El arte fue el escape de todas mis emociones durante la pandemia, comparte Elvira Smeke
La artista mexicana inaugurará este jueves la exposición Atlas, en el Museo de Arte de Sinaloa, en la que reúne fotografía, dibujo, cerámica y objetos personales
En medio de la pandemia, frente a un confinamiento que se prolongaba y con una depresión que vivió al ver tanta gente partir, Elvira Smeke encontró en el arte la forma de expresar toda su emoción.
Fueron meses en casa, encerrada en su estudio de la Ciudad de México. Un año en el que creó una gran cantidad de piezas que reunió en la exposición Atlas, que inaugurará este jueves 6, a las 19:00 horas, en el Museo de Arte de Sinaloa.
“Nunca había producido tanto”, reconoce, “como todos estábamos encerrados, estaba cambiando el mundo de manera radical, estábamos viviendo lo que nunca pensamos que viviríamos, yo me sentía en una película de ficción con todos los elementos revueltos, el arte fue al final un escape de todas mis emociones, pensamientos y sentimientos en la materia”.
Comenzó a pintar, algo que no hacía tanto, y encontró en la cerámica otra forma de expresión que le resultó terapéutica.
“Es un material que requiere de mucho control y lo que más puedo ligar con la pandemia es la paciencia porque es tienes que darle tiempo, el proceso no puede ser tan rápido como la pintura, tienes que dejar que se seque, meter al horno muchísimas horas, hay piezas que estuvieron 42 horas y es la sensación de querer ver que sobrevivieron porque a veces se quiebran adentro, luego tienes que esperar a que baje a temperatura ambiente porque si abres se rompe”, comparte.
“Me encantó trabajar con esto y que la paciencia se haya estirado, al final te das cuenta que no puedes controlar el tiempo pero te puedes controlar tú”.
Este año, reflexiona, el mundo ha sufrido mucho y como artista siente un compromiso con la sociedad y mostrar a través de su arte algo que vaya más allá de la realidad que está sucediendo.
“Como artista quiero poder ofrecer una buena exposición al público, que puedan disfrutar, pensar y salir con una reflexión, es lo que les quiero dejar”, asegura.
Atlas, conformada de 20 series, surgió en la pandemia.
“Tuve un encierro de tres meses en mi estudio, lo primero que hice fue dibujos de memorias de infancia, espacios de la casa de mis abuelos que fue como mi segunda casa y fueron como mis padres. Justo por esos meses me fue heredado el archivo fotográfico de ellos, sus viajes, nuestras vivencias, en algunos retratos estoy en otros no. Me puse a trabajar en este cuerpo de obra”.
En ese proceso la acompañó la curadora Paola J. Jasso, quien organizó la muestra a manera de mapas, que ha sido una forma recurrente en la obra de Elvira.
Mapas que surgen a partir de manera accidental, algunos salen de recorridos, caminatas que traza con el GPS, otros a partir de echar pintura arbitrariamente en una hoja y después rescatar las manchas que salen.
Le añade el bordado, que ha sido parte de su práctica artística desde hace mucho tiempo, pues como feminista, recogió las las labores que fueron dadas a la mujer, y lleva el bordado y la costura al espacio artístico, para hacer trazos y dibujos.
En estas 20 series, Jasso trazó un mapa que recuerda la historia de la familia de la artista, pero que resultará también familiar a los espectadores.
“Todo el recorrido se va hilando en una especie de narración”, explicó la curadora, “como estos mapas o islas que va creando Elvira en sus piezas, es una invitación a un recorrido por la casa familiar, encontrándote con escenas de lo doméstico, pero también una especie de jardín, hasta llegar a una instalación de piedras, un espacio de transición y algo hasta meditativo y de reflexión que te llevan a una última sala, a lo flotante, la luz, el reflejo, lo frágil, lo traslúcido”.
Y añade que es un recorrido en una especie de mundo creado a partir de las memorias y vivencias de la artista pero cualquiera puede inventar el suyo propio.
Hay fotografía, objetos personales y piedras, un elemento recurrente e importante para la artista.
“Parte de mi práctica deriva a partir de mis caminatas y de los objetos que encuentro, la piedra es importantísima porque cada vez que recojo una estoy tomando un extracto de ese lugar, esta especie de souvenir del lugar, porque cuando uno viaja, te traes una parte tangible de ese momento”.
Las piedras están intervenidas de diversas formas, la mayoría vestidas con suéteres que ella corta o con un bordado que su abuela le enseñó a hacer. Eso les da personalidad, asegura.
“Hay una pieza que se llama Ejercicio 35, lo que hice fue abrir todos mis cajones y buscar objetos rotos, olvidados y obsoletos que deberían estar en la basura pero que tienen esta carga histórica, porque tener uno de estos objetos para ti significa algo”, dice.
“Te puedes encontrar una parte de un llaverito, un arete solo, que ya no tienen uso, que no me deshice de ellos y ahora están en este ejercicio y la gente tiene ese encuentro.... todos tenemos cajones y objetos que no podemos deshacernos de ellos”.
Este cuerpo de obra completo es nuevo y es la primera vez que se expone, aunque hay unas piezas que han estado en otras exposiciones, una en el Musa, de Hermosillo en 2017 y dos o tres más, en Ciudad de México.
“Me emociona mucho, es algo que nos e ha visto y me emociona mucho porque cada exposición es diferente, y como artista me gusta explorar tanto materiales como medios, otro tipo de ideas que siempre tengo este hilo que es muy femenino que es la búsqueda de la mujer, qué es el ser, qué somos, qué hacemos en la tierra, esta parte muy filosófica y el cuerpo, que es el final donde vive uno, qué pasa en nuestra cabeza, la realidad, en el mundo”.
Atlas estará en exhibición en el Museo de Arte de Sinaloa hasta finales de septiembre, posteriormente la artista estará participando en exposiciones en España y luego una más en Guadalajara.