Mentiras transparentes
Una mentirilla no le hace mal a nadie. Menos aquella que justificamos por moverse en terreno piadoso, esa mentira a la que recurrimos para salvar la catástrofe. Pero está la mentira incómoda, esa retorcida porque sabemos que para sostenerla necesitamos de otra y de otra y así hasta que plas!, se desfonda y queda el crudo caos. Mas las mentiras que ahora me ocupan son unas enaltecidas, las bien pensadas por no dejar cabo suelto, esas a las que no les sobra palabra y te dejan suspirando, que si bien dan respuesta abren montones de preguntas. Mentiras transparentes, que por creativas necesitamos leer y releer, dan cuerpo al más reciente libro de Felipe Garrido (Laberinto ediciones, 2022). Un libro con más de 300 relatos donde el autor hace gala de la precisión: sólo lo justo se dice, lo necesario para que cada historia cierre con un golpe directo.
El maestro ha dicho que en la literatura se cuentan unas historias para decir otras. En sus Mentiras transparentes, las más de 300 historias, ya sean las trágicas, las tiernas, las amorosas, las familiares, las desoladoras, las terroríficas, las nostálgicas, las delatoras, las climáticas, las oníricas, las mitológicas, las mágicas... todas todas denotan su peculiar humor. Las tramas son tan exquisitas que bien cuentan de Minerva, esa mujer que ha enviudado dos veces y en ambas ha ganado belleza y frescura. Mas en el tercer matrimonio —que es cuando el personaje perseverante logra conquistar su amor— a la gente le ha dado por vociferar que ella espera volver a enviudar. La voz se apaga y empieza a volar la imaginación del lector. Del lector que ya se ha adentrado en la historia y que ha reconocido a más de un perseverante entre los suyos; acaso él mismo se sabe el silencioso protagonista.
La brevedad de Garrido está cargada de juego y cruce de voces, en Mentiras transparentes nada es lineal y cada historia sorprende de manera distinta. Tampoco faltan los sueños y las pesadillas, esas que empiezan en la niñez y nos persiguen aún de viejos. Así le pasó a Claudia, la que soñaba con los ángeles, y en efecto, un día él vio cómo dos sombras que estaban sobre ella se alzaban y huían; Claudia estaba medio desnuda, con el camisón arremangado hasta el cuello. Nadie se escapa, o si prefieres, todos aparecen en Mentiras transparentes: padres que no regresan, madres crueles, reproches por lo vivido, lo no vivido, milagros de la tierra, mariposas vanidosas, niñas prodigiosas, seres lujuriosos, difuntos que regresan... “...¿Cómo verme si su rostro es ceniza?, ¿cómo seguir respirando si no hay luz en su tumba?, ¿cómo mirar el mundo si su voz es olvido, polvo, nada?”
Felipe Garrido, quien a lo largo de su vida ha insistido en la importancia de formar lectores, a la par de ejercitar la escritura como una práctica de comprensión para interpretar el mundo y sus acontecimientos, muestra una vez más su habilidad al adentrarnos en su universo de múltiples historias. Con la autorización de Laberinto ediciones aquí transcribo...
Despedida
Hubo un tiempo en que yo vivía sin preocuparme por tener alguna propiedad, un doctorado, una familia, y fui por el mundo con un par de libros, un cuaderno y un lápiz. Pero pasaron los días y las noches y finalmente sucumbí: busqué cuatro paredes, eché raíces y comencé a llenar el espacio que tenía con objetos y compañía. Encontré a alguien a quien querer...
Remedios
A nadie le sorprendió que Remedios se suicidara. Un desastre era su vida. La mayor de siete hijos, sufrió siempre los celos de la madre, que se sentía desplazada por ella, y los del padre, rijoso y autoritario. Las hermanas se fueron casando, los hermanos escapando, y Remedios se fue quedando al cuidado de los viejos, que seguían imponiéndole su voluntad. ¡Cállate!, gritaba la madre cuando Remedios cantaba. ¡Mi desayuno, a qué hora piensas traérmelo!, gritaba el padre desde la cama...
Conoce éstos y todos los insospechados finales de Mentiras transparentes. Imperdible. Disponible en librerías.
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