Rocío vive su sueño en la música pero lejos de Guatemala, su tierra natal
La joven de 26 años dirige ahora la Orquesta Sinfónica y Coro Juvenil e Infantil de El Rosario, tras finalizar sus estudios en el Centro Municipal de las Artes en Mazatlán
EL ROSARIO._ Cuando sus papás de pequeña le acercaron a la música en una orquesta comunitaria, Rocío Pinto imaginó que sería directora de orquesta pero no lejos de su querida Guatemala, ni que sería en México y mucho menos en un estado como Sinaloa.
A sus 26 años, tras egresar en julio pasado del Centro Municipal de las Artes en Mazatlán, la joven recibió la propuesta de ser directora de la Orquesta Sinfónica y Coro Juvenil e Infantil de El Rosario.
Rocío confesó que su anhelo siempre fue dirigir un proyecto como el que la vio nacer como músico en su tierra y el destino tenía este plan para ella.
“La verdad siempre me ha gustado mucho como los proyectos comunitarios, que es como lo que tenemos aquí en Rosario, porque yo crecí en un proyecto comunitario de orquesta, entonces siempre como que estuve muy interesada en ser parte pero ahora formar una agrupación”, dijo.
La joven explicó que dentro de la carrera se lleva la formación en dirección orquestal, y al egresar planeaba regresar a Guatemala en busca de concretar un proyecto de orquesta comunitaria.
Sin embargo, en ese momento el director anterior de la orquesta de El Rosario, Víctor Osuna, dejó el proyecto tras estar al frente por 10 años y la invitó a tomar las riendas.
“Lo sentí como mucha coincidencia, porque pues yo iba a hacer exactamente lo mismo pero allá en Guatemala. Me permitió venir y aprender del proyecto y saber cómo es, entonces ha sido una experiencia nueva”, contó Rocío.
Sobre sus inicios en la música, la joven detalló que fue a la edad de 7 años y gracias al gusto por la guitarra de su padre Vladimir Pinto, de quien aprendió los primeros acordes, pero fue su mamá Flor Alicia Cabrera quien tuvo la iniciativa de que tomara clases de un instrumento, seleccionando el violín.
“Ingresé a la Orquesta Comunitaria, sistema que viene de Venezuela que se enfoca en colocar orquestas en puntos rojos de la ciudad, como para llamar la atención de los niños y que los niños no se pierdan como en pandillas o algo así, que más bien se integren a una agrupación que les vaya a hacer bien”, indicó.
Rocío destacó que su llegada a Mazatlán se debió al cierre de las instituciones en su país por la pandemia, aunado al sueño de crecer como violinista, por lo que audicionó y ganó su espacio en 2020 para tomar clases en línea y posteriormente llegar a Sinaloa con clases presenciales en 2022.
Reconoció que sí le inquietó el recibimiento al ser mujer y joven debido al machismo que persiste en Latinoamérica, pero a pesar de ello ha recibido apoyo de parte de los docentes, padres de familia y alumnos.
“Creo que siempre de alguna forma está como presente, pero por lo menos que he visto acá, no. También incluso en Mazatlán, también ha sido como muy abierto, o sea, tampoco me he sentido en ningún momento discriminada por ser mujer, por lo menos dentro aquí sí he sentido mucho apoyo”.
Sostuvo que para llegar hasta este punto, uno de los sacrificios más grandes es la distancia con su familia y sus seres amados, pero dado a su apoyo, lo ha sabido sobrellevar.
“Es difícil, pues definitivamente extraño a mi familia, pero ellos también están contentos. Cuando me ofrecieron el trabajo a los primeros que llamé fueron a mis papás y pues ellos estuvieron totalmente de acuerdo y me han apoyado, entonces a pesar de la distancia me siento tranquila”, admitió.
Dentro de sus retos personales, Rocío enlistó que está el seguir aprendiendo y especializarse en dirección de orquesta, principalmente para poder enseñar mejor a sus alumnos, así como tampoco quita el dedo del renglón de aterrizar un proyecto similar en Guatemala.
Aseguró que las orquestas comunitarias ofrecen un gran número de bondades tanto para la sociedad como para los estudiantes, ya que adquieren disciplina y habilidades para trabajar en conjunto, principalmente.