Antes, en el panteón de Escuinapa se robaban flores y herrerías... hasta que llegó ‘Solovino’
Este cachorro de siete meses ha hecho suyo el lugar, donde recibe alimento y agua de los visitantes y él a cambio, resguarda el sitio
ESCUINAPA._Una queja recurrente en el panteón municipal Benito Juárez era el robo a las criptas, ya sea de flores como de herrería, esto ha cambiado en los últimos meses.
Y no es que la seguridad en el lugar haya mejorado o que se tenga un mayor número de empleados recorriendo el camposanto, es la presencia de un “peludito” de patas café con puntos blancos, lo que ha detenido los robos.
“Solovino” se convirtió en el guardián del panteón, lo recorre todo el día pero también por la noche, cuando el lugar se queda sin nadie que transite por el sitio.
Nació en el panteón, es el único hogar que conoce y al que cuida, ha crecido bajo la mirada de los albañiles que de manera habitual hacen trabajos entre las criptas y es compañero de día del cuidador del panteón Manuel Vásquez.
“Aquí se queda, aquí nació, es el guardián de aquí, cuando nos vamos (a casa) se echa en medio del descanso, le digo ‘Solovino’ aquí te quedas’ y ahí espera, hasta que llegamos”, expresa Manuel.
El perrito criollo que nació en el lugar, pero desconocen donde quedó su mamá, recibe croquetas de personas que van al panteón, que le agradecen la labor que hace.
Esta vacunado para evitar que pudiera tener algún daño, eso sí, no le gusta bañarse, cuando ve el agua corre, indica Manuel.
“La gente le trae croquetas, agua, comida, nosotros también, no le gusta el agua, le huye”, dice Manuel.
Solovino tiene 7 meses y su energía lo usa en el camposanto, recorriendo los diversos caminos, observando y tiene la astucia de reconocer quien esta en el lugar para hacer un daño, indica un albañil que de manera frecuente realiza trabajos en el lugar.
“Convive con la gente, con los vándalos no, a esos se les echa encima, antes se robaban las flores, la herrería, eran los locos que andaban en la calle, no le gusta la gente vaga, hace poco entro un ‘chavalo’ de un centro y salió ‘Solovino’”, explica.
Mientras se relatan las historias que el peludito hace, este se pasea entre las tumbas, posa para la cámara y observa cada detalle, ante cualquier ruido se muestra alerta, después de vigilar que no hay nadie, se acuesta sobre las criptas, cuida el descanso de los muertos de los que viven y que entraban a hacer daños al lugar.