofos de la antigüedad griega o contemporáneos, psicólogos, científicos o intelectuales en una conversación constante con las opiniones del autor, entrelazados”.
Confesó que le agradó que los textos terminen con una pregunta que se refieren al tema expuesto, con la idea no de imponer una forma de pensar sino llegar a un mejor conocimiento de los asuntos planteados.
Enumeró algunos de los temas que se plantean en ambos libros, como la humildad, la gratitud, el poder de la palabra, la fortaleza de carácter, dominio propio, la educación como formadora de una sociedad mejor.
“Temas más íntimos como el desaliento y el entusiasmo, del ánimo y su contraparte, la alegría de vivir, de los peligros de la búsqueda de fama, elogios, y la necesidad de ecuanimidad”, agregó.
“El único fin es contribuir a que nuestro paso por la vida sea feliz, armónico y productivo”.
Samuel Octavio Ojeda comentó que para cernir es usual que se emplee un colador, un tamiz o una tela, el objetivo es que lo de mayor tamaño sea retenido para quedarse con lo más pequeño, lo más fino.
Se cierne la harina, la tierra, los granos, pero cernir, en los libros de Rodolfo Díaz Fonseca tiene otras connotaciones.
“Si la ubicamos en nuestra vida significa separar, dejar volar, depurar lo banal, lo superfluo, lo lacerante, lo egoísta para dar suavidad y limpieza a nuestro pensamiento... Depurar lo insustancial de nuestra mente, de manera que podamos renovar nuestra vida y eso es a lo que nos convocan los libros”.
Señaló que aunque lo hace cotidianamente en la columna que publica en Noroeste, en los libros es la suma de este esfuerzo diario, tesonero donde pluma, talento y sensibilidad da pie a los libros.
“Rodolfo nos convoca a que en un gran cernidor pongamos la nostalgia, el egoísmo, las preocupaciones, la rutina, los errores, las dificultades, la ecuanimidad, miedo, inseguridad, amargura, dolor, indiferencia, vigor, sabiduría, expectativas, todas las pequeñas y grandes cosas que la vida nos pone enfrente, par extraer lo reconfortante, placentero y trascendente para la vida”.