Djokovic descifra a Kyrgios y gana su 7º título de Wimbledon
El balcánico conquista en Londres su 21ª corona individual de Grand Slam
LONDRES._ Novak Djokovic ha vuelto a grabar su nombre con letras de oro en el All England Lawn Tennis Club, donde la historia del tenis le sitúa ya en la parte alta del Olimpo.
El balcánico venció este domingo a Nick Kyrgios por 4-6, 6-3, 6-4, 7-6(3) sobre la hierba de Londres para levantar su título No. 21 de Grand Slam, la séptima corona de Wimbledon, subrayándole de nuevo en la carrera por convertirse en el tenis más laureado de todos los tiempos.
El triunfo del balcánico en la Centre Court le sitúa como una auténtica leyenda sobre el césped británico, donde ha igualado las siete conquistas de Williams Renshaw y Pete Sampras, quedando solamente por detrás del ocho veces campeón Roger Federer en toda la historia del torneo.
La manera en que Kyrgios afrontó el primer set fue toda una declaración de intenciones. Si el aussie había llegado a la final conservando el 94 por ciento de sus turnos al servicio, un golpe que Djokovic no había arañado en sus dos duelos previos, esa fuerza iba a ser clave para optar a la gloria. Ante el mejor restador del circuito, implacable en la línea de fondo, Kyrgios exhibió sus cartas. Nick apenas perdonó cinco puntos al servicio en toda la primera manga, mostrando al balcánico el precio que podría tener el encuentro. Una doble falta condenó a Novak en el único quiebre del parcial (3-2), suficiente para un Kyrgios incontenible al poner la pelota en juego.
El reto estaba servido sobre el césped de Londres. Por tercer partido consecutivo Djokovic, uno de los mayores supervivientes que ha visto el deporte, se veía obligado a remontar un partido incierto. Tras levantar dos mangas a Jannik Sinner en cuartos de final y voltear una manga a Cameron Norrie en las semifinales, la resistencia del serbio, esa innata capacidad para encontrar la vía a la victoria, volvía ser puesta a prueba. Si los grandes campeones prevalecen ante la adversidad, Wimbledon demandaba un nuevo esfuerzo a su mayor dominador reciente.
Esa reacción llegó al verde con habilidades bien conocidas. Djokovic logró extender los intercambios, exigió las piernas de Kyrgios y buscó con ahínco la derecha en movimiento del australiano, que penó en un juego capital (3-1) para su dominio. Tras enormes devoluciones, el balcánico arrebató el servicio a Nick gracias a un fortuito toque en la cinta, girando mentalmente la dinámica del partido. Novak tuvo que resistir ante una amenaza latente - 0/40 sirviendo para cerrar el parcial - pero logró hacer bueno el quiebre hasta equilibrar el encuentro. En un pulso con ocasiones contadas para herir al rival, apenas una bola de rotura en dos mangas, Djokovic sacó petróleo del único resquicio.
La temperatura interior de Kyrgios ascendió cuando el encuentro se convirtió en una batalla. Con el vigente campeón ajustado a la hierba, el australiano compitió reduciendo su margen de error. Nick no dudó en lanzar sus segundos servicios con una fuerza inusitada, buscó los golpes ganadores en posiciones defensivas y permitió que Djokovic cosechara un imposible. En el noveno juego del tercer set, pese a dominar 40/0, la adrenalina de Kyrgios le llevó a disparar las revoluciones, dejar escapar un situación de control y entregar su servicio al balcánico. Djokovic, en un ejercicio de resistencia total, volvió a aprovechar la oportunidad para hacerse dueño del marcador.
La situación espoleó la agresividad de Kyrgios, dispuesto a proteger sus opciones hasta la última pelota. Aunque Djokovic comenzaba a fluir en pista, restando con una anticipación nunca antes vista, los manotazos del australiano amenazaban con montar una nueva revuelta en el luminoso. Entonces, el serbio se empeñó en subrayar un sello del Big 3, no pestañear cuando la presión alcanza su máximo. Pese a los intentos de Kyrgios, Novak resistió en la manga más igualada del partido, dominada al servicio hasta el desempate.
El tiebreak situó a Kyrgios ante el todo o nada, con el precipicio acercándose en su primera final grande. La calma de Djokovic para competir emergió en el momento cumbre, restando cada servicio de Nick en la muerte súbita. Los golpes cortados del serbio, un muro en el fondo, terminaron de desordenar el juego y la mente del australiano, que claudicó cuando el partido le arrebató todo margen de error.
La Centre Court despidió entre aplausos a su gran campeón, un jugador que ha levantado un imperio sobre el césped de Londres. Con cuatro coronas consecutivas y una sensación de fortaleza total, Djokovic volvió a mandar un buen aviso: la historia sigue plenamente al alcance de sus manos.
(Con información de ATP)