Duelo por rompimiento amoroso
La psicóloga española Carmen Hernández dice: “Sólo cuando hemos aceptado, cuando nos perdonamos, perdonamos al otro y logramos dejar ir, estamos preparados para empezar de nuevo”. Cerrar un ciclo emocional es complejo para casi todas las personas.
Todos en algún momento de nuestras vidas nos hemos enamorado, y hemos vivido muchas emociones en esa experiencia con otra persona, no se sabe cuánto va a durar esa relación amorosa, si días, meses o años, pero lamentablemente por alguna razón termina, y cierra un ciclo emocional, y sobre todo si es amoroso.
En muchas ocasiones, la mente queda atrapada en un ciclo que, en realidad, ya ha llegado a su fin, y no se acepta la terminación, se llega a la negación de la realidad. El resultado es que no es posible avanzar, ni tampoco disfrutar del presente, porque la mente y la energía están puestas en el pasado. Es importante y SANO dejar ir, para evitar sufrimiento y dolor.
Es necesario comprender que el ciclo ha llegado a su fin para poder vivir el momento y dejar de sentir apego por las personas, cosas o experiencias pasadas.
Tal y como explica Eduardo Llamazares, autor del libro: Mente ¡Déjame vivir!, “la vida genera sufrimiento y dolor, porque el mero hecho de vivirla supone un cambio continuo. Pero sabemos que muchos de esos sufrimientos son inútiles”.
La resistencia al cambio es una de las causas que impiden un cambio de ciclo, sin embargo, evolución no es igual a olvido. Pasar página, cerrar un ciclo es compatible con recordar lo vivido, pero ya no experimentando dolor, al contrario, es con agradecimiento o con cariño, asimilando la pérdida como un aprendizaje, que nuestra persona lo requería. En pocas palabras: dejando ir.
Recordar todo lo que ha ocurrido tratando de rescatar recuerdos positivos, ayuda en el proceso de sanar, aceptar lo sucedido, sin olvidarlo, porque eso no suele ser una solución. Recordar y asumir es el primer paso para “dejar ir”. Carmen Hernández, doctora en psicología de la Universidad Rovira explica que “dejar ir es tan difícil, como necesario”. Cuando un ciclo se termina, “el vacío deja un enorme hueco. Y, aunque soltar duele, sostener lo insostenible duele mucho más”.
Algo muy importante: Perdonarte, no te exijas tanto, no toda la responsabilidad es tuya, solo el 50% de lo que pasó o permitiste. La vida pasa, las cosas suceden. En cualquier caso, si crees que has cometido errores, perdónate. Intenta sentir empatía contigo mismo, al margen de que lo que hayas hecho no sea perfecto. Seguro que también hubo aciertos. Perdonarte, es muy importante.
Cuando sucede algo que no queremos o no comprendemos, lo habitual es ofrecer resistencia. Pero eso no servirá de nada y lo que de verdad ayuda es dejar ir. Carmen Hernández explica que “cuesta soltar el resentimiento, el enfado o la rabia que sientes. Soltar duele, pero sostener lo insostenible duele mucho más”.
Una vez que nos hemos perdonado, y que hemos perdonado a quien corresponda y que empezamos a dejar ir, toca aceptar que el ciclo terminó. No puedes cambiarlo todo, porque no todo depende de ti. A menudo ayuda dejar de preguntarse “qué hubiera sucedido si...”. Es más útil aceptar que ya pasó, que toca dar por finalizado el ciclo. Aceptar la situación ayuda a superar los sentimientos que nos atan.
Sólo si te desprendes y logras desapegarte, podrás volar ligero hacia nuevas etapas. Recordando lo vivido y asumiéndolo como parte de tu camino, pero caminando hacia nuevas experiencias. Solo cuando hemos aceptado la situación y trabajado emociones que nos atan a la anterior situación, cuando nos perdonamos y perdonamos, estamos preparados para empezar de nuevo”.