Elvira Smeke crea arte a partir del accidente
La artista visual hace un recorrido guiado por la muestra Atlas, que se exhibe en el Museo de Arte de Sinaloa, en Culiacán
Una constante en la obra de la artista mexicana Elvira Smeke es el azar, el accidente. Al hacer un recorrido por su exposición Atlas, que se exhibe en el Museo de Arte de Sinaloa, compartió que el origen de muchas piezas es justamente ese.
En 2018 inició una serie de mapas surgidos a partir de caminatas que marcó con el GPS y cuyo recorrido siguió azarosamente a ciertos tipos de personas: deportistas vestidos de rojo, señoras u otro que en su momento haya llamado su atención.
“La serie Mis Caminatas la comencé en 2018, es pintura, son ejercicios. Salgo a caminar 60 minutos todos los días con un GPS luego reviso mi dibujo y elijo una parte de ellos y lo llevo al lienzo”, compartió.
“Y yo decía voy a seguir un corredor de playera roja... es el azar, él sabe a dónde va pero no no y esta parte del accidente es la que recojo entregándome a esta acción que está sucediendo y que dejó plasmada”.
La exposición Atlas, curada por la historiadora de arte Paola J.Jasso, se compone de 20 series que conforman un gran mapa que recuerda la historia de la familia de la artista.
Objetos, memorias y recuerdos emergentes se forman en un camino que lleva a la autora a encontrarse con su historia familiar.
Explicó que muchas piezas fusionan materiales sutiles con duros, relacionados unos con la mujer y otros con el hombre.
Como la obra Venus, que está hecha con encaje y con cemento, e Instante, pues a partir de la pandemia empezó explorar materiales y técnicas, fusionando uno suave y uno duro, uno femenino y masculino
Esta fusión y dualidad se ve en diversas obras, que se hacen con papel e hilo, encaje y cemento, piedras y tela, piedras y cerámica.
En una sala exhibe dos series, flores hechas con tela de jerga, cemento o yeso también en una fusión de elementos.
“Utilizo un material que se usa más en lo doméstico, que es la tela de jerga para trapear y el otro material que mayor mente usan los hombres en la construcción, cemento o yeso, hecho para tapar y lo que hago es que esos materiales tapan la tela, pero a la vez le dan soporte o rigidez”.
También habló de las esculturas de colores, hechas con cerámica, que es algo nuevo en su práctica, y que hice este año, en Miami, donde vivió unos meses.
“La cerámica me gustó mucho porque es un material que viene de la tierra, desde nuestros ancestros, es fascinante y se necesita de los 4 elementos: agua, tierra, fuego y aire, me gusta mucho que simbolice esto”.
Otra serie marcada por el accidente es Mis islas, cuyo proceso de creación, dijo, fue derramar pintura aleatoriamente en papel.
“Cuando secaba aparecía una especie de mapa, los rescato los voy bordando con hilo de algodón... Estos mapas no existen pero aparecen y esto es algo que hago en mi obra, me gusta practicar con el accidente, que es esa acción que no podemos controlar todo, esto lo dejo ir al azar y ya nomás lo rescato de alguna u otra forma”.
Durante el recorrido, abordó la pieza Ejercicio 35, que para crearla tuvo que abrir todos los cajones, bolsos y bolsillos para buscar objetos rotos, olvidados y obsoletos que no tenían razón de estar ahí, como piezas de matatena, aretes, broches, pinzas, pulseras, hilos y botones.
“Cuando hice el análisis de por qué no los tiré, es porque cada uno de ellos tiene un valor personal e histórico en mi vida, creo que todos tenemos objetos que no sirven pero no quieres deshacerte de ellos”.
La exposición también contiene dibujos que son memorias de su infancia, espacios y momentos que marcaron su vida y que al paso del tiempo siguen ahí y los plasmó.
“Son memorias de las cuales no podemos deshacernos, tu niñez te va marcando de cierta forma, que siempre que miras atrás: el tocador de mi abuela, su perfume, su collar de perlas, la recámara de los abuelos, la cocina, la sala, el buró con las pastillas de la abuela”, dijo.
“Ustedes se van a poder ver aquí sus recuerdos, aunque no sea el espacio de casa o de sus abuelos, lo principal es crear un lazo entre los espectadores y la obra y creo que en este caso sí sucede”.
Otra de las series es “Flores enterradas” y que creó durante la pandemia, al hacer escultura todas las flores que le mandaron, las colocó en moldes de cocina, cajas, y sobre estas puso yeso, dando como resultado de nuevo una fusión.
Y casi al final del recorrido, los espectadores se encontraron con un Jardín de piedras.
“Yo trabajó con la piedra desde 2018, en las caminatas iba a puntos estratégicos, parques, mercados, CU, lugares cargados de historia y energía, y la piedra absorbe la energía y el ruido del lugar y para mí es importante recoger fragmentos de estos lugares”.
En una ocasión, narró, encontró una que le parecía fría y húmeda, y pensó que la piedra tenía frío, entonces le hizo un suéter.
“Hay una especie de ritual con las piedras porque las elijo, las recojo, las lavo y las cubro para protegerlas”.
Hacia el final de recorrido, habló de su trabajo con cristales, tanto en el procedimiento fotográfico denominado cianotipia, como en video.
Y la exposición cerró con el autorretrato “Yo estoy”, de 2005 que da cuenta en una sola imagen de ese universo que marcó su infancia y que guía la exposición, el espacio íntimo de su abuela, el tocador, el perfume, el collar de perlas y la artista.
La muestra estará abierta al público hasta el 12 de septiembre.