Gocemos la vida gozando la música
Celebramos gozosos la acertada decisión de crear la OSSLA en Sinaloa hace 20 años, esto ha contribuido a la paz, desparramar el buen gusto y a darle relevancia nacional e internacional al estado
Paul Chávez & Tania Sabut
20 años de regocijo
Cada día, a alguien se le cumple un aniversario, un deseo se realiza, un milagro sucede; cada día se terminan y se abren círculos, cada día nos trae alegrías o tristezas; celebremos gozosos la vida que se nos regala y que mejor manera de hacerlo con la buena música.
Nos hacía tanta falta sentir en vivo las delicias del sonido sinfónico abrazándonos y besándonos la frente, los músicos tocaron festejándolo a lo grande el pasado jueves.
Celebramos 20 años de la afortunada decisión de estrenar la OSSLA, el 25 de octubre del 2001 con 26 músicos entonces, sembrando y cosechando en Sinaloa muchos beneficios, al punto de transformarlo culturalmente, premiada dos veces en Bellas Artes.
Nuevas generaciones han incorporado a sus vidas la música académica y cantantes del bel canto locales brillan internacionalmente.
Alrededor de la OSSLA se ha sembrado la paz, tan necesaria ahora. Esperemos que la sensibilidad académica del nuevo gobernador le dé prioridad y más espacio a la cultura. Sembrar en la cultura siembra bienestar. Con la cultura se goza más la vida.
Un concierto sui generis
Miguel del Real el director nos regaló una sorpresa que venía cocinando meses atrás, con un concierto para público exigente que sobrepasó las expectativas. Estrenamos dos obras mundiales compuestas especialmente para este evento solicitadas por Miguel.
Nos sorprendieron los dos compositores, una mujer, la primera que conozco, muy jóvenes y talentosos ambos. México es de los países con más compositores del mundo y parte de la misión de Miguel es darlos a conocer.
Arrancó con un “Concierto para soprano coloratura y orquesta” de encantadora belleza del ucraniano Reinhold Gliére, brilló en la 1ª mitad del Siglo 20. La mazatleca Penélope Luna tocó fibras sensibles con su voz modulándola con afinada plasticidad, con bonitas dinámicas; nos sorprendió el unísono con el clarinete, muy bien afinados, aquí sorprende como la voz y un instrumento suenan casi igual, logrando un hermoso ensamble entre la ella y la orquesta. Ray Conniff hizo sonar igual los coros con los trombones.
Al inicio asocié el tema con el “Vocalice” de Rachmáninov, ambas se cantan sin texto. La obra exige mucho a la cantante para no quedar atrás de la orquesta. Le llovieron aplausos.
Siguió Juan Rafael Urrusti sorprendiéndonos con su “Coltzin”, la obra fue concebida con las deidades indígenas locales, nuestro verdor rivereño y el contraste del sol intenso, con eso en mente la compuso.
La pieza resalta y explora el ritmo e inicia con él, éste conecta el cuerpo y la atención rápidamente. Tiene dos partes y las secciona para darle variedad e intensidad.
La obra es viva, intensa, dinámica, las percusiones juegan un rol decisivo, pero Juanra demostró que sabe usar la orquesta y producir nuevos sonidos en la paleta orquestal, para tal efecto usa una multitud de instrumentos incluido el piano, el harpa, el gong, esforzando a los percusionistas con su amplia variedad de instrumentos.
Contrastó y jugó con los ritmos, los cambios de compases usando un 7/8 sorprendieron y mantuvo expectantes con un pulso sólido hasta el final.
Interesante. Veo a un compositor muy prometedor que aporta; el vigor juvenil se impuso en su forma, habrá que perfeccionarla... quizás.
Una especial sonoridad de los contrabajos con una nota pedal generó un efecto de incertidumbre y suspenso y el uso del “Pizzicato Bartock”, pellizcar las cuerdas intensa y bruscamente que peligró la afinación de ellos; un legado del Bela Bartok con su “Música para percusiones y celesta”, que nos encantaría oír aquí.
Al inicio se nota la influencia de Silvestre Revueltas con su “Sensemayá” y una danza de “La Consagración de la Primavera” de Stravinsky.
Miguel puso, inusualmente, al frente de la orquesta las violas a la derecha y envió para atrás los cellos. La sonoridad literalmente nos movió.
Vino “Serendipia” de la jovencísima Andrea Chamizo, bella, talentosa y sencilla. La viola, la protagonista, produce sonidos más ásperos que el violín. Aprovechando esto su concierto, en estilo modernista con disonancias, puso en juego las destrezas y la técnica de Felisa Hernández, viola principal de la Orquesta Filarmónica de la Ciudad de México y de la Orquesta de la Ópera del INBA. Muy felicitadas ambas. Andrea explotó una gran cantidad de sonidos de la viola en sí misma jugando con la orquesta para obtener sonidos nuevos, tensos y expectantes, no acostumbrados en la audiencia. Y acertó. Aporta.
Miguel del Real repitió el estreno dos décadas atrás con el “Jarabe” para orquesta sinfónica de Eduardo Gamboa, que nos ha hecho el honor de estrenar otras obras aquí con temas locales. Se lo agradecemos mucho.
La pieza es un monumento orquestal al maravilloso y diverso colorido sonoro del mariachi. Nos encantó, aplaudimos este concierto grabado ya en la memoria colectiva.
paulchavz@gmail.com