Haruki Murakami volverá a ser DJ durante el encierro
"Melómano y ex dueño de un club de jazz en Tokio, el autor compartirá música de su colección de 10 mil vinilos, en un especial de radio el 22 de mayo"
En enero de 1964, Art Blakey y los Jazz Messenger visitaron Kobe. Haruki Murakami cumplía 15 años y recibió un boleto de entrada como regalo.
"Fue la primera vez que realmente escuché jazz, y me dejó boquiabierto", recordó años después el escritor más popular de Japón.
En la banda estaban el saxofonista Wayne Shorter, Freddie Hubbard en trompeta y Curtis Fuller en trombón, liderados por la enérgica batería de Art Blakey.
"Creo que fue una de las formaciones más fuertes en la historia del jazz. Nunca había escuchado una música tan increíble, y estaba enganchado", aseguró Murakami.
Al salir de la universidad, antes de convertirse en novelista, el autor de "Crónica del pájaro que da vuelta al mundo" invirtió sus ahorros y consiguió dinero para instalar un club de jazz en Tokio. Se llamaba Peter Cat y lo administró durante siete años. Servía café en el día y tragos por la noche. Ponía discos diariamente y los fines de semana solía recibir pequeñas bandas para tocar en vivo.
Lo que más le gustaba de su negocio es que le permitía escuchar jazz de la mañana a la noche, publicó La Tercera.
Melómano consumado y con una colección de más de 10 mil discos de vinilo, Murakami oficiará de DJ este viernes 22 de mayo en el especial de radio Stay Home Special, emitido por Radio Tokio, y durante dos horas programará su música favorita, desde clásica al pop, y responderá preguntas de los escuchas.
Si bien el escritor ha ofrecido antes especiales en la misma emisora, esta vez busca aliviar de alguna manera el confinamiento en Japón.
"Espero que el poder de la música pueda ayudar a alejar algo de la tristeza relacionada con el confinamiento por el coronavirus", escribió Murakami.
Autor de una veintena de novelas, en todas hace referencias a la música. Y no solo de manera incidental, eventualmente la música juega un rol protagónico en sus historias, desde el título como en Norgewian Wood (traducido como Tokio Blues) o en el cuento Chica de Ipanema 1963/1982, hasta la atmósfera emocional de los relatos.
Durante la escuela y la universidad, el universo musical de Murakami giraba en torno al jazz y la música clásica.
"Ahorré para comprar discos de jazz, pedí melodías de Miles Davis y Thelonious Monk en bares de jazz, y fui a conciertos de música clásica", contó en The New Yorker.
Progresivamente amplió sus gustos musicales hacia el pop y el rock, y la literatura se cruzó en su camino de manera definitiva. Hasta entonces había sido un lector dedicado, pero no consideraba convertirse en escritor.
"Cuando cumplí 29 años, de repente, de la nada, tuve la sensación de que quería escribir una novela, que podía hacerlo. No podía escribir nada que estuviera a la altura de Dostoievsky o Balzac, por supuesto, pero me dije que no importaba", escribió en el ensayo The Jazz Messenger.
Sin la idea clara de qué o cómo escribir, sin conocer a nadie que pudiera enseñarle, incluso ni amigos con los que pudiera hablar sobre literatura, lo único que pensó fue lo maravilloso que sería si pudiera escribir como tocar un instrumento. Entonces, al escribir descubrió que el ritmo es esencial.
"Ya sea en música o en ficción, lo básico es el ritmo. Tu estilo debe tener buen ritmo, natural y constante, o la gente no seguirá leyendo tu trabajo. Aprendí la importancia del ritmo de la música, y principalmente del jazz", sostuvo.
"El ritmo es la magia, lo que invita a la audiencia a bailar y lo que yo quiero son lectores que bailen con mis palabras. No quiero que entiendan mis metáforas ni el simbolismo de la obra, quiero que se sientan como en los buenos conciertos de jazz, cuando los pies no pueden parar de moverse bajo las butacas marcando el ritmo".
El Spotify de sus libros
Murakami colecciona discos y CD desde su infancia. De ese modo llegó a atesorar más de 10 mil vinilos.
"Sin embargo, a menudo he sentido un sentimiento de culpa hacia el mundo al escuchar música tan increíble y pasar un buen rato a solas", escribió en 2018, antes de su primera transmisión radial. "Pensé que sería bueno compartir momentos tan buenos con otras personas mientras charlamos con una copa de vino o una taza de café".
Uno de sus fans, Masamaro Fujiki, elaboró una lista de Spotify con los temas y canciones presentes en sus libros: son más 3 mil 400 títulos que cubren 238 horas de música.
Más allá del placer estético y la diversión que encuentra en la música, para Murakami ha sido una auténtica escuela.
"Prácticamente todo lo que sé sobre escritura, lo aprendí de la música. Puede sonar paradójico decirlo, pero si no hubiera estado tan obsesionado con la música, podría no haberme convertido en novelista. Incluso ahora, casi 30 años después, sigo aprendiendo mucho