Fusionan música, drama e interpretación en ‘Rigoletto’
La obra maestra de Giuseppe Verdi alcanza la máxima expresión en su presentación en el puerto; el barítono mazatleco José Adán Pérez interpretó magistralmente al personaje principal de esta ópera
La armonía de las voces, un recinto lleno de magia y la magistral intervención de la Camerata Mazatlán, se conjugaron perfectamente bien en la presentación de la ópera Rigoletto, de Giuseppe Verdi, que se celebró en el Teatro Ángela Peralta.
Con esta obra concluyó la Temporada de Ópera en Mazatlán y marcó así el regreso al puerto del barítono mazatleco José Adán Pérez, en su papel de Rigoletto, después de 15 años de no presentarse en la tierra que lo vio nacer.
La puesta en escena que estuvo bajo la producción de Escena 77 dirigido por Rodrigo Caravantes y que se desarrolló bajo pilares y escalinatas, atrapó al público de inmediato que se dio cita en el máximo recinto porteño.
El éxito de esta producción se sustentó, básicamente, en una versión musical bastante cuidada, pero, sobre todo, en el trabajo de unos protagonistas que demostraron conocer en profundidad cada uno de los roles en los que se sintieron cómodos.
Grandes voces representaron estos roles como José Adán Pérez, Rigoletto; Anabel de la Mora, Gilda; Édgar Villalva, Duque de Mantua; José Miguel Valenzuela, Sparafucile; Sarah Holcombe, Maddalena; Noel Osuna, Conde Monterone; Flor Estrada, Giovanna; Rodolfo Ituarte, Marullo; Alfredo Torres, Matteo Borsa; José Miguel Lora, Conde Ceprano y Ángela Rodríguez, cómo la Condesa Ceprano.
Los talentosos interpretes junto a integrantes del Coro Ángela Peralta y la armonía de la orquesta deleitaron a los asistentes con las aras de ópera situadas en un espacio alternativo.
La trama
Adán Pérez encarnando al desdichado bufón, Rigoletto, interpretó a detalle el rol con un verdadero canto verdiano, con una proyección de la voz que arropada por la Camerata Mazatlán dirigida por el maestro Sergio Freeman, cautivó a los presentes.
La historia del acerbo bufón jorobado y de su patrón inmoral es tan eterna como el tiempo mismo; ya que generaciones de aficionados a la ópera pueden encontrar temas paralelos entre la dura crítica política que se expresa sobre el escenario y las desigualdades políticas y sociales de las que son testigos aún en esta época.
La trama se centra en el duque de Mantua (interpretado por Édgar Villalva), un bruto mujeriego, y su bufón de la corte Rigoletto. Mientras su patrón deshonra frívolamente a las esposas e hijas de los nobles de su corte una tras otra, el bufón se burla de las familias mancilladas con un humor hiriente y mordaz.
Pero Rigoletto tiene un secreto bien guardado: en casa “esconde” a su amada hija Gilda, papel que interpretó la soprano Anabel de la Mora, a quien trata de proteger lo más posible del libertinaje y la inmoralidad de la corte.
Desgraciadamente, como si fuera un castigo divino, el duque descubre la existencia de la joven y la seduce inmediatamente haciéndose pasar por un estudiante. Cuando Rigoletto se entera de su aventura, se vuelve loco de rabia. Por lo que sus actos pusieron en marcha una resolución trágica y chocante.
En la trama, los cortesanos engañan a Rigoletto y tras buscar venganza, el sicario Sparafucile termina asesinando a Gilda por error, cumpliendo la maldición del Conde Monterone.
En la velada, las vibraciones de la orquesta fueron fundamentales, ya que giraban de lo intenso a la calma, y viceversa, y en la cual se reflejaba la desesperación del personaje principal.
A su vez, acompañaron de manera perfecta las aras de la ópera de Gilda, interpretada por la soprano Anabel de la Mora, quien conquistó al respetable con su excelsa ejecución.
En esta desgarradora historia en la que se mezclan el poder, la lealtad, el erotismo, el engaño, el amor parental, se desencadenó una serie de acontecimientos que enfrentan a su protagonista, el burlesco y malediciente bufón del ducado de Mantua, y al castigo como consecuencia de sus propios actos.
Rigoletto
Considerada como una de las grandes obras maestras de Giuseppe Verdi, este drama lírico fue creado por el compositor en 1851, durante el período medio de su carrera.
Rigoletto forma parte, junto a El trovador y La traviata, de la llamada trilogía popular, una colección de tres óperas que comparten un enfoque humanista y psicológico sobre las vidas de sus personajes, el amor y la culpa.
Rigoletto, estrenada en el Teatro La Fenice de Venecia en 1851, que abrió el camino de Giuseppe Verdi hacia una nueva visión artística.