El agua del río de las cañas ya estaba en sus casas cuando sonaron las campanas de la Parroquia de la Santísima Trinidad
La corriente parecía furiosa por la fuerza que tenía, arrastrando todo a su paso, el miedo también se sentía, comenta Martín.
LA CONCHA, Escuinapa. _ Apenas sonaban las campanas de alerta de la Parroquia de la Santísima Trinidad, cuando el agua del río de las cañas ya se encontraba en los patios de los hogares de la colonia San Miguelito y unos segundos después hasta sus habitaciones.
Martín Sánchez y su familia despertaron ante la alerta de campanas, a un lado su hermana que estaba en casa de su mamá, había recibido una llamada minutos antes sobre que el río empezaba a salirse.
“Apenas estábamos subiendo las cosas, las campanas de la iglesia se escuchaban, que es lo que siempre nos alerta, pero el agua ya estaba aquí, subiendo rápido, entró a la casa” expresa.
Fuera de su hogar, el movimiento de los vecinos era incesante, en sus casas, intentando subir a zonas más altas sus camas, aparatos electrodomésticos, otros más pedían a Dios que dejara de subir el agua.
“Nos acababan casi de avisar que el río se estaba saliendo, un muchacho que trabaja en la caseta(fitosanitaria) pero nosotros pensamos que era la laguna que a veces se hace en temporada de lluvias, en un ratito ya teníamos el río aquí” señala una hermana de Martín.
La corriente parecía furiosa por la fuerza que tenía, arrastrando todo a su paso, el miedo también se sentía, no querían vivir lo que en el huracán Willa, donde perdieron casi todos sus enseres domésticos, su ropa, pues el agua llegó más allá de un metro en sus casas.
“En cuanto subimos las cosas, en quince minutos estaba dentro de la casa el agua, ahorita llegaron hace como veinte minutos los de Protección Civil (11:30 de la mañana) pero esto empezó temprano, a las cuatro de la mañana ya andábamos apurados, subiendo cosas, sacando gente o cruzando” señala Martín.
Sí temían que ocurriera esto, reconocen, pues las lluvias han sido intensas desde el viernes pasado, por las noches siempre para prologarse hasta la madrugada, la última vez que había ocurrido una inundación similar fue en el 23 de octubre del 2018, con el huracán Willa.
Afortunadamente esta vez los daños son menores, por lo menos el agua subió menos, lo que estaba arriba de algún lugar no se afectó y alrededor de las 6 de la mañana, el agua empezó a bajar, para no dejar más que un rastro de su paso sobre las calles llenas de lodo y barro.