Comparte Marcia los ‘olores’ del negocio del atole de pinole y los bollitos en Escuinapa

Carolina Tiznado
10 diciembre 2024

Emprender su negocio le significó también no entrar a trabajar por la mañana, sino levantarse en la madrugada a preparar todo

ESCUINAPA. _ El frío apenas se siente, pero el olor a piloncillo agregado a maíz molido se percibe sobre el Malecón Siglo 21, apenas se acerca la gente y es posible observar cómo pequeñas bolas de harina se fríen y algo que parece tortilla se colocan sobre la misma charola de aceite.

Alrededor de esa cazuela con aceite, Marcía Aguilar mueve las cucharas a la vez que deposita las bolas de harina preparada en lo que serán los bollitos y gorditas de maíz para acompañar el atole de pinole y coco.

Hace siete años Marcia se ‘aventó’ a poner su propio negocio.

Por más de 18 años había sido empleada dentro del mercado Miguel Hidalgo, de un negocio de tradición, solo podían ocurrir dos cosas, que tuviera éxito o que se retirará, indica.

“Trabaje 18 años con ellos (negocio de atole y bollos), decidí emprender mi propio negocio, me canse de ser empleada, aquí estamos mi hijo y yo, le doy trabajo a mi hermana, a la familia”, expresa.

Emprender su negocio le significó también no entrar a trabajar por la mañana, sino levantarse en la madrugada a preparar todo, por lo que su día empieza a las 03:30 de la mañana, cuando muchas personas aún duermen.

Decidió que su sitio de venta sería el malecón, un sitio por donde no solo pasan muchas personas, sino que es el tránsito de personas que van a trabajar al campo y que debido a que van aun con el frío son clientes frecuentes, buscando aumentar su temperatura corporal.

“Este año decidí vender en la mañana y la tarde, todo el año, aunque la venta es buena de octubre a marzo, es cuando es mejor”, dice.

En temporada buena como son estos meses se pueden hacer de dos a tres termos de 19 litros de pinole, agregando uno de atole de coco, pues también hay quienes buscan estos.

“Sí es cansado como todo trabajo, me gusta el trabajo de la cocina (también ofrece) tamales fritos de puerco y camarón, haga de cuenta, los tamales los hace una hermana, ganamos todos en la familia”, dice.

El trabajo que decidió emprender está lejos del negocio en el que inició, por lo que no considera que sea competencia, pero además le da un plus que le hace sentir orgullo, pues en su pequeño negocio emplea a sus hermanas, apoyándola en freír y otra elaborando tamales de puerco y camarón que se ofrecen junto con los bollitos y las gorditas de nixtamal con queso.

Marcía apenas expresa el orgullo que tiene de que este negocio sea ya un referente en la zona, que la gente haga fila en ‘el atole y bollitos del malecón’ o que puedan decirle al llegar que ‘ya no hay’, tras esas palabras está la decisión de una mujer que quiso hacer más por ella y su familia.