La ofrenda

Presbítero Amador Campos Serrano
12 noviembre 2024

Reunidos en torno a la mesa eucarística, los cristianos celebran el memorial del Señor resucitado, la ofrenda capaz de dar la vida al mundo. Jesús se ofrece a sí mismo, retomando la vida para volverla a dar a quienes la habían perdido.

El hombre, desde el inicio de su toma de conciencia del mundo a su alrededor, constata la no completa satisfacción, en la razón, de su ser superior a las realidades que le rodean, esto le impulsa a buscar una razón que explicara estas realidades.

El mal causado y causante de desgracias es uno de los imperativos a corregir, aunque, al contemplar tan sólo sus efectos, hay un límite obstaculizante para penetrar hasta su causa profunda. Las soluciones, también, son limitadas.

La satisfacción por los errores cometidos, el pago por las ofensas, una búsqueda de solución a los males cometidos, ofensas, muchas veces, a unos seres trascendentes, muy superiores a las fuerzas naturales, pero poseídos con pasiones similares a los hombres que habitan en este mundo.

La ofrenda de una víctima, con capacidad de satisfacer a seres con tan alto poder y dignidad, es imposible de encontrar en este mundo en donde la fuerza y la lucha es la única forma de salir adelante.

¿Un camino diferente? muy pocos se atreven a intentar otra alternativa, se tiene que enfrentar la incomprensión y las burlas de los demás, al salirse de una “lógica” institucionalizada, que mueve, a través del tiempo, un cúmulo de intereses. Este es el mundo de los “sensatos”.

Ofrecer los productos de la existencia ordinaria es una forma con la cual se pretende agradar a las molestas deidades, pero, con todo, la obra salida de la industria humana, con toda su grandiosidad tiene, también, sus limitaciones, unos dioses tan caprichosos y poderosos no son fáciles de complacer. La ofrenda más perfecta es la vida.

Ofrecer la vida siempre ha encontrado variados matices, según el nivel de moralidad y respeto a la dignidad de los hombres en cada cultura; ofrecer la vida de animales o frutos de la tierra es una alternativa practicada en todas las culturas. La ofrenda de la vida humana aparece como la ofrenda más valiosa y significativa, con todo, ni aún esta ofrenda alcanza la suprema dignidad de sacrificio perfecto.

La ofrenda del Hombre-Dios, ofreciéndose a sí mismo, a un Dios comprensivo y amoroso, es la ofrenda que sintetiza y completa las ofrendas de todos los hombres, El solo alcanza la suprema dignidad de oferente y ofrenda a la vez, en acto total y es su ofrenda la única que puede encontrar el camino de salvación, perdido alguna vez.

Su ofrenda alcanza, de una manera total, a todos los hombres, respetando su voluntad ofrece la verdadera salvación y felicidad. El la ofrenda basada en un principio ya encontrado, pero nunca suficientemente comprendido; el Amor.