La poesía debe conmover y ser sencilla, dice Alfonso Orejel

Nelly Sánchez
23 noviembre 2018

"El poeta sinaloense Alfonso Orejel obtuvo el Premio Regional de Poesía de la Ciudad de La Paz por Álbum de olvido"

Para el sinaloense Alfonso Orejel la poesía debe tener dos cualidades principales: conmover a los lectores y ofrecer una lectura sencilla, sin rebuscamientos. Y plasmarlo así en el poemario Álbum de olvido, lo hizo ganador del Premio Regional de Poesía de la Ciudad de La Paz.

 

En este libro Orejel plasma los recuerdos de infancia, los fantasmas que habitan en su casa familiar y lo hace desde la mirada de un niño.

"Yo traté de trasmitir la emoción que viví, este libro tiene como protagonista a la infancia, que es como mi tierra nativa, una vieja casa de fantasmas entrañables, muertos que se resisten a tener la condición de miembros del más allá", comparte.

"Es la casa que se llenó de fantasmas, el lugar donde sigue caminando mi abuela, mi hermano Juan que sigue mordiendo una manzana... es un poemario que recobra el mundo que me tocó vivir y lo cuento desde la mirada de un niño".

Este libro, dice, tiene una conexión estrecha con Palabras en sepia, con el que ganó el Premio Nacional de Literatura Gilberto Owen, pero a diferencia de aquel, este tiene personajes más crudos: una prostituta que deambulaba por el centro, un joven que se inyecta heroína y otros que el poeta observó cuando era pequeño.

"Creo que es un documento íntimo, que me permite regresar a un espacio que no es idílico porque no hago una idealización de la infancia, yo trato de contar las cosas como la observé. Hay poemas bastante duros, no endulzo la realidad", reconoce.

"No pongo a mi madre como heroína, hablo de los amores frustrados, de mi padre que siempre soñaba una novia de su juventud y la mamá se ponía celosa".

Para el también narrador y cuenta cuentos, es importante que estos 25 poemas sean de una escritura directa, transparente, coloquial, sencilla.

"Aunque no es una escritura fácil ni sencilla, lo que pasa es que se trata de la difícil sencillez de la poesía, que no sea hermética, engorrosa, neobarroca, que la estés leyendo y no entiendas nada porque es muy experimental", advierte.

"Privilegiar la emoción es más importante que apantallar a la gente y yo busco la conmoción, emocionar al lector".

Haber sido ganador de este premio, hace feliz a Orejel porque la obra llegará a más lectores.

"Un premio significa que finalmente lo que estás haciendo durante mucho tiempo y que pasa desapercibido, tiene algún sentido, que ese recuerdo que tratas de recobrar vale la pena en el momento en que lo traduces en palabras y que esa emoción cobre vida en los ojos del lector es maravilloso".

El premio se lo entregarán la última semana de noviembre, en La Paz, Baja California, y le publicarán la obra.

"Es importante porque casi nadie publica poesía, la poesía no es algo posicionado en el mercado, a pesar de que tiene cierto poder de redención, la gente no quiere pagar por libros de poesía, sólo que sea de alguien famoso", considera.

"Aunque muchas veces alivia una tristeza, la gente no compra poesía, ni lee poesía, los poetas somos quienes nos leemos entre nosotros y con cierta desconfianza".

Recientemente, Alfonso Orejel obtuvo mención honorífica en el Certamen Internacional de Poesía infantil del Fondo Editorial del Estado de México, quien le publicará su libro Manantial de carcajadas, que estará listo para la Feria Internacional del Libro de Guadalajara.

 

EL AUTOR

Alfonso Orejel nació en Los Mochis, en 1961.

Desde pequeño se acostumbró a las historias de ánimas y muertos que le contaba su mamá.

Fue ganador del Premio de Literatura Gilberto Owen con Palabras en sepia, y del Premio Nacional de Cuento Inés Arredondo.

Su libro de cuentos La venganza de la mano amarilla obtuvo mención en el premio El Barco de Vapor (2009).

El cucaracho, El sendero de los gatos apachurrados y La sombra, fueron seleccionados por el Programa Nacional de Lectura para formar parte de las Bibliotecas de Aula de todo el país.

Es autor de Matangaguangalachanga, Caldo de perico, El árbol de las muñecas tristes, entre otros.