Las hermanas Flores Mariscal, orgullosas del oficio heredado por su abuela
A bordo de sus bicicletas y con dos cubetas al lado, las hermanas recorren las calles de Rosario vendiendo camarón fresco
EL ROSARIO._ Para las hermanas Yucari, Mariela, Cristina, Carol y Arcelia Flores Mariscal, dar continuidad al oficio de “changuera” que heredaron y aprendieron de su abuela, Herlinda Ontiveros Llamas, es un motivo de orgullo y gratitud al contar con un sustentos para sus hogares.
A pesar de ser el último día del año, desde temprana hora llegaron a la cabecera del municipio, abordo de sus bicicletas y con dos cubetas, para iniciar el tradicional pregón que reza “camarón, fresco, camarón”.
“Bien orgullosas de que nos llamen ‘changueras’, de ser nietas de Herlinda Ontiveros Llamas, porque fue muy trabajadora, nos enseñó lo que sabemos y nos apoyó en todo”, expuso, Yucari.
Así también, asegura que ella fue la primera que inició en este oficio desde hace 14 años, y de esos, 8 los tiene acudiendo a Rosario. Además, se sumaron sus cuatro hermanas.
Sobre este oficio refiere: “La verdad porque me gusta ser comerciante y más que no me gusta que me manden me gusta tener mi propio negocio”.
Por su parte Arcelia, reconoce que ellas ahora empezaron a vender en bicicleta ya que su abuela recorría las calles caminando cargando en cada brazo una cubeta llena de camarón y hielo.
“Mi abuela (Herlinda Ontiveros Llamas) ella fue la primera ‘changuera’ que vendió camarón, solo que ella iba caminando con las cubetas”, precisó.
Relataron que su día inicia a las 6:00 horas para alistar todo ya sea que consigan un raite o se tengan que venir en camión, pues es cargar con cubetas y bicicletas.
“A veces en carro particular y a veces en transporte, porque cada cubeta traemos diez kilos de camarón”, explicó Mariela.
Dieron a conocer que tras llegar a las 9:00 horas entre su peculiar grito y el pedaleo recorren toda la ciudad, hasta que terminan el último kilo que en ocasiones suele ser poco después de medio día.
Con relación a trabajar los días festivos, indicaron que se debe al hecho de que las familias buscan contar con este tipo de botanas para disfrutarlos o compartirlos con sus visitas.
Traen el crustáceo, aseguran que en ocasiones de Escuinapa y otras del Palmito del Verde, en esta ocasión en una cubeta traen el mediano de 120 pesos el kilo y en otra el grande para cocer en 140 pesos.
Reconocen que mientras la salud lo permite acuden a trabajar con el principal impulso de sacar a sus hijos adelante.
Sostienen que no son las únicas que continúan el legado de hoy finada Herlinda, ya que le sobreviven 6 hijos, además de una gran cantidad de nietos, bisnietos que realizan este trabajo entre Rosario y Escuinapa.