Enseña con pasión Karemia del Rey la danza

Nelly Sánchez
14 mayo 2019

"Hace 30 años llegó la maestra Karemia del Rey de Cuba y desde entonces ha formado decenas de generaciones de bailarinas, muchas de ellas muy destacadas"

Cuando Karemia del Rey da clases de ballet, contemporáneo o repertorio, el aula se convierte en su santuario, su entrega es total. Pero lo que más le gusta de ser maestra, es ver el resultado final: sus alumnas en el escenario, bailando e interpretando un personaje.

"A mí me gusta mucho el resultado escénico: verlas bailar, interpretar, con los vestuarios y la coreografía, es lo máximo. Ahí están reflejadas como bailarinas".

Si algo ha caracterizado su trabajo, en más de 30 años de trayectoria, ha sido la pasión y eso trasmite a sus alumnas.

"Apasionarse es lo primero, es lo que va a dar prioridad a tu trabajo cada día".

Originaria de Cuba, Del Rey llegó a Culiacán en 1989. Su maestro Fernando Alonso, fundador de la Técnica Cubana de Ballet, le pidió venir a brindar una asesoría en una escuela privada.

Ella entonces formaba parte del Ballet de Camagüey y daba clases en la Escuela de Danza del mismo ballet.

"Acabábamos de llegar de una gira por Grecia, para hacer el ballet de Medea, del coreógrafo Alberto Alonso; la compañía seguiría a Brasil y el maestro Fernando Alonso me sugirió que debería venir a México a brindar esa asesoría, que ya era hora de independizarme, viajar sola y una serie de detalles pero sobre todo el compromiso de esa asesoría".

Después de esa experiencia, el Instituto Sinaloense de Cultura, que entonces era la Dirección de Investigación y Fomento de Cultura Regional, la invitó a dar clases en la Escuela de Artes José Limón.

"Inicié en 1991 en la Escuela de Arte José Limón, abrí un grupo selectivo, de 2 mil niñas a las que les hice audición, me quedé con 80, formé grupos de 20 alumnas, por edades", recuerda.

"Fue una generación muy bonita, muy comprometida, un equipo de padres de familia fabuloso, realizamos muchas funciones en el teatro Pablo de Villavicencio, producciones muy grandes, como Blanca Nieves, Cenicienta, el Huapango de Moncayo, con niños de folclore".

En esa época, el maestro Enrique Patrón de Rueda las invitó para hacer un programa infantil por todo el estado, dentro del Festival Cultural Sinaloa, eran 30 niñas y niños de ballet y folclore.

 

Los cambios

Cuando terminó el gobierno de Francisco Labastida, la nueva administración no la contrató de nuevo y decidió independizarse. Un padre de familia cuya hija estudiaba con ella, se asoció con ella para crear su propia escuela.

"Mi escuela privada surgió primero como Escuela Fernando Alonso, y él mismo vino a inaugurarla en 1992.

"El maestro Fernando Alonso se impactó, le fascinó, para mí fue un honor porque en aquel entonces dirigía la Compañía Nacional de Danza y vino a inaugurar mi escuela, y me dijo 'siempre que se imparta con la técnica cubana de ballet y estés tú a cargo, que la escuela lleve mi nombre'".

La mayoría de las alumnas la siguieron a su escuela, ubicada en Álvaro Obregón, casi esquina con Dr. Mora.

En 1995 su escuela se trasladó al Cobac, donde trabajó hasta el año 2000, para luego volver de nuevo a la antigua casona.

 

Todas deben bailar bien

Aunque está consciente de que el ballet no significa lo mismo para cada una de sus alumnas, que para algunas es una afición y otras se entregan con pasión, Karemia del Rey las trata igual a todas.

Su premisa es la misma: todas deben bailar bien.

"Para algunas es una afición, o algo pasajero, pero en todas inculcamos el símbolo y sello nuestro. Hay alumnas con problemas de peso, de rodillas, auditivos, cuestiones musicales, que se da cuenta uno en el trayecto de la clase, pero las enfocamos a que todas tienen que bailar de la misma manera, tiempos musicales, no deben dejar de hacer bien la coreografía, con condiciones o sin condiciones, trabajamos por igual".

 

 

De hecho, reconoce, sus alumnas que han tenido más limitaciones en todos estos años de carrera en Culiacán como maestra, han sido las que han salido adelante", reconoce.

"Han sido las más limitadas, sin ningún tipo de condición natural para bailar, pero unas alumnas tan disciplinadas, tan entregadas, sacrificadas, que realmente ellas han marcado una pauta a seguir y en muchas etapas de la escuela las he puesto de ejemplo".

Ahora, asegura, el ejemplo a seguir para las niñas y jóvenes es Sibel Rivera Robles, que está por graduarse en la Escuela Nacional de Ballet Fernando Alonso, de Cuba.

"Ellas van creciendo, se van visualizando en esas alumnas ejemplares que hemos tenido, y hemos hecho cosas muy bonitas, hemos bailado Cascanueces con un nivel muy alto, traído bailarines muy importantes, como a los primeros bailarines de la Compañía Nacional de Danza, ellas y nosotros como público crecemos con esto".

 

 

La inclusión

Otro de sus grandes aprendizajes como maestra, ha sido la inclusión de alumnas especiales en el aula, considera.

"Tenemos casos bellísimos, inolvidables y estarán por siempre con nosotros, como el caso de Elenita Bonilla, que conocimos en el Pediátrico, cuando fuimos a regalar una gala de La Bella y la Bestia, ella tenía 4 años y acababa de salir de quimioterapia, la becamos hasta que dejó de bailar, empezó punta y se le dificultó, pero ella creció con nosotros hasta los 14"

Otra es Ximena Zazueta, niña down, que recientemente cumplió 17 años y ha sido un ejemplo para todas.

"Baila con nosotros desde los 6 años, ha viajado a cuba en 10 ocasiones, el maestro Johnny Millán le hizo una coreografía para ella y el grupo de compañeras fue el cuerpo de baile, la acabamos de bailar en el encuentro en Cuba, es algo único, porque ella se apropia del escenario, domina el ballet y su expresión es sin ningún tipo de temor".

Esto, dice, son experiencias que va acumulando, otro tipo de aprendizaje como maestra.

"Han sido vivencias en Culiacán y en verdad pienso que cada quien tiene un destino, yo igual hubiera podido estar en Cuba o en otro lugar del mundo, o en Yugoslavia donde mi mamá trabajó con mi familia, pero en ese momento estaba aquí".

 

El regreso al origen

Hace casi años, Karemia del Rey llegó al Isic y desde el ciclo escolar pasado está de regreso. como responsable del Programa Integral de Ballet.

"Fue muy emotivo regresar al salón donde inicié, he regresado a la labor con niñas de la escuela de gobierno, con el programa de estudios de la Escuela Cubana de Ballet".

Al programa adicionó la clase de Danza Contemporánea y Repertorio, uniformó los grupos por edades y niveles y se ha apoyado con la asesoría de la maestra Esperanza Torres.

Además, ha intervenido en el programa y la licenciatura de Danza Contemporánea.

"En el Isic estoy los lunes y viernes, tengo a mi cargo todos los montajes de fin de cursos, las galas y las clases demostrativas, asesorías, exámenes, horarios", comparte.

"Realmente es una experiencia muy bonita, ha incrementado mi trabajo, pero también incrementa mi experiencia, y veo que hemos logrado cosas, ya involucramos niñas del Isic en el último cascanueces, hicieron danza árabe y danza rusa".

Karemia del Rey es la misma en su escuela y en el Isic. Trabaja con el mismo rigor y la misma exigencia.

"Sigo siendo la misma maestra, con un foco de formación. Por ejemplo, mis alumnas avanzadas están conmigo desde los 4 años, yo llego a una institución con niñas que han llevado 6 ó 10 años, pero yo tengo otra forma de trabajar y al invitarme el licenciado Papik Ramírez, lo tengo que hacer de la misma manera, porque si no, no veré los mismos resultados".

Termina la entrevista y sigue en sus ensayos con los grupos, prepara Pedro y el Lobo, que presentará en el fin de cursos de sus alumnas del Isic, el 29 de junio, un ballet que montó hace más de 10 años y el que ahora involucra danza contemporánea y ballet.

 

FRASES

"Hacer una coreografía y ver que hay más nivel en las alumnas es lo más remunerado, porque veo que he trabajado de manera ascendente... eso es muy bonito, creo que es lo que me ha alimentado el alma, de poder seguir en la ciudad"

 

"Para bailar ballet se tienen que apasionar, es lo que va a dar prioridad a tu trabajo cada día".