Ximena es despedida con honores en la primaria donde estudiaba, en Teacapán
La menor, alumna de quinto años, es recordada por la alegría que contagiaba, a pesar de los retos que enfrentaba
TEACAPÁN, Escuinapa._ Ximena regresó a la escuela para compartir el ultimo día con sus amigos, esta vez el lunes el homenaje fue en honor a su vida y a los momentos que dejó en la primaria José Matilde Nevárez.
En la plaza cívica sobresalen los globos blancos y rosas blancas en las manos de los niños, no era el programa preparado para este lunes 22 de abril, la tragedia de la partida de la niña hizo cambiar todo.
“Ximena era una niña divertida, su saludo siempre era una sonrisa cuando nos la encontrábamos, es muy difícil estar pasando por estos momentos”, dijo el director de la institución, Efraín Sanchez.
Ximena era una niña constante en asistencia, pese a que tenía quizá una situación económica difícil, su sonrisa era permanente y también tenía muy presente su sentido de responsabilidad, coinciden quienes la conocieron.
Tenía 11 años, pero su actitud era optimista siempre, en las comunidades llaman a estos niños “acomedidos” pues estaba lista para hacer el mandado a algún vecino, a un familiar, lo que le retribuía algo de dinero.
También ofrecía pulpa de jaiba, que le encargaban vendiera, eso le hacía también ganar dinero, tenía actitud para buscar empujar, sus sueños eran muchos.
El sábado, según sus vecinos, había ido a ofrecer pulpa de jaiba, temprano por la mañana, su don para vender era innato, era imposible no comprarle, convencía.
Menos de una hora después estaban con la noticia de su perdida, nadie sabe cómo ocurrió, sí realmente estaba mojada cuando tocó los cables que conectaban una bomba a la tubería de agua potable o cómo fueron los hechos que ocurrieron en el patio de la casa.
A ella la intentó auxiliar una vecina que también quedó conectada al cuerpo de la niña, hasta que un vecino desconectó todo, pero el cuerpo de Ximena ya no respondió pese a los intentos médicos.
La niña de una personalidad simpática, amistosa, no solo recibió un homenaje antes de partir, sino dos, el domingo en el comedor comunitario la esperaron como todos los días, pues acudía a comer ya que sus papás trabajaban en el campo.
En ese lugar se preparaban para festejar el Día del Niño; Ximena adelantó la cooperación para el bolo de dulces, ese día sus hermanos lo recibieron en su honor.
La lista de quinto grado quedó con un espacio, el pupitre ubicado al final del aula también quedó solitario, pero la sonrisa permanente de una niña se queda en los corazones de quienes la conocieron y en los que tendrá un homenaje de vida eterno.