Destapa ‘Sabueso’ el fétido olor de la desaparición forzada
En el Museo de Arte de Mazatlán se presenta la compañía La Terca Teatro, liderada por Teresa Díaz del Guante, la historia de María Isabel Cruz, líder de Sabuesos Guerreras, quien busca oliendo en la tierra los restos de su tesoro: su hijo desaparecido
Cerradas las puertas del Museo de Arte de Mazatlán, el público se dispersa donde puede: el parque, las bancas, a pie. Lucen expectantes. El trasfondo del Festival Cultural Sinaloa se asoma en su olfato.
El viernes tocó oler Sabueso, de la compañía La Terca Teatro, liderada por Teresa Díaz del Guante. Los labios del recinto se abren y la gente se aglutina en cardumen impaciente por ser devorada por el teatro. Quieren el mejor lugar dentro de este lleno total.
En el escenario está pegada una lona gigante donde se lee: “Desaparecido. Reyes Yosimar García Cruz. 26 Enero 2017. 018006703600. Sabuesos Guerreras A.C.” Puede marcar a ese número si tiene información sobre una desaparición, es el de Alerta Ámber. Lo que no podrá ver en ese cartel es el rostro de Reyes Yosimar. Todavía no.
La obra comienza con la actriz pidiendo ayuda para realizar un sténcil. Una compañera sube y dibuja el contorno de un cuerpo en el fondo negro del escenario. Luego suben dos personas más para completar el cuadro con el apelativo “Yosi” y la fecha del 26 de enero 2017. El cuerpo, el nombre y la fecha con gis sobre el fondo negro. El resto de la escenografía simula una oficina, con dos mesas con cinta de marcaje que contienen su proyector de filminas, lámparas, carpetas y papeles; más un mapa cubierto de tierra que resembla en conjunto un cuadro detectivesco. El personaje que lo habita da vida a la pintura. Un ser que oscila entre el ansia y la ternura. Es María Isabel Cruz, interpretada por Teresa Díaz del Guante.
Para entender Sabueso hay que hablar de Proyecto Aroma, la trilogía de teatro sobre la desaparición forzada en Sinaloa escrita por Teresa: “Cuando yo me planteé crear este proyecto eran únicamente dos obras: Aroma y Monstruo, y yo la tenía clara. La dificultad de no poder escribir Aroma porque estaba muy bloqueada, me hizo tener la estrategia de escribir una primera obra, que es Sabueso. En realidad Sabueso fue una estrategia mía para entender el fenómeno de la desaparición”.
Y así como esta obra le ayudó a Teresa a entender el fenómeno de la desaparición, el público encontró en el monólogo un acercamiento al fenómeno mediante el testimonio de la líder de Sabuesos Guerreras; que cuenta cómo a raíz de la desaparición de su hijo policía se convirtió en Sabueso, que busca oliendo en la tierra los restos de sus tesoros; el aroma en la estaca que dé un rastro o paradero; un perro que busca justicia evidenciando el monstruo bajo tierra, ante el estado frío que da la espalda, frío, con cifras, perdón, y frío olvido disfrazado de justicia transicional. “¿Usted qué haría si su hijo desapareciera?”, pregunta el personaje al de la Fiscalía, “lo mismo que ustedes”, contesta el Fiscal. Y la serpiente se muerde su cola.
¿El montaje es un grito?, sí, pero un grito de empatía. Que usa la imagen, objetos, sonido y la interacción para humanizar nuestros cuerpos sin duelo. Para cambiar esa frasecita de “los” desaparecidos, por “nuestros” desaparecidos. Para transformar ese cartel tan impersonal del inicio, por uno que hable del pastel preferido de la Panamá; de los gustos e intereses que se quedaron en la alcoba de la ausencia; de los sueños del hijo de la “doña” plasmados en las letras de un rap.
Sabueso es también el sonido de la calle y la marcha y la lucha. El registro documental de una herida viviente. Es la resignificación del dolor en arte escénico con guantes, filminas, agua y tierra. Es la mano de madre que roza la proyección de la mirada de su hijo. Para tocar aunque sea el recuerdo de lo que queda de él. Que como todo recuerdo se deforma con tierra y agua. Porque Sabueso es también el cuestionamiento de los límites de la maternidad. Que encuentra en la lucha una forma nueva de hacer frente a la barbarie. Para buscar a palazos un nuevo soplo de vida. Para encontrarle sentido al sinsentido del dolor.
No por nada este montaje estará representando a Sinaloa en la Muestra Nacional de Teatro este año. Con Aroma montada y este Sabueso en funciones; queda pendiente que usted vea Monstruo bajo tierra, para terminar de contemplar la trilogía potente de Teresa Díaz del Guante, cuya labor despega de la herida para aterrizar en un realismo poético que renombra el contexto de violencia que rodea este estado. ¿No se supone que todos los hijos valen lo mismo? Retumba en el centro del museo la pregunta.
Pero la obra terminó. La creadora agradece, y dedica la función a Elina Chauvet, quien le enseñó desde dónde dirigir su mirada. La obra terminó, pero el público se queda voluntariamente dentro de las fauces del museo. Quiere acercarse a Teté, como le dicen de cariño. Entre las que se acercan, se encuentra el colectivo Por Las Voces Sin Justicia, que ve representada en esta obra un pedazo de su vida. ¿No es para eso el teatro?, se cuestiona Teté. Y finalmente las luces se apagan. El museo cierra sus labios para que la gente salga. Pero el dolor no sale. Ese queda dentro del vientre de cada uno. Como un rastro bajo la piel de nuestra tierra.