Una vida entre el ulama de cadera y la política
Una jugadora profesional habló a Noroeste sobre su experiencia en el deporte prehispánico y su inmersión en el mundo político
EL QUELITE, Mazatlán._ Ana Lilia Cedillo Luna tiene 44 años de edad, es madre de familia, abuela y jugadora profesional de ulama y en contraste al deporte su día a día está implicado en la política de la Ciudad de México.
Ana no es para nada una novata en esta disciplina, son tres nacionales de ulama en su bolsillo de la mano del equipo de Nezahualcóyotl, al día de hoy entrena en otro equipo, pero la pasión sigue en el día a día.
“Ese es el compromiso que adquieren las personas cuando se vuelven jugadores de ulama, aprenderlo y transmitirlo porque lo que queremos es la difusión para que no se pierda la cultura”.
La experimentada jugadora explicó que es necesaria la difusión y extensión porque se paga mucho dinero por otros deportes y en uno que es endémico de la nación está fuera del mapa por múltiples e inentendibles razones.
Ana asegura que México tiene un problema de pagar por aprender deportes extranjeros, mientras que la Federación Mexicana de Ulama de Cadera trata de promover el deporte prehispánico a través de clínicas o talleres gratis, y aún así la gente muestra desinterés.
La vida lejos de la cancha y cerca de la política
Ana es licenciada en Derecho y es parte del equipo de un candidato a una alcaldía de la Ciudad de México, en su lucha política ha buscado que en las escuelas de la capital entre el ulama como práctica, si bien no obligatoria, sí como una alternativa para los alumnos.
“Que entre a las escuelas, no de manera obligatoria, pero sí ya como una clase de deportes, que sea una opción y que le estemos enseñando a los niños desde chiquitos la opción del ulama”.
En su andar por la vida pública ha instado a la sociedad y a los agentes políticos a ver por el deporte y porque la actividad física sea una prioridad, no solo en el sector joven sino en las diferentes edades del ser humano.
Ana sabe que la lucha no es fácil, pero espera que las tradiciones se preserven, sobre todo de la mano de personas que practican deporte prehispánico y realizan otras actividades que aportan a la misma preservación de la cultura.