Disfrutan niños gala de ballet de la temporada SAS-Isic
Pequeños de la primaria Lázaro Cárdenas acuden al espectáculo dancístico del Ballet de Monterrey
Más de 70 niños y niñas de la primaria Lázaro Cárdenas disfrutaron por primera vez el maravilloso arte del ballet durante la segunda función de la Gala Levitar, un espectáculo producido por el Ballet de Monterrey, en el Teatro Pablo de Villavicencio, dentro de la Temporada SAS-Isic.
Esta experiencia se reflejó en la emoción, aplausos y expresiones de júbilo durante varias ocasiones.
Esta función con niños fue posible gracias al patrocinio de las empresas AMD, Megacable, CAPASA, el periodista Luis Alberto Díaz, quien colaboró con una decena de boletos, y a la colaboración entre SAS y PROEDUCA, institución esta última que se dedica a atender necesidades en escuelas de zonas vulnerables.
De esta forma, los pequeños, que se mostraron emocionados incluso desde la salida de su escuela y a través del traslado en camión organizado por SAS y PROEDUCA, pudieron disfrutar de su primer programa de ballet.
Este estuvo compuesto por algunos de los números más queridos de distintos ballets clásicos como el infaltable Lago de los Cisnes, El Corsario y Don Quijote, además de diversas coreografías contemporáneas creadas en su mayoría por el actual director artístico del BdM, Thiago Soares, ex primer bailarín del prestigioso Royal Ballet de Londres.
Todos los números del programa fueron ejecutados con el mayor virtuosismo, energía y elegancia por los más de 30 bailarines de la compañía regia que se ha colocado como una de las más importantes de Latinoamérica.
Sobresalió en la noche la explosiva emoción de los pequeños quienes aplaudieron con auténtico entusiasmo los distintos números, especialmente la bella coreografía del Pas de trois del segundo acto del ballet clásico El Corsario que les logró asombrar en repetidas ocasiones tras las minuciosas y exactas acrobacias balletísticas de los bailarines Daniela Fabelo, Luciano Perotto y Brian Ruiz.
Sin lugar a dudas, una experiencia inolvidable que demostró que los pequeños son el mejor público de la tradicional danza clásica.