La Iglesia de Tiatira
Situada en una estratégica región de Asia Menor, donde convergían las rutas comerciales, la antigua ciudad de Tiatira, a pesar de ser la comunidad más pequeña de las mencionadas por el apóstol san Juan en el libro de los Hechos de los Apóstoles, sin embargo, era una laboriosa comunidad donde resaltaba la presencia de grupos artesanales fomentando una importante labor comercial.
Entre estas labores sobresalía la de los tintoreros quienes habían elaborado un tinte color púrpura, extraído de la raíz de una planta trepadora, perteneciente al grupo de los herbarios y a diferencia de quienes elaboraban este mismo producto extrayéndolo de los crustáceos y que era conocido como el púrpura de Turquía.
En sus orígenes esta ciudad fue fundada por los lidios, con un nombre ya perdido. Tres siglos antes de la era cristiana fue refundada por el rey Seleuco Antíoco Nicator I, en el marco de la cultura helénica y extendida por el emperador Alejandro el Grande. Muy pronto adquirió importancia gracias a la labor de sus artesanos y en el momento del texto bíblico y pertenecía al Imperio Romano.
En el momento de su mención en el libro del Apocalipsis ya era una comunidad cristiana, con ciertos dotes que son alabados por el apóstol y evangelista Juan, aunque hay algunos reclamos que se convierten en reproches.
Debido a su variedad de oficios la ciudad tenía tres templos y cultos a una variedad de deidades, según el dios protector de cada gremio al cual acudían para presentar su petición y el buen y el buen destino de sus agremiados, incluso se especula que habría un templo dedicado al emperador Vespasiano.
Teniendo en cuenta que cada gremio tenía un dios protector, al cual se debía tener satisfecho, a fin de que no menguaran sus recursos y su producción, los cristianos que ya estaban ahí establecidos entraron en un sincretismo en sus prácticas religiosas, buscando de vivir en conformidad con todos.
La alusión a Jezabel va dirigida según la tradición bíblica referida a la perversa esposa del rey Acaz, en el Reino del norte, practicante de la brujería, comparada por el apóstol como un símil dado en ese tiempo por el sincretismo, encabezada en el liderazgo de una mujer con pretensiones de profetisa que desviaba a la comunidad en sus prácticas religiosas, el apóstol no la llama por su nombre, para no ahondar directamente en la acusación.
En la actualidad la antigua Tiatira se sitúa bajo la moderna ciudad de Akhisar, en Turquía, saliendo la luz gracias a las excavaciones realizadas en ese lugar.