‘Nuestra principal preocupación es que los niños se vayan sanos a casa’
Así es Olga Lidia Sánchez García, una enfermera pediátrica del Hospital General de Escuinapa a la que reconocen sus compañeros como alguien comprometido con cuidar lo que es un tesoro para unos padres afligidos
ESCUINAPA._ Lo mismo se convierte en “Mimí Mouse” que, en una decoradora de eventos especiales, quizá para Navidad o para celebrar un cumpleaños. Su misión no solo es buscar curar heridas físicas sino alegrar el alma.
Así es Olga Lidia Sánchez García, una enfermera pediátrica a la que reconocen sus compañeros como alguien comprometido con cuidar lo que es un tesoro para unos padres afligidos.
Hace más de 22 años llegó al Hospital General de Escuinapa, primero como pasante de enfermería y un tiempo después se quedó laborando en la institución. Su facilidad para atender a los niños la llevó a reencauzar su vocación a una especialidad.
“Me encanta el área en que trabajo, cuando llegué a trabajar me di cuenta que se me facilitaba el estar con los niños, el canalizarlos de las venas o darles la atención, por eso decidí especializarme, este era mi lugar, los niños”, expresa.
En el lugar no solo atiende a menores de edad, sino a aquellos que debido a complicaciones se quedan en el área de neonatología, en incubadoras y ahí ha ido aprendiendo.
Ha aprendido a tener más fe, a tener a Dios más presente, pues es quien decide finalmente si todos los esfuerzos médicos son suficientes para que ese bebé vaya a casa y a los brazos de sus padres.
No hay mayor satisfacción, indica, que verlos como están tan pequeños y al paso de los días evolucionan, ganan peso y pueden entregárselos a unos papás que lo esperan ansiosos.
“Cuando uno los entrega a esos niños, es una satisfacción grande para nosotros, sientes que contribuyes, no queda más que una satisfacción, ver cómo llegó grave ese niño y cómo mejoró, a veces no lo logramos”, expresa.
Olga explica que en contraste el dolor más grande, es cuando no logran recuperar la salud a ese niño o a ese neonato, cuando tienen que ver a los papás y dar la noticia.
“Yo tengo hijos, me reflejo en esos papás, cuando tenemos que decirles que no lo logramos, que no pudimos salir adelante con ese niño, siento ese dolor de esos papás”, señala con un quebranto en la voz.
“En 9 años en esa área, decenas de historias se han escrito, decenas de historias la han enlazado con sus pacientes, con los padres de ellos, es inevitable crear ese lazo”, precisa.
Así conoció a Felipe, un niño hoy de 14 años, a quien ven como paciente en su área desde que tenía 8 meses de edad, a quien ven siempre en la lucha contra la hemofilia y que los busca para que sean los de su área quienes lo canalicen para las vacunas que requiere.
Felipe las conoce bien y esa complicidad no solo es con él, sino con su mamá, porque también confía en ellas para que los ayuden, para que lo canalicen de las venas, pues ha sido difícil para otro personal de salud hacerlo, precisa.
Pediatría es un área especial, indica, por ello buscan que los niños vean en el lugar un centro acogedor, que su estado de ánimo no decaiga, así que buscan llenar de colores el lugar.
El personal del área se coopera para celebrar los cumpleaños de los niños, el Día del Niño y niña, la Navidad, también para los medicamentos cuando hacen falta.
“Nos toca hacer rifas o cooperarnos cuando hay algún paciente que no tiene para los medicamentos, nuestra principal preocupación es que los niños se vayan sanos a casa”, expresa.
Cada niño es diferente, cada etapa de ellos es diferente, eso lo saben en su área, manifiesta, así los neonatos deben permanecer durmiendo y solo ser “molestados” para alimentarse a las 3 horas, la sala debe permanecer en silencio, con pocos ruidos, el sueño para ellos es un alimento por lo que están pendientes de eso.
Y así en la sala de neonatos, Olga observa a Héctor quien nació el 25 de diciembre.
Observa que pueda ser amamantado de manera adecuada con leche materna. Es probable que Héctor se vaya a casa en el Día de Reyes.