Canta el Taller de Ópera canciones De Italia a México

Noroeste/Redacción
18 abril 2024

El público aplaudió a los ocho intérpretes, dirigidos por José Manuel Chu y acompañados al piano por Zlatina Valkova y Salomón Gil

El Taller de Ópera de Sinaloa compartió las más bellas canciones De Italia a México, en un concierto acompañado al piano por la maestra Zlatina Valkova y del maestro Salomón Gil, bajo la dirección artística del maestro José Manuel Chu.

El escenario del Teatro Pablo de Villavicencio iluminado con los colores de las banderas de los dos países, que son los mismos, el bajo Cyan Rangel abrió con la pieza Il mio bel foco, de Benedetto Marcello (1686-1739), seguida de la soprano Samantha Sánchez con Amarilli mía bella, de Giulio Caccini (1551-1618) mientras que la soprano Claudia Puebla siguió con Sogno, de Francesco Paolo Tosti (1846-1916).

A su vez, el tenor Pablo Falcón interpretó Íntima, del mexicano Tata Nacho (1894-1968), y Luis Cornejo fue aplaudido con su excelente interpretación de Dicitencello vuie, de Rodolfo Falvo (1873-19 37), y el tenor Alejandro Pacheco, en su turno, provocó entusiasmo con Despedida, de María Grever (1884-1951).

Tras ello, la apreciada soprano culichi Jessica Torrero interpretó Non t’amo piú, de Francesco Paolo Tosti, y Evelyn Tovón dio su voz al tema Tengo nostalgia de ti, de Tata Nacho.

En una segunda ronda, Cyan Rangel cantó Bésame mucho, de Consuelo Velázquez (1916-2005), y Samantha Sánchez se apuntó un diez con su interpretación de Estrellita, de Manuel M. Ponce (1882-1948).

Siguió la velada con Claudia Puebla interpretando Alma mía, de María Grever y Pablo Falcón fue aplaudido por La Danza, de Giaochino Rossini (1792-1868), mientras que el tenor Luis Cornejo continuó con esa bella canción que es La barca del marino, de Manuel M. Ponce, y el tenor Alejandro Pacheco, en su turno, cantó L’alba separa dalla luce l’ombra, de Francesco Paolo Tosti.

Ya en el cierre, Jessica Torrero interpretó bellamente el Lamento Gitano, de María Grever y Evelyn Tovón concluyó la velada con Non ti scordar di me, de E. De Curtis (1875-1937).

Y finalmente concedieron dos piezas de pilón, cantadas por todos: la danza napolitana Funiculí, funiculá (entre las palmas del público), y la celebrada canción popular O solé mio.