Familias de desaparecidos en Escuinapa enfrentan con angustia su búsqueda

Noroeste/Redacción
29 agosto 2024

La desesperación y el vacío se sienten más profundos con el tiempo, mientras las madres buscan por sus hijos en cada rincón

ESCUINAPA._ Las puertas de casa se quedaron abiertas, sus nombres se siguen pronunciando entre susurros, la edad parece que llegó demasiado rápido para sus madres y sus hijos siguen esperando a papá.

Las veladoras continúan encendidas, es la luz con la que esperan se guien para regresar, como sea, el deseo es tenerlos de nuevo y que no ocupen un espacio más en los postes de las calles a donde su imagen se ha pegado por encontrarse desaparecidos.

“Cuando se llevaron a mi hijo, esperé todos los días verlo entrar de nuevo en la casa. Dejaba la puerta abierta y me sentaba en una mecedora, así pasé meses”, expresa la madre de un joven desaparecido en Escuinapa.

En la desesperación no solo buscan en cada espacio del lugar que consideran pueden estar, buscan a jefes de organizaciones, a compadres, a familia, van con médiums, los buscan en tierra, mar y como madres hasta donde puede ser “más allá” entre las sombras y luces que ofrecen los saurinos.

Dan lo que pueden económicamente y más allá, pero entre más tiempo pasa, la angustia deja de crecer para dar paso a un sentimiento de vacío, que solo descansa mientras las lágrimas fluyen viendo las fotos o buscando los pasos de aquellos que fueron niños y que ya no corretean en casa.

Los desaparecidos tienen nombre y una familia que los ama, tienen rostro en esta parte sur del estado. Las madres buscadoras, como la Asociación Tesoros perdidos hasta encontrarlos, los escuchan cuando van pegando carteles entre los postes de la ciudad.

“¿Ustedes van a encontrar a mi profe?”, preguntó un niño a las buscadoras cuando pegaban el cartel con la fotografía de Raciel Palomares.

Raciel desapareció en diciembre de 2020; a principios de ese mismo año se presentaron fichas de búsqueda de por lo menos ocho personas, entre ellas Ignacio Eduardo Salcido.

En 2022, la desaparición de Arturo Jiménez Palomares, un vendedor de pollo del Mercado Miguel Hidalgo, hizo que la gente saliera a las calles y a ellos se unió la familia de Guadalupe Pardo, desaparecido en agosto de 2022, pero más al sur del municipio.

Los restos de Arturo fueron encontrados de manera circunstancial en junio de 2023, entre el monte de los cerros de Escuinapa. Guadalupe aun sigue desparecido.