Celebra la OSSLA la llegada del Año Nuevo con magistral concierto
El primer concierto del año, dio la bienvenida al maestro Eduardo García Barrios, y a esta primera temporada de conciertos 2024
Todo el júbilo, la alegría que genera la llegada de este 2024, quedó de manifiesto en el tradicional Concierto de Año Nuevo que ofreció la noche del jueves la Orquesta Sinfónica Sinaloa de las Artes en el escenario del Teatro Pablo de Villavicencio.
El concierto, el cual lució abarrotado por el público culiacanense, es el primero del año dentro de la primera temporada 2024, regalando a los asistente una noche memorable, en la que se interpretaron arias importantes de reconocidos compositores como Mozart, Rossini, entre otros, bajo la dirección del maestro Eduardo García Barrios.
Previo al inicio del concierto, el maestro García Barrios, dedicó unas palabras a los presentes, agradeciendo además su presencia a este primer concierto del año de la OSSLA bajo su batuta.
”Bienvenidas, bienvenidos, es para mí una enorme alegría, honor, que me hayan concedido, invitado para estar al frente de esta orquesta, conformada por artistas no solo de un muy alto nivel musical, sino también de un alto nivel humano, de verdad felicito a Sinaloa, a Culiacán por tener un grupo artístico de esta naturaleza, y es para mí una enorme una responsabilidad y repito una enorme alegría estar aquí, gracias, y ¡Feliz Año Nuevo!”
Agregó, que el programa que se preparó para este concierto, fue pensado celebrar el Año Nuevo con toda la alegría que esto genera, y también por las reflexiones que se tienen que hacer, las cuales en este concierto se convirtieron en sonido.
Dicho esto, la orquesta dio inicio al programa, interpretando la obertura de Las Bodas de Figaro, del compositor austriaco Wolfgang Amadeus Mozart, considerada como una de las mejores creaciones de este compositor y una de las óperas más importantes de la historia de la música, pieza que agradeció el público con sonoros aplausos derivados de la magistral ejecución de la orquesta.
Esa misma energía y júbilo sobre el escenario, continuó con la siguiente obertura, esta vez, de otro clásico de la música, Fantasía de Romeo de Julieta, del compositor ruso Piotr Ilich Tchaikovsky, pieza con la que el público pudo imaginarse por la calles de Verona, transmitiendo a través de sus notas y matices la historia de un amor condenado a la tragedia, resaltando con fuerza y toques de delicadez el sonido de los metales, las cuerdas, percusiones y maderas.
La noche seguía su curso, y ante un público que se entregó en cada interpretación, la OSSLA seguía conquistando a los oyentes, esta vez con la interpretación de la obertura de La urraca ladrona (La gazza ladra) de otro genio de la música, el compositor italiano Gioachino Rossini, sacada de un melodrama francés, que trata de una pequeña sirvienta llamada Ninetta, condenada a morir por el robo de una cuchara de plata, y sólo su padre puede probar que ella es inocente y no se le puede encontrar, pero justo a tiempo, su urraca mascota es descubierta como el ladrón que se llevó la cuchara.
Tras una noche de éxtasis auditivo, el primer concierto del año bajo la nueva dirección del maestro Eduardo García Barrios, cerró con la interpretación de Dos Gymnopedias, del compositor Francés Erik Satie/Orquestación Claude Debussy, dejando a un complacido, esperando el próximo concierto de esta primera temporada de la OSSLA.
Sobre el Director Artístico Eduardo García Barrios
Nació en México el 12 de noviembre de 1960. Se formó en el Conservatorio Nacional de Música, fue discípulo de los maestros José Suárez, Ana María Báez, Gela Dubrova. Realizó sus estudios profesionales en Moscú, donde trabajó junto a Mikhail Voskresensky y Dimitri Kitayenko, director de la Orquesta Filarmónica de Muscú.
Durante su estancia en la entonces capital de la Unión Soviética, fundó la Sinfonietta de Moscú y en 1990 se graduó con honores como director sinfónico y de ópera del Conservatorio Tchaikovsky. Ese mismo año regresó a México y junto a un grupo de músicos rusos, fundó la orquesta de Baja California de la que director artístico hasta 1998.
Desde sus inicios como director de orquesta, está convencido de que el quehacer musical, más allá de ser un arte, es una oportunidad de vida, una herramienta para hacer comunidad, para fortalecer la identidad y crear conciencia colectiva.